Mitos y mentiras que pueden arruinar la vida sexual de las personas
ÂĄYorokobu gratis en formato digital!
«Los seres humanos tenemos por naturaleza tendencia a establecer mitos, porque cuando no conocemos algo sobre alguna cosa, nos lo inventamos», comenta Ana LombardĂa, terapeuta sexual, sobre esas falsas creencias que giran alrededor de la sexualidad humana. Y lo de inventarse historias estĂĄ muy bien para la literatura, pero no para la vida real.
LombardĂa ha analizado algunos de los mitos sexuales mĂĄs extendidos en un estudio para la marca de juguetes erĂłticos We-Vibe con el fin de desterrarlos definitivamente.
EL SEXO EN SOLITARIO MATA LA PAREJA
La masturbaciĂłn es algo aceptado socialmente, pero solo si no tienes pareja. Cuando es asĂ, suele interpretarse como una señal de que algo no funciona en esa relaciĂłn.
«Es perfectamente normal y bueno si sabes lo que quieres y lo que no quieres», corrobora Ana LombardĂa. «El sexo en solitario ayuda al autodescubrimiento y es fundamentalmente diferente del sexo con la pareja. AsĂ que no significa que la masturbaciĂłn sustituya o compita con los momentos Ăntimos en pareja».
Al contrario, conocer el propio cuerpo, sus preferencias y sus necesidades, puede reforzar esa relación de pareja, ademås de añadir variedad a su vida sexual.
LA MENSTRUACIĂN COMO ANTICONCEPTIVO
¿Cuåntos niños no habrån venido a este mundo porque sus padres tuvieron relaciones sexuales sin protección durante la menstruación de la madre?
Lo cierto es que, aunque la probabilidad de quedarse embarazada no es muy alta cuando se tiene la regla, «tambiĂ©n se puede ser fĂ©rtil durante la menstruaciĂłn. Y siempre se puede contraer una ITS, por lo que las parejas deben utilizar mĂ©todos anticonceptivos incluso durante estos dĂas».
Ahora bien, tomar precauciones no estĂĄ reñido con no tener relaciones durante la menstruaciĂłn. Porque ese ha sido otro de los grandes tabĂșs en el sexo. De hecho, hay muchas mujeres que aseguran sentir mĂĄs placer cuando tienen la regla. Y si se necesita añadir una ventaja mĂĄs, segĂșn el estudio Menstrubation que realizĂł para Womanizer, los orgasmos alivian los dolores asociados a la menstruaciĂłn.
EL HIMEN NO ES ESO QUE TEN HAN CONTADO
Algunos mitos estĂĄn tan arraigados en nuestras cabezas pensantes que cuesta evitar el asombro. Por ejemplo, todo lo que rodea a la virginidad femenina y al himen en particular.
«Algunas personas tienen himen, que es un anillo de membrana mucosa que rodea la entrada de la vagina, pero no la cierra», explica la sexĂłloga en el estudio. «El llamado himen es estirable y, en la mayorĂa de las personas que lo tienen, el himen no cambia ni siquiera cuando se produce el parto vaginal». AsĂ pues, el sangrado en las primeras relaciones sexuales no sucede porque el himen se rompa, sino, probablemente, por falta de humedad en la vagina. Como tampoco es cierto que, si no hay sangrado en ese primer coito, sea una prueba de que la persona no sea virgen.
En relaciĂłn con este Ășltimo tema, llama la atenciĂłn que todavĂa de le dĂ© tanta importancia a la virginidad femenina. No dejan de ser sorprendentes las noticias relacionadas con ciertas famosas que aseguran haberse sometido a cirugĂas de reconstrucciĂłn del himen.
«Efectivamente, tiene que ver con esta idea de que es mejor que la mujer sea virgen, porque eso te da cierto valor, te aumenta tu valor como mujer», comenta LombardĂa. «En el momento en que ya has tenido relaciones sexuales, parece que has perdido lo mĂĄs preciado que tienes, porque es como una cosa Ășnica, algo que no pasa con los hombres. No es tan preciada la virginidad de los hombres como la de las mujeres. Al final tiene que ver con toda esa idea, de que es bueno, eres mejor porque eres mĂĄs pura, mĂĄs digna, mĂĄs limpia si no has tenido relaciones sexuales».
«Hay ciertas ideologĂas que todavĂa dan mucho valor a eso, a veces de ultraderecha y a veces tienen que ver con la religiĂłn o con ciertas tradiciones: tradiciĂłn musulmana, tradiciĂłn gitana⊠Pero, por supuesto, todo depende de cada persona, no se puede generalizar», concluye la sexĂłloga.
CON LA PENETRACIĂN HEMOS TOPADO
Asociar una relaciĂłn sexual plena y gozosa a la penetraciĂłn suele ser muy comĂșn. Esto puede ser asĂ para los hombres, pero en el caso de las mujeres, la penetraciĂłn por sĂ misma no garantiza un orgasmo. De hecho, segĂșn el estudio de We-Vibe, el 48,5% de las mujeres encuestadas afirmaron que siempre o casi siempre necesitan estimulaciĂłn adicional del clĂtoris durante las relaciones sexuales con su pareja para experimentar un orgasmo.
Ana LombardĂa recuerda que el sexo no se limita a la penetraciĂłn, sino que pude albergar prĂĄcticas muy variadas. «Todo aquello que sea placentero, positivo, deseado y consensuado es una forma de sexualidad», afirma.
Pero el gran tabĂș de la penetraciĂłn viene cuando hablamos de hombres. Para muchos de ellos, ser penetrados analmente es algo propio de homosexuales. Y nada mĂĄs lejos de la realidad.
Pråcticas como el peggin, en la que una mujer penetra analmente a un hombre valiéndose de una prótesis sujeta a arnés, son cada vez mås demandadas por hombres heterosexuales ya que pueden resultar extremadamente placenteras.
«Es una prĂĄctica muy deseada por muchos hombres, aunque no se reconozca tan abiertamente», confirma la terapeuta sexual. «Hay una gran ola de hombres que estĂĄn descubriendo esto y a los que les gusta muchĂsimo. Porque ya no es solo el hecho de la penetraciĂłn o de la estimulaciĂłn fĂsica que puedes estar recibiendo, sino que el hecho de ser penetrado tambiĂ©n supone el que sea la otra persona la que lleve el control, que otra persona entre en ti. Tiene que ver con el control, con el poder».
En realidad, es un cambio de rol: no es lo mismo penetrar que ser penetrado, y eso tiene también su punto. «Aparte de la estimulación sensorial que puedas conseguir en la zona, es el cambio de rol, el dejar que otra persona sea la que lleve las riendas en ese momento».
LOS HOMBRES SIEMPRE TIENEN GANAS
Asociar el deseo sexual a un gĂ©nero es uno de los grandes mitos en este sentido. Eso de que los tĂos estĂĄn siempre dispuestos a follar y que las mujeres, por el contrario, son mĂĄs desganadas es tan falso como un euro de corcho.
«Tu deseo sexual no estĂĄ condicionado por tu gĂ©nero. Es perfectamente normal no querer sexo a veces, y no significa automĂĄticamente que algo estĂ© mal. La pasiĂłn o la falta de ella tiene mĂĄs que ver con la forma en que accedemos a nuestra sexualidad», dice Ana LombardĂa.
A menudo, la falta de erecciĂłn se entiende como falta de deseo. Pero en realidad, los hombres pueden sentir muchĂsimo placer e incluso llegar al orgasmo sin necesidad de tener una erecciĂłn.
Y ahĂ llega otro mito: si no se le pone dura, un hombre no puede sentir placer. Aunque esto denota, mĂĄs bien, un problema de educaciĂłn sexual que nos afecta a todas las personas.
«Pues sĂ. La verdad es que la educaciĂłn sexual ahora mismo es bastante deficitaria en nuestro paĂs, y hay muy poca y estĂĄ muy centrada en estos mitos de que la penetraciĂłn es el centro de todo, el pene es el centro de todo; muy genitalizada. Y perdemos un gran abanico de prĂĄcticas sexuales que podrĂan resultar tremendamente placenteras», asiente Ana LombardĂa.
«Tener orgasmos sin que haya erecciĂłn implica otro tipo de estimulaciĂłn, otro tipo de excitaciĂłn, otra serie de prĂĄcticas que, a dĂa de hoy, por parte de los hombres, no se practican tanto. Al final, nos limitamos a la penetraciĂłn, a estimular los genitales de una manera determinada, pero cuando te sales un poco de ese abanico, las posibilidades de placer se multiplican. Siempre se dice mucho: âNo, es que las mujeres sois multiorgĂĄsmicas; quĂ© suerte tenĂ©is, los hombres noâ. No, no, es que los hombres tambiĂ©n pueden serlo».
NUEVAS SEXUALIDADES, NUEVOS MITOS
Hasta ahora, los mitos sexuales descritos parecen afectar mĂĄs a personas heterosexuales y binarias. Pero estamos en un momento en el que otras identidades sexuales piden romper con ese esquema tradicional. Y ante nuevas sexualidades, nuevos mitos al respecto.
«Yo creo que uno de los grandes mitos es pensar que esto es nuevo (la intersexualidad, bisexualidad, etc.). Esto no es nuevo, es de toda la vida, solo que ahora se estĂĄ visibilizando mĂĄs; y estos colectivos sienten la necesidad de tener una etiqueta para ellos que los defina y que, por tanto, se los reconozca y se les haga mĂĄs visibles», asegura Ana LombardĂa.
«Uno de los grandes mitos que damos por sentado es la heterosexualidad normativa de todo el mundo. TĂș conoces a alguien y de inmediato asumes que es heterosexual a la hora de relacionarte con esa persona o de tratarla. Incluso a nivel cientĂfico».
Esto es algo que se ve mejor con un ejemplo. Cuando una mujer lesbiana va al médico, se asume que es heterosexual, y se le hace un reconocimiento y una serie de preguntas como si fuese una persona hetero.
«Todo el reconocimiento que le estĂĄs haciendo no sirve porque no se acuesta con hombres. Por tanto, las infecciones que pueda tener o las molestias que pueda tener no tienen nada que ver. Las preguntas que hay que hacerles son distintas. Ni siquiera existen protocolos, se asume inmediatamente que eres normativa. Y eso afecta muchĂsimo a todo. Desde cosas tan obvias como la medicina, que es la parte mĂĄs cientĂfica y la que mĂĄs puesta deberĂa estar aquĂ».
OTROS âCLĂSICOSâ QUE CONVIENE DESCARTAR
«El del tamaño del pene, por supuesto. Pero hay otros.
El de que las mujeres tenemos menos deseo que los hombres o que nos excitamos con mĂĄs lentitud; ese es un gran mito», responde sin dudar Ana LombardĂa.
«No es que tengamos menos deseo o que seamos mĂĄs lentas a la hora de llegar al orgasmo, es que la mayor parte de los encuentros heterosexuales giran en torno al placer del hombre. Si todo girase â o hubiese mĂĄs parte que giraseâ en torno a nosotras, serĂamos igual de rĂĄpidas a la hora de excitarnos y de llegar al orgasmo. Y se sigue pensando que como somos mĂĄs lentas, es por naturaleza; y no se hace nada para solucionarlo. Y no, no, dame lo que necesito y verĂĄs que voy a ser igual de rĂĄpida o mĂĄs que tĂș. TambiĂ©n, el colocarnos a nosotras en ese lugar nos deja indefensas, y eso es un gran mito que hay que quitar de encima».
El otro gran clĂĄsico de los mitos sexuales es el que afirma que los hombres siempre llegan al orgasmo con facilidad. «Eso tambiĂ©n es mentira. Hay hombres que pueden tardar mucho en llegar al orgasmo porque les cuesta soltarse, desinhibirse, porque estĂĄn acostumbrados a llegar al orgasmo siempre de la misma forma y cuando tĂș se lo haces de otra manera, les cuesta».
LOS MITOS SEXUALES NO SON CUESTIĂN DE GĂNERO
La mitologĂa sexual, Âżafecta mĂĄs a mujeres que a hombres o viceversa? LombardĂa no sabe valorarlo cuantitativamente, aunque no cree que varĂe demasiado en un sexo u otro. «SĂ que es cierto que para las mujeres, como llevamos un par de dĂ©cadas que estamos trabajando muchĂsimo sobre nuestra propia sexualidad y estamos avanzando un montĂłn, se van derribando mĂĄs esos mitos. Pero todavĂa en el caso de los hombres se estĂĄn derribando menos. De sexualidad masculina se habla peor. Se habla mucho, pero se habla mal, en regla general. Ahora, con la femenina, se estĂĄ empezando a hablar con mĂĄs propiedad. Yo creo que esa diferencia tiene que ver mĂĄs con esto, ahora mismo».
Y esto es un problema que nos afecta a todos, independientemente de nuestro género. Para tratar de revertir esa situación, la terapeuta sexual escribió Hablando con ellos. La sexualidad de los hombres hetero, un libro dirigido, afirma, «a reeducar a los hombres y a que puedan tener una conciencia distinta sobre lo que es su propia sexualidad. Porque es que hasta que los hombres heterosexuales no derriben todos estos mitos y todas estas barreras en torno a su propia sexualidad, el resto de sexualidades no vamos a poder avanzar».
«Si las mujeres heterosexuales avanzamos, nos empoderamos, pero si los hombres con los que nos acostamos se quedan atrĂĄs, no podemos desarrollar del todo nuestra sexualidad», continĂșa explicando. «QuizĂĄ sĂ a nivel individual, pero no la podemos desarrollar en pareja. Por eso necesitamos que ellos tambiĂ©n empiecen a crecer y a liberarse de todo esto, porque si no, no podemos hacer nada si ellos no avanzan».
Pero el resto de sexualidades también se ven afectadas por esa heterosexualidad imperante, en opinión de la sexóloga. «Si eres un hombre homosexual, la heterosexualidad también te afecta porque impone un modelo de masculinidad y un modelo de relaciones sexuales. Y a las mujeres lesbianas, exactamente igual. Por eso es muy importante que ellos puedan acabar de crecer.
ÂĄYorokobu gratis en formato digital!
«Los seres humanos tenemos por naturaleza tendencia a establecer mitos, porque cuando no conocemos algo sobre alguna cosa, nos lo inventamos», comenta Ana LombardĂa, terapeuta sexual, sobre esas falsas creencias que giran alrededor de la sexualidad humana. Y lo de inventarse historias estĂĄ muy bien para la literatura, pero no para la vida real.
LombardĂa ha analizado algunos de los mitos sexuales mĂĄs extendidos en un estudio para la marca de juguetes erĂłticos We-Vibe con el fin de desterrarlos definitivamente.
EL SEXO EN SOLITARIO MATA LA PAREJA
La masturbaciĂłn es algo aceptado socialmente, pero solo si no tienes pareja. Cuando es asĂ, suele interpretarse como una señal de que algo no funciona en esa relaciĂłn.
«Es perfectamente normal y bueno si sabes lo que quieres y lo que no quieres», corrobora Ana LombardĂa. «El sexo en solitario ayuda al autodescubrimiento y es fundamentalmente diferente del sexo con la pareja. AsĂ que no significa que la masturbaciĂłn sustituya o compita con los momentos Ăntimos en pareja».
Al contrario, conocer el propio cuerpo, sus preferencias y sus necesidades, puede reforzar esa relación de pareja, ademås de añadir variedad a su vida sexual.
LA MENSTRUACIĂN COMO ANTICONCEPTIVO
¿Cuåntos niños no habrån venido a este mundo porque sus padres tuvieron relaciones sexuales sin protección durante la menstruación de la madre?
Lo cierto es que, aunque la probabilidad de quedarse embarazada no es muy alta cuando se tiene la regla, «tambiĂ©n se puede ser fĂ©rtil durante la menstruaciĂłn. Y siempre se puede contraer una ITS, por lo que las parejas deben utilizar mĂ©todos anticonceptivos incluso durante estos dĂas».
Ahora bien, tomar precauciones no estĂĄ reñido con no tener relaciones durante la menstruaciĂłn. Porque ese ha sido otro de los grandes tabĂșs en el sexo. De hecho, hay muchas mujeres que aseguran sentir mĂĄs placer cuando tienen la regla. Y si se necesita añadir una ventaja mĂĄs, segĂșn el estudio Menstrubation que realizĂł para Womanizer, los orgasmos alivian los dolores asociados a la menstruaciĂłn.
EL HIMEN NO ES ESO QUE TEN HAN CONTADO
Algunos mitos estĂĄn tan arraigados en nuestras cabezas pensantes que cuesta evitar el asombro. Por ejemplo, todo lo que rodea a la virginidad femenina y al himen en particular.
«Algunas personas tienen himen, que es un anillo de membrana mucosa que rodea la entrada de la vagina, pero no la cierra», explica la sexĂłloga en el estudio. «El llamado himen es estirable y, en la mayorĂa de las personas que lo tienen, el himen no cambia ni siquiera cuando se produce el parto vaginal». AsĂ pues, el sangrado en las primeras relaciones sexuales no sucede porque el himen se rompa, sino, probablemente, por falta de humedad en la vagina. Como tampoco es cierto que, si no hay sangrado en ese primer coito, sea una prueba de que la persona no sea virgen.
En relaciĂłn con este Ășltimo tema, llama la atenciĂłn que todavĂa de le dĂ© tanta importancia a la virginidad femenina. No dejan de ser sorprendentes las noticias relacionadas con ciertas famosas que aseguran haberse sometido a cirugĂas de reconstrucciĂłn del himen.
«Efectivamente, tiene que ver con esta idea de que es mejor que la mujer sea virgen, porque eso te da cierto valor, te aumenta tu valor como mujer», comenta LombardĂa. «En el momento en que ya has tenido relaciones sexuales, parece que has perdido lo mĂĄs preciado que tienes, porque es como una cosa Ășnica, algo que no pasa con los hombres. No es tan preciada la virginidad de los hombres como la de las mujeres. Al final tiene que ver con toda esa idea, de que es bueno, eres mejor porque eres mĂĄs pura, mĂĄs digna, mĂĄs limpia si no has tenido relaciones sexuales».
«Hay ciertas ideologĂas que todavĂa dan mucho valor a eso, a veces de ultraderecha y a veces tienen que ver con la religiĂłn o con ciertas tradiciones: tradiciĂłn musulmana, tradiciĂłn gitana⊠Pero, por supuesto, todo depende de cada persona, no se puede generalizar», concluye la sexĂłloga.
CON LA PENETRACIĂN HEMOS TOPADO
Asociar una relaciĂłn sexual plena y gozosa a la penetraciĂłn suele ser muy comĂșn. Esto puede ser asĂ para los hombres, pero en el caso de las mujeres, la penetraciĂłn por sĂ misma no garantiza un orgasmo. De hecho, segĂșn el estudio de We-Vibe, el 48,5% de las mujeres encuestadas afirmaron que siempre o casi siempre necesitan estimulaciĂłn adicional del clĂtoris durante las relaciones sexuales con su pareja para experimentar un orgasmo.
Ana LombardĂa recuerda que el sexo no se limita a la penetraciĂłn, sino que pude albergar prĂĄcticas muy variadas. «Todo aquello que sea placentero, positivo, deseado y consensuado es una forma de sexualidad», afirma.
Pero el gran tabĂș de la penetraciĂłn viene cuando hablamos de hombres. Para muchos de ellos, ser penetrados analmente es algo propio de homosexuales. Y nada mĂĄs lejos de la realidad.
Pråcticas como el peggin, en la que una mujer penetra analmente a un hombre valiéndose de una prótesis sujeta a arnés, son cada vez mås demandadas por hombres heterosexuales ya que pueden resultar extremadamente placenteras.
«Es una prĂĄctica muy deseada por muchos hombres, aunque no se reconozca tan abiertamente», confirma la terapeuta sexual. «Hay una gran ola de hombres que estĂĄn descubriendo esto y a los que les gusta muchĂsimo. Porque ya no es solo el hecho de la penetraciĂłn o de la estimulaciĂłn fĂsica que puedes estar recibiendo, sino que el hecho de ser penetrado tambiĂ©n supone el que sea la otra persona la que lleve el control, que otra persona entre en ti. Tiene que ver con el control, con el poder».
En realidad, es un cambio de rol: no es lo mismo penetrar que ser penetrado, y eso tiene también su punto. «Aparte de la estimulación sensorial que puedas conseguir en la zona, es el cambio de rol, el dejar que otra persona sea la que lleve las riendas en ese momento».
LOS HOMBRES SIEMPRE TIENEN GANAS
Asociar el deseo sexual a un gĂ©nero es uno de los grandes mitos en este sentido. Eso de que los tĂos estĂĄn siempre dispuestos a follar y que las mujeres, por el contrario, son mĂĄs desganadas es tan falso como un euro de corcho.
«Tu deseo sexual no estĂĄ condicionado por tu gĂ©nero. Es perfectamente normal no querer sexo a veces, y no significa automĂĄticamente que algo estĂ© mal. La pasiĂłn o la falta de ella tiene mĂĄs que ver con la forma en que accedemos a nuestra sexualidad», dice Ana LombardĂa.
A menudo, la falta de erecciĂłn se entiende como falta de deseo. Pero en realidad, los hombres pueden sentir muchĂsimo placer e incluso llegar al orgasmo sin necesidad de tener una erecciĂłn.
Y ahĂ llega otro mito: si no se le pone dura, un hombre no puede sentir placer. Aunque esto denota, mĂĄs bien, un problema de educaciĂłn sexual que nos afecta a todas las personas.
«Pues sĂ. La verdad es que la educaciĂłn sexual ahora mismo es bastante deficitaria en nuestro paĂs, y hay muy poca y estĂĄ muy centrada en estos mitos de que la penetraciĂłn es el centro de todo, el pene es el centro de todo; muy genitalizada. Y perdemos un gran abanico de prĂĄcticas sexuales que podrĂan resultar tremendamente placenteras», asiente Ana LombardĂa.
«Tener orgasmos sin que haya erecciĂłn implica otro tipo de estimulaciĂłn, otro tipo de excitaciĂłn, otra serie de prĂĄcticas que, a dĂa de hoy, por parte de los hombres, no se practican tanto. Al final, nos limitamos a la penetraciĂłn, a estimular los genitales de una manera determinada, pero cuando te sales un poco de ese abanico, las posibilidades de placer se multiplican. Siempre se dice mucho: âNo, es que las mujeres sois multiorgĂĄsmicas; quĂ© suerte tenĂ©is, los hombres noâ. No, no, es que los hombres tambiĂ©n pueden serlo».
NUEVAS SEXUALIDADES, NUEVOS MITOS
Hasta ahora, los mitos sexuales descritos parecen afectar mĂĄs a personas heterosexuales y binarias. Pero estamos en un momento en el que otras identidades sexuales piden romper con ese esquema tradicional. Y ante nuevas sexualidades, nuevos mitos al respecto.
«Yo creo que uno de los grandes mitos es pensar que esto es nuevo (la intersexualidad, bisexualidad, etc.). Esto no es nuevo, es de toda la vida, solo que ahora se estĂĄ visibilizando mĂĄs; y estos colectivos sienten la necesidad de tener una etiqueta para ellos que los defina y que, por tanto, se los reconozca y se les haga mĂĄs visibles», asegura Ana LombardĂa.
«Uno de los grandes mitos que damos por sentado es la heterosexualidad normativa de todo el mundo. TĂș conoces a alguien y de inmediato asumes que es heterosexual a la hora de relacionarte con esa persona o de tratarla. Incluso a nivel cientĂfico».
Esto es algo que se ve mejor con un ejemplo. Cuando una mujer lesbiana va al médico, se asume que es heterosexual, y se le hace un reconocimiento y una serie de preguntas como si fuese una persona hetero.
«Todo el reconocimiento que le estĂĄs haciendo no sirve porque no se acuesta con hombres. Por tanto, las infecciones que pueda tener o las molestias que pueda tener no tienen nada que ver. Las preguntas que hay que hacerles son distintas. Ni siquiera existen protocolos, se asume inmediatamente que eres normativa. Y eso afecta muchĂsimo a todo. Desde cosas tan obvias como la medicina, que es la parte mĂĄs cientĂfica y la que mĂĄs puesta deberĂa estar aquĂ».
OTROS âCLĂSICOSâ QUE CONVIENE DESCARTAR
«El del tamaño del pene, por supuesto. Pero hay otros.
El de que las mujeres tenemos menos deseo que los hombres o que nos excitamos con mĂĄs lentitud; ese es un gran mito», responde sin dudar Ana LombardĂa.
«No es que tengamos menos deseo o que seamos mĂĄs lentas a la hora de llegar al orgasmo, es que la mayor parte de los encuentros heterosexuales giran en torno al placer del hombre. Si todo girase â o hubiese mĂĄs parte que giraseâ en torno a nosotras, serĂamos igual de rĂĄpidas a la hora de excitarnos y de llegar al orgasmo. Y se sigue pensando que como somos mĂĄs lentas, es por naturaleza; y no se hace nada para solucionarlo. Y no, no, dame lo que necesito y verĂĄs que voy a ser igual de rĂĄpida o mĂĄs que tĂș. TambiĂ©n, el colocarnos a nosotras en ese lugar nos deja indefensas, y eso es un gran mito que hay que quitar de encima».
El otro gran clĂĄsico de los mitos sexuales es el que afirma que los hombres siempre llegan al orgasmo con facilidad. «Eso tambiĂ©n es mentira. Hay hombres que pueden tardar mucho en llegar al orgasmo porque les cuesta soltarse, desinhibirse, porque estĂĄn acostumbrados a llegar al orgasmo siempre de la misma forma y cuando tĂș se lo haces de otra manera, les cuesta».
LOS MITOS SEXUALES NO SON CUESTIĂN DE GĂNERO
La mitologĂa sexual, Âżafecta mĂĄs a mujeres que a hombres o viceversa? LombardĂa no sabe valorarlo cuantitativamente, aunque no cree que varĂe demasiado en un sexo u otro. «SĂ que es cierto que para las mujeres, como llevamos un par de dĂ©cadas que estamos trabajando muchĂsimo sobre nuestra propia sexualidad y estamos avanzando un montĂłn, se van derribando mĂĄs esos mitos. Pero todavĂa en el caso de los hombres se estĂĄn derribando menos. De sexualidad masculina se habla peor. Se habla mucho, pero se habla mal, en regla general. Ahora, con la femenina, se estĂĄ empezando a hablar con mĂĄs propiedad. Yo creo que esa diferencia tiene que ver mĂĄs con esto, ahora mismo».
Y esto es un problema que nos afecta a todos, independientemente de nuestro género. Para tratar de revertir esa situación, la terapeuta sexual escribió Hablando con ellos. La sexualidad de los hombres hetero, un libro dirigido, afirma, «a reeducar a los hombres y a que puedan tener una conciencia distinta sobre lo que es su propia sexualidad. Porque es que hasta que los hombres heterosexuales no derriben todos estos mitos y todas estas barreras en torno a su propia sexualidad, el resto de sexualidades no vamos a poder avanzar».
«Si las mujeres heterosexuales avanzamos, nos empoderamos, pero si los hombres con los que nos acostamos se quedan atrĂĄs, no podemos desarrollar del todo nuestra sexualidad», continĂșa explicando. «QuizĂĄ sĂ a nivel individual, pero no la podemos desarrollar en pareja. Por eso necesitamos que ellos tambiĂ©n empiecen a crecer y a liberarse de todo esto, porque si no, no podemos hacer nada si ellos no avanzan».
Pero el resto de sexualidades también se ven afectadas por esa heterosexualidad imperante, en opinión de la sexóloga. «Si eres un hombre homosexual, la heterosexualidad también te afecta porque impone un modelo de masculinidad y un modelo de relaciones sexuales. Y a las mujeres lesbianas, exactamente igual. Por eso es muy importante que ellos puedan acabar de crecer.