23 de enero 2014    /   IDEAS
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«En España el talento no se premia. Se premia robar y ser sinvergüenza»

23 de enero 2014    /   IDEAS     por          
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luces de bohemia

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Decía Nietzsche que «existe un puente invisible de un genio a otro» y esa senda es la que construye, realmente, «la verdadera historia de un pueblo». La fuerza ética de una nación se manifiesta en esos genios, a menudo filósofos y artistas. Ellos viven más allá del tumulto de la historia contemporánea. Van por delante de su tiempo y «la atención de sus contemporáneos se dirige lentamente hacia ellos».

Los filósofos y artistas representan un «freno de la rueda del tiempo» y «aparecen en las épocas de gran peligro, cuando la rueda gira más veloz». Y «a una determinada altura, todo coincide y se identifica: las ideas del filósofo, las obras del artista y las buenas acciones».

El pensador alemán escribió estas palabras entre 1872 y 1875, y jamás las vio publicadas. Hoy pueden leerse en su libro póstumo El libro del filósofo (editorial Taurus). Una obra de vigencia intacta y actualidad más allá del bien y del mal.

En tiempos turbios, en los que una sociedad parece caminar hacia atrás, surge la necesidad de explicaciones. Incluso de consuelo. Para un ánimo decrépito, el último alivio reside en el arte y la filosofía. En la de hoy y en la perpetua. En la que a menudo ha de volver en un eterno retorno.

espejo

En una calle de Madrid de apenas unos pasos hay dos espejos. Es el Callejón del Gato, muy cerca de Sol. En la pared, junto a un bar de bravas, hay dos espejos. Uno convierte al que se mira en un pez globo. Otro le pone patas arriba. Esos cristales llevan ahí más de un siglo. En ellos se fijó Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) y los utilizó para explicar su nueva forma de hacer teatro.

Los espejos devolvían una imagen de «esperpento» y el dramaturgo, en su escritura, intentó hacer lo mismo. Por eso llamó al nuevo género «el esperpento». Luces de bohemia inauguró la serie y, en sus páginas, aparece una imagen deformada, grotesca, ridícula, monstruosa y caricaturesca de la España de principios del siglo XX.

«Los personajes viven un momento trágico, terrible, pero no son capaces de verlo porque carecen de valores morales. La crítica del autor apunta contra todos –unos y otros– precisamente por esa falta de conciencia ética», escribe su nieto, Joaquín del Valle-Inclán, en la Guía de lectura de la edición de Luces de bohemia de Austral. «La obra no es una propuesta de solución para este estado de cosas. Es más bien un grito de protesta y de denuncia contra una sociedad cuyos valores han desaparecido y que ha convertido el mundo en ‘un esperpento’».

Lo estrafalario, como también lo llamó al principio el poeta y novelista gallego, supuso una nueva forma de mirar unos alrededores dolorosos. Implicó pasar la realidad por un filtro amargo que, al final, la acabó convirtiendo en algo cómico y paródico. En la propia obra, Luces de bohemia, lo explica así:

Max: Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.

Don Latino: ¡Estás completamente curda!

Max: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.

Don Latino: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!

Max: España es una deformación grotesca de la civilización europea.

Don Latino: ¡Pudiera! Yo me inhibo.

Max: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.

Don Latino: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.

Max: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.

Don Latino: ¿Y dónde está el espejo?

Max: En el fondo del vaso.

Don Latino: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!

Max: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.

Don Latino: Nos mudaremos al callejón del Gato.

Valle-Inclán dibujó en esta obra una España perdida entre lo ridículo y lo trágico. Un siglo después recurrimos al genio por si, como dijo Nietzsche, estamos otra vez inmersos en una época «de gran peligro». Pasamos algunas de las frases que dicen los personajes de Luces de bohemia por Notegraphy y obtenemos este paisaje.

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Decía Nietzsche que «existe un puente invisible de un genio a otro» y esa senda es la que construye, realmente, «la verdadera historia de un pueblo». La fuerza ética de una nación se manifiesta en esos genios, a menudo filósofos y artistas. Ellos viven más allá del tumulto de la historia contemporánea. Van por delante de su tiempo y «la atención de sus contemporáneos se dirige lentamente hacia ellos».

Los filósofos y artistas representan un «freno de la rueda del tiempo» y «aparecen en las épocas de gran peligro, cuando la rueda gira más veloz». Y «a una determinada altura, todo coincide y se identifica: las ideas del filósofo, las obras del artista y las buenas acciones».

El pensador alemán escribió estas palabras entre 1872 y 1875, y jamás las vio publicadas. Hoy pueden leerse en su libro póstumo El libro del filósofo (editorial Taurus). Una obra de vigencia intacta y actualidad más allá del bien y del mal.

En tiempos turbios, en los que una sociedad parece caminar hacia atrás, surge la necesidad de explicaciones. Incluso de consuelo. Para un ánimo decrépito, el último alivio reside en el arte y la filosofía. En la de hoy y en la perpetua. En la que a menudo ha de volver en un eterno retorno.

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En una calle de Madrid de apenas unos pasos hay dos espejos. Es el Callejón del Gato, muy cerca de Sol. En la pared, junto a un bar de bravas, hay dos espejos. Uno convierte al que se mira en un pez globo. Otro le pone patas arriba. Esos cristales llevan ahí más de un siglo. En ellos se fijó Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) y los utilizó para explicar su nueva forma de hacer teatro.

Los espejos devolvían una imagen de «esperpento» y el dramaturgo, en su escritura, intentó hacer lo mismo. Por eso llamó al nuevo género «el esperpento». Luces de bohemia inauguró la serie y, en sus páginas, aparece una imagen deformada, grotesca, ridícula, monstruosa y caricaturesca de la España de principios del siglo XX.

«Los personajes viven un momento trágico, terrible, pero no son capaces de verlo porque carecen de valores morales. La crítica del autor apunta contra todos –unos y otros– precisamente por esa falta de conciencia ética», escribe su nieto, Joaquín del Valle-Inclán, en la Guía de lectura de la edición de Luces de bohemia de Austral. «La obra no es una propuesta de solución para este estado de cosas. Es más bien un grito de protesta y de denuncia contra una sociedad cuyos valores han desaparecido y que ha convertido el mundo en ‘un esperpento’».

Lo estrafalario, como también lo llamó al principio el poeta y novelista gallego, supuso una nueva forma de mirar unos alrededores dolorosos. Implicó pasar la realidad por un filtro amargo que, al final, la acabó convirtiendo en algo cómico y paródico. En la propia obra, Luces de bohemia, lo explica así:

Max: Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.

Don Latino: ¡Estás completamente curda!

Max: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.

Don Latino: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!

Max: España es una deformación grotesca de la civilización europea.

Don Latino: ¡Pudiera! Yo me inhibo.

Max: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.

Don Latino: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.

Max: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.

Don Latino: ¿Y dónde está el espejo?

Max: En el fondo del vaso.

Don Latino: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!

Max: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.

Don Latino: Nos mudaremos al callejón del Gato.

Valle-Inclán dibujó en esta obra una España perdida entre lo ridículo y lo trágico. Un siglo después recurrimos al genio por si, como dijo Nietzsche, estamos otra vez inmersos en una época «de gran peligro». Pasamos algunas de las frases que dicen los personajes de Luces de bohemia por Notegraphy y obtenemos este paisaje.

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Opiniones 54
  • Gracias (y a todos ) por mandarme enlaces a juegos, pero de verdad verdadera que no me apetece ahora jugar.

  • Esto es nada respecto a otros país…en España se roba pero no hay tanta corrupción como otros país como Italia

  • Esto es nada respecto a otros país…en España se roba pero no hay tanta corrupción como otros país como Italia

  • Esto es nada respecto a otros país…en España se roba pero no hay tanta corrupción como otros país como Italia

  • Esto es nada respecto a otros país…en España se roba pero no hay tanta corrupción como otros país como Italia

  • no pongo me gusta por que no me gusta, pero que es cierto, i que la gente que cuando les hablas de corrupción y te contestan ” Che, que tu no eu faries? me da ganas de potar también

  • Desde que alguien pronunció por primera vez la palabra “España”, este país no ha dejado de ser lo mismo. Creo que en ningún rincón de Europa se ha odiado tanto a la inteligencia como aquí. La ciencia, el arte y el pensamiento se rechazan sin más. Luces de Bohemia…..genial!!!. Invito a leer Miau de Galdós. Leer esta novela, es leer la España de hoy pero también la de hace 500 años.

  • También en Méxicoooo!! Empezando por los políticos y la gente pobre de espíritu que no quiere trabajar!!

  • Artículos cómo este te dejan un sabor agridulce de claro-oscuros.

    Por un lado creo que poco ha cambiado España en el mensaje intrínseco de lo grotesco y esperpéntico desde principios del S XX. Sólo la tecnología tiene potencial de cambiar y cambiará la sociedad. Pero dificilmente cambiará la misma condición madrileño/española de siempre en las mismas miserias humanas, o ya se encargará la Constitución Española, que parece traida del Monte Sinaí, arrojadiza a cabezas ajenas, de que no cambie nada. Veremos.

    Pero por otro lado constato que el talento de algunos genios o genias españoles que tenemos hoy delante de nuestras narices sigue desde principios del siglo pasado en lo más alto. Aunque no sean premiados ni antes ni ahora. Pero los premios no traen la felicidad y el arte, la creatividad, el aprender haciendo y la filosofía sí. Max debió darse cuenta de esto antes de su trágica muerte.

    Así lo ve un catalán.

  • España carece de seriedad alguna, perdió el orgullo en algún punto indeciso, igualmente se burla de la dignidad y la honradez, el talento es expuesto a la cruel envidia inherente del carácter Español. Si alguien alza la voz, va en contra de establecido, es un idiota, o un loco. Donde los gobernantes son ladrones en trajes de diseñador y nadie se inmuta salvo cacareos ocasionales aplastados por el inefable y cuerpo policial, sin futuro salvo que su sol vibrante e imperecedero.
    España a dado glorias, y estas han huido de sus semejantes, temerosos de ser arrebatados de toda fe, y aun con todo un Español siempre siente orgullo patrio.

  • Genial! Aún recuerdo la teoría del “esperpento” . Fantástica equiparaci ‘on a nuestros días. Felicidades a yorokobu!

  • Comentarios cerrados.