El foco de atención del continente lo acaparaba Sudáfrica. Era 2008 y en dos años África se convertiría por primera vez en la sede de un mundial de fútbol. Nyaba Leon se encontraba entonces en Ghana. Su reportaje tenía que recoger los matices de la larga previa en la que vivía sumido el continente entero. Pero aquella tarde el taxista al que paró se empeñó en mostrarle una realidad muy diferente a la que gira en torno al mundo del fútbol. Al llegar allí, el olor a gas se apoderó de Nyaba.
Me llevó a uno de los vertederos de residuos electrónicos de Agbogbloshie Market, en Accra. Sentí una sensación de ahogo por la inhalación del gas tóxico y el intenso humo negro me impedía ver la línea del horizonte.
El fotógrafo aún no ha olvidado esas sensaciones. Que Ghana se había convertido en el e-basurero de Europa, Estados Unidos y Japón era algo que se venía denunciando desde hacía tiempo por parte de la ONU e investigadores de todo el mundo. Pero fue aquel taxista de Acra el que le hizo ser consciente de la situación que vivía el país, vecino de su natal Burkina Faso.
La quema de componentes de plástico y goma en los vertederos es diaria. Nyaba lo comprobó porque volvió varias veces a Agbogbloshie Market. Constató también que muchos de los que, después de la quema, recuperaban el cobre de los dispositivos eran niños de apenas 10 años. Si sus pulmones aún no se habían recuperado de la inhalación de humo y gas de su primera visita se podía hacer una idea de cómo esa exposición diaria a los vapores de PVC, al plomo o al mercurio estaría afectando a la salud de aquellos pequeños.
Los daños medioambientales eran también evidentes más allá de aquel vertedero. No en vano, Ghana, y en especial Accra, recibe buena parte de los 50 millones de toneladas de residuos electrónicos que, según la ONU, se genera en un solo año. El negocio es redondo para los mayoristas que compran el material que llega, en muchas ocasiones, desde los países más ricos bajo la etiqueta de bienes de segunda mano o de donaciones para esquivar los controles. Una vez recuperado el cobre, lo venden a Nigeria o a India para la fabricación de bisutería y joyas que comprarán en su mayoría europeos y norteamericanos.
Nyaba pudo con la impotencia de ver cómo día el día el negocio seguía a flote a costa de la salud de la población y del medioambiente de la ciudad. Su cámara le había acercado al problema y con ella tenía previsto denunciar la situación. A partir del 28 de agosto, todas las fotos que el fotógrafo de Burkina Faso, ganador del Union Européenne [JA1] Prize y el Foundation Blachère Prize en 2011, disparó en aquel vertedero podrán verse en Getxophoto.














El foco de atención del continente lo acaparaba Sudáfrica. Era 2008 y en dos años África se convertiría por primera vez en la sede de un mundial de fútbol. Nyaba Leon se encontraba entonces en Ghana. Su reportaje tenía que recoger los matices de la larga previa en la que vivía sumido el continente entero. Pero aquella tarde el taxista al que paró se empeñó en mostrarle una realidad muy diferente a la que gira en torno al mundo del fútbol. Al llegar allí, el olor a gas se apoderó de Nyaba.
Me llevó a uno de los vertederos de residuos electrónicos de Agbogbloshie Market, en Accra. Sentí una sensación de ahogo por la inhalación del gas tóxico y el intenso humo negro me impedía ver la línea del horizonte.
El fotógrafo aún no ha olvidado esas sensaciones. Que Ghana se había convertido en el e-basurero de Europa, Estados Unidos y Japón era algo que se venía denunciando desde hacía tiempo por parte de la ONU e investigadores de todo el mundo. Pero fue aquel taxista de Acra el que le hizo ser consciente de la situación que vivía el país, vecino de su natal Burkina Faso.
La quema de componentes de plástico y goma en los vertederos es diaria. Nyaba lo comprobó porque volvió varias veces a Agbogbloshie Market. Constató también que muchos de los que, después de la quema, recuperaban el cobre de los dispositivos eran niños de apenas 10 años. Si sus pulmones aún no se habían recuperado de la inhalación de humo y gas de su primera visita se podía hacer una idea de cómo esa exposición diaria a los vapores de PVC, al plomo o al mercurio estaría afectando a la salud de aquellos pequeños.
Los daños medioambientales eran también evidentes más allá de aquel vertedero. No en vano, Ghana, y en especial Accra, recibe buena parte de los 50 millones de toneladas de residuos electrónicos que, según la ONU, se genera en un solo año. El negocio es redondo para los mayoristas que compran el material que llega, en muchas ocasiones, desde los países más ricos bajo la etiqueta de bienes de segunda mano o de donaciones para esquivar los controles. Una vez recuperado el cobre, lo venden a Nigeria o a India para la fabricación de bisutería y joyas que comprarán en su mayoría europeos y norteamericanos.
Nyaba pudo con la impotencia de ver cómo día el día el negocio seguía a flote a costa de la salud de la población y del medioambiente de la ciudad. Su cámara le había acercado al problema y con ella tenía previsto denunciar la situación. A partir del 28 de agosto, todas las fotos que el fotógrafo de Burkina Faso, ganador del Union Européenne [JA1] Prize y el Foundation Blachère Prize en 2011, disparó en aquel vertedero podrán verse en Getxophoto.














¡qué vergüenza de mundo!
Estaría bien saber qué empresas son más responsables en su elección de materiales y cómo podemos deshacernos de los aparatos electrónicos sin que acaben en los lamentables «vertederos mundiales».
La Tragedia Electrónica
Esto también lo explican en el documental “Comprar, usar, tirar” sobre la obsolescencia programada. Lo más triste es que muchos de estos dispositivos se envian a estos paises no como residuos, sino “electrodomesticos de segunda mano” que se pueden reutilizar, pero en realidad es basura.
La verguenza es que ninguna empresa haya decidido realizar componentes modulares estandar para los electrodomesticos comunes. Para actualizar solo lo necesario. Pero claro, hay demasiado en juego
Alejandro Amieva, qué son esos componentes?
Creo que Alejandro se refiere a piezas que fueran intercambiables entre electrodomésticos de diferentes marcas. Poder cambiar el motor de la lavadora para darle más revoluciones de centrifugado sin necesidad de cambiar la lavadora completa.
En el caso de los ordenadores es en parte posible y en el de los teléfonos móviles creo que esto te puede interesar:
https://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_Ara
La situacion en Ghana es horrible. Para los que les interese la situacion en Ghana os recomiendo ver 2 documentales:
E-wasteland (2012): Reportaje de 20 minutos donde se muestran imagenes del dia a dia de el vertedero electronico en el que se ha convertido Ghana: http://www.e-wastelandfilm.com/
La tragedia electrónica (2014): Reportaje de 1h30 donde explican en qué consiste el trafico ilegal de residuos electronicos: http://youtu.be/jYstVpdj3KU
Si, recuerdo el final de aquel documental sobre la obsolescencia programada y su desolador final donde se mostraban los e-cementerios en África.
Parece que estamos en una espiral con una inercia terrible de consumir y volver a consumir lo último sin pensar más allá.
Hola, os escribo desde Ghana, esta mañana estuve por quinta vez en Agbogbloshie, donde realizo el trabajo de campo para mi master.
Agbogbloshie no es un cementerio de productos electrónicos. Hay una parte que es un vertedero de residuos sólidos urbanos, eso si. Pero los productos electrónicos que llegan allí no lo hacen para morir.
Para empezar, no todo el ewaste que llega a Ghana acaba en Agbogbloshie. Hasta un 85% del mismo se reutiliza o repara, y se revende. El otro 15% de las exportaciones si llega allí. Pero no solo llegan residuos electrónicos de fuera, cada vez hay más que llegan desde la propia Ghana.
Una vez allí, las placas electrónicas vuelven a salir muy pronto, vendidas a intermediarios nigerianos que a su vez las venden a exportadores chinos. Los cables se queman para extraer el cobre que es exportado después. Las partes metálicas se revenden. Todavía no tengo claro lo que pasa con los plásticos. Lo que si está claro es que Agbogbloshie es un taller, un centro de procesamiento, y no un vertedero ni un cementerio de ordenadores.
Hola,
Escribo desde Accra, en Ghana. Hoy he realizado la quinta visita a Agbogbloshie dentro de la investigación para mi master, y las cosas no son como muestran las fotografías ni el artículo. Lo que muestran es real, pero es una visión muy parcial de todo lo que sucede en Agbogbloshie.
Para empezar, el 85% de los ordenadores que se exportan a Ghana sí que son reutilizables, y de hecho se venden y/o reparan antes de llegar a Agbogbloshie.
A eso hay que añadir el creciente volumen de e-waste generado en la propia Ghana.
Hay que tener en cuenta que si esos ordenadores de segunda mano no llegase, los ghaneses no accederían a los productos electrónicos, pues con sus sueldos no pueden permitirse comprarse ordenadores nuevos.
Después hay que pensar en lo que hacen con un ordenador que no se puede usar, que es “basura”. Extraen el cobre y lo venden, venden las placas base, separan el plástico y parte lo reciclan, y la carcasa metálica se vende a una fundición. Volvamos a pensar sobre el concepto de “basura” aplicado a un ordenador en su final de vida.
Después hay que tener en cuenta la gente que vive de eso. Los trabajadores de Agbogbloshie viven de separar y vender metales. Si dejan de llegar, se quedan sin su sustento.
Y también que envían gran parte de sus ganancias a sus familias en el norte de Ghana, de donde son la mayor parte originarios. En el norte si que las pasan canutas, y muchas familias subsisten gracias al dinero que hacen los scrap dealers en Agbogbloshie.
Es necesario reconsiderar también la calificación de Agbogbloshie como “vertedero electrónico”. En realidad es un centro de procesamiento electrónico, pero los materiales entran y salen, no van allí a morir.
También es necesario revisar la parte de “electrónico”. Gran parte de los metales que entran en Agbogbloshie proceden de coches, y no de ordenadores. Los coches se desmantelan, sus cables se queman, los metales se revenden. Si no hubiera basura electrónica, seguirían existiendo los mismos problemas en Agbogbloshie.
Las fotografías que hemos visto no cuentan nada de esto, nos dan una visión parcial, que nos lleva a hacer propuestas erróneas y dañinas para la población local.
Si, los procesos que usan para obtener el cobre de los cables son de los más dañinos para la salud que se pueden imaginar. Pero la solución no es prohibir el tráfico de ordenadores viejos ni dejarles sin posibilidad de acceder a la sociedad de la información y sin sustento.
Si alguien está interesado en seguir mi trabajo aquí, aun me quedan 3 semanas, puede hacerlo a través de Twitter en @Recyhub.
que asco de cabra
achooooooooooooooooooooo que asco
pf la cabra
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