Solo tendrÃa que encontrar el cómo. Y el cómo estaba en ella misma, en su subconsciente. Sus ojos comenzaron a multiplicarse, su boca (o sus bocas) empezaron a desplazarse. Aquel que la veÃa quedaba hipnotizado, mareado o asustado, pero nunca indiferente. Y asà fue como llegó a tener más de un millón de seguidores en Instagram, toda una legión de gente que ve cómo su cara está a punto de hacerse pedazos y, de pronto, sigue en su sitio.Â
Pero Mimi Choi no está sola. Aunque considera que su trabajo no se parece al de otras artistas del maquillaje que arrasan en Instagram, como Hugry, Dain Yoon, Vanessa Davis o Yezamyn Douglas, entre otras. Toda ellas se han convertido en artÃfices de un mundo estrafalario, inquietante y colorido, a veces mórbido y tenebroso, que arrastra millones de seguidores en Instagram y que tiene, como elemento fundamental, el rostro como soporte de un maquillaje tan extremo que deja de ser maquillaje tal como lo entendemos para convertirse en arte. Y ocurre, claro, en una red que lo estaba pidiendo a gritos desde que se extendió el uso de filtros de tipo Snapchat. La de la imagen por excelencia y en la que casi nunca, casi nada, es lo que parece.Â
Esa manera la encontró hace solo dos años. Jezamyn apenas puede ver la lÃnea que separa realidad y fantasÃa porque le parece «tan bonito crear un look que es tan realista a pesar de que una pintura en 2D parezca en 3D». A ella la edición fotográfica no le interesa demasiado y solo utiliza Instagram como una plataforma para mostrar su trabajo. El mundo, la realidad, es lo que inspira los mundos fantasiosos que luego plasma en su cara y busto. «La inspiración me llega de todo lo que me rodea; intento estar a la última, uso mucho Pinterest y miro fotos en Google porque me ayuda a conseguir que una ilusión parezca mucho más realista», añade.Â
Al igual que ella, Mimi Choi trata de evocar emociones y sentimientos. Ese es para ella su verdadero triunfo: «Si se sienten mareados o asustados, lo cuento como un logro. Muchos de mis looks mórbidos están inspirados por mi parálisis del sueño, en la que mi mente está consciente pero mi cuerpo no responde justo antes de que me despierte», cuenta a Yorokobu. Ese momento, nunca demasiado largo ni demasiado breve, hace a Mimi tener «visiones aterradoras» de las que ha encontrado la manera de librarse: «Me he dado cuenta de que cuando las pinto nunca más vuelvo a tener esa misma alucinación».Â
Solo tendrÃa que encontrar el cómo. Y el cómo estaba en ella misma, en su subconsciente. Sus ojos comenzaron a multiplicarse, su boca (o sus bocas) empezaron a desplazarse. Aquel que la veÃa quedaba hipnotizado, mareado o asustado, pero nunca indiferente. Y asà fue como llegó a tener más de un millón de seguidores en Instagram, toda una legión de gente que ve cómo su cara está a punto de hacerse pedazos y, de pronto, sigue en su sitio.Â
Pero Mimi Choi no está sola. Aunque considera que su trabajo no se parece al de otras artistas del maquillaje que arrasan en Instagram, como Hugry, Dain Yoon, Vanessa Davis o Yezamyn Douglas, entre otras. Toda ellas se han convertido en artÃfices de un mundo estrafalario, inquietante y colorido, a veces mórbido y tenebroso, que arrastra millones de seguidores en Instagram y que tiene, como elemento fundamental, el rostro como soporte de un maquillaje tan extremo que deja de ser maquillaje tal como lo entendemos para convertirse en arte. Y ocurre, claro, en una red que lo estaba pidiendo a gritos desde que se extendió el uso de filtros de tipo Snapchat. La de la imagen por excelencia y en la que casi nunca, casi nada, es lo que parece.Â
Esa manera la encontró hace solo dos años. Jezamyn apenas puede ver la lÃnea que separa realidad y fantasÃa porque le parece «tan bonito crear un look que es tan realista a pesar de que una pintura en 2D parezca en 3D». A ella la edición fotográfica no le interesa demasiado y solo utiliza Instagram como una plataforma para mostrar su trabajo. El mundo, la realidad, es lo que inspira los mundos fantasiosos que luego plasma en su cara y busto. «La inspiración me llega de todo lo que me rodea; intento estar a la última, uso mucho Pinterest y miro fotos en Google porque me ayuda a conseguir que una ilusión parezca mucho más realista», añade.Â
Al igual que ella, Mimi Choi trata de evocar emociones y sentimientos. Ese es para ella su verdadero triunfo: «Si se sienten mareados o asustados, lo cuento como un logro. Muchos de mis looks mórbidos están inspirados por mi parálisis del sueño, en la que mi mente está consciente pero mi cuerpo no responde justo antes de que me despierte», cuenta a Yorokobu. Ese momento, nunca demasiado largo ni demasiado breve, hace a Mimi tener «visiones aterradoras» de las que ha encontrado la manera de librarse: «Me he dado cuenta de que cuando las pinto nunca más vuelvo a tener esa misma alucinación».Â