Parece que las noticias son como la comida. Sabemos que la acelga hervida es mejor para nuestra salud que una hamburguesa del McDonaldās, pero aun con el conocimiento de su parte, la comida basura suele ganarle a la verdura. En las noticias, con mucha frecuencia, el tema importante pierde la batalla de la audiencia frente al cotilleo, la anĆ©cdota con aderezo sexual o incluso unos simples gatitos. Y esta tendencia podrĆa estar detrĆ”s de un curioso fenómeno observado por Ā investigadores de los NIH (Institutos Nacionales de salud, por sus siglas en inglĆ©s)Ā publicado recientemente en la revistaĀ PLoS ONE. Cuando cubren información relacionada con laĀ investigación mĆ©dica, los periódicos prefieren los estudios cientĆficos de peor calidad.Ā (ArtĆculo de Materia Ciencia)
Para introducir un ejemplo de lo que suele suceder cuando la investigación pasa de las revistas especializadas a los medios de comunicación que llegan al pĆŗblico general, los autores del trabajo observaron la distinta suerte de dos artĆculos con similitudes publicados durante el mismo periodo. El primero de ellos era un gran estudio observacional que encontraba un vĆnculo entre el uso de estatinas, unos fĆ”rmacos que reducen el colesterol, y la mortalidad por cĆ”ncer. A partir de esos resultados, un medio como CBS News publicó que āLas personas que toman estatinas tienen menos probabilidades de morir por cĆ”ncerā yĀ Los Angeles TimesĀ titulaba que āLas estatinas pueden reducir el riesgo de morir por cĆ”ncerā.
El problema de estos titulares, segĆŗn los investigadores, es que podĆan llevar a los ciudadanos a extraer conclusiones excesivas para los resultados que se pueden obtener con un estudio observacional. Este tipo de anĆ”lisis puede encontrar una correlación entre dos fenómenos, como tomar estatinas y las menores probabilidades de tener cĆ”ncer, pero eso no significa que lo primero sea causa de lo segundo. Un estudio observacional, por ejemplo, podrĆa detectar queĀ ver la televisión mĆ”s de dos horas al dĆa estĆ” relacionado con un mayor riesgo cardiovascular.
No es la TV, sino el sedentarismo
Sin embargo, eso no significa que algĆŗn mecanismo del televisor daƱe el corazón. Un excesivo sedentarismo, que tambiĆ©n podrĆa estar relacionado con sentarse mĆ”s de dos horas al dĆa frente al televisor, puede ser la causa de los problemas cardiovasculares, pero esa relación causa efecto solo se puede determinar con un ensayo clĆnico controlado aleatorio diseƱado para eliminar sesgos que lleven a sacar conclusiones erróneas.
En este sentido, los autores del estudio, liderados por Vinay Prasad, de la rama de oncologĆa mĆ©dica del NIH, compararon el Ć©xito del estudio observacional que encontró una relación entre estatinas y menor cĆ”ncer con otro, este sĆ controlado y aleatorizado, que vio cómo el fĆ”rmaco T-DM1 redujo la mortalidad de mujeres enfermas con un tipo de cĆ”ncer de mama. Aunque este trabajo tambiĆ©n apareció en los medios, solo 77 noticias lo recogieron frente a 311 que se refirieron al de las estatinas.
Para comprobar que este ejemplo no era un caso Ćŗnico, los investigadores tomaron 75 artĆculos sobre investigación mĆ©dica publicados por cinco grandes periódicos comoĀ TheĀ New York TimesĀ o elĀ Washington Post, y los compararon con otros 75 trabajos publicados por cinco revistas de prestigio cientĆfico. En este anĆ”lisis, observaron que en los periódicos los ensayos observacionales ocuparon un mayor espacio que los aleatorizados, un 17% de los artĆculos frente al 35% de las revistas cientĆficas. Por el contrario, los trabajos observacionales tuvieron una presencia mayoritaria, el 75% de los publicados frente al 47% en las publicaciones cientĆficas.
Los medios influyen en los cientĆficos
El estudio recuerda ademĆ”s un efecto peculiar del trabajo periodĆstico en la ciencia. Los grandes medios, explican los investigadores, no solo influyen a los ciudadanos sin formación cientĆfica. Los mismos expertos tambiĆ©n modificaron su criterio en función de lo que publicaban los periódicos. En un estudio publicado en elĀ New England Journal of Medicine, se observó que los artĆculos cubiertos por elĀ New York Timesrecibieron un 72,8% mĆ”s de citas en revistas cientĆficas que los que no habĆan recibido esa atención.
En 1978, una huelga del periódico estadounidense permitió comprobar que este efecto no se debĆa a que los artĆculos elegidos fuesen los mĆ”s influyentes. Entonces, el periódico tenĆa una lista de artĆculos de ciencia mĆ©dica que pretendĆa cubrir, pero debido a la huelga se quedaron en solo una previsión. Pese a haber sido seleccionados por elĀ Times, al no aparecer en sus pĆ”ginas no vieron incrementado su nĆŗmero de citas como los que sĆ se imprimieron en el diario.
Aunque no dan una explicación para este sesgo de los medios de comunicación, Prasad y sus colegas recomiendan que los periodistas empleen el consejo de cientĆficos no relacionados con los estudios que quieren cubrir para tratar de definir quĆ© estudios, de mayor calidad cientĆfica, pueden merecer su atención.
Estamos en la sociedad de sólo importa el dinero de unos pocos
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