¡Pasen y maravíllense con una entrega digital de nuestra revista de papel dedicada al currele, al laburo, a pencar, a hocicar!
Recuerden que pueden hacerse con un ejemplar físico aquí, por solo 5 euritos, gastos de envío incluidos.
¡Es la hora del 103!
Hemos recopilado una serie de piezas relativas al trabajo y te las servimos con aceituna y chorreón. Y con portada de Rebeca Khamlichi
Ya no solo nos esclavizan: nosotros mismos nos autoesclavizamos.
Trabajamos más, cobramos menos... Hay menos ricos (que ganan más que antes) y más casi pobres (que ganan menos que antes).
Pero, escuchen, no todo va a ser malo: ahora hasta los más pijos trabajan en chándal. ¿No es un notición?
Tu empleo de hoy no es tu empleo de mañana | El «que inventen ellos» de Unamuno supuso una mala ocurrencia de consecuencias demoledoras. No solo por lo desafortunado de la frase, sino, sobre todo, porque reflejaba el sentir de unas clases aristocráticas que continuaban basando su superior estatus en la posesión de la tierra.
¿Acabará el chándal con los tacones y las corbatas en la oficina? | Alguien debería pedir disculpas a esas mujeres que en los 80 se calzaban su chándal, sus tacones y se ponían labios carmín. Las llamaban catetas; se reían de ellas. Nadie supo ver que vivían adelantadas a su tiempo.
Trabajamos 40 horas a la semana durante unas 2.000 semanas. Después llegamos a la meta a los 67 años y lo dejamos de forma abrupta. Es un sistema heredado de tiempos pretéritos, cuando la realidad era otra. Por eso hay quien defiende un cambio de paradigma. Dejar atrás la carrera y empezar a hablar de paseo laboral.
Algunos datos para comprobar hasta qué punto llega nuestra dependencia digital.
Una ENTREVISTA-DICCIONARIO al periodista experto en política y economía sobre las condiciones laborales de hoy. Sigue leyendo...
Los ascensores inventaron un nuevo tipo de distancia. Cortaron la raíz natural que unía el ser humano a la tierra. Fue un proceso gradual, de siglos. Sigue leyendo...
El safari gastronómico de oficina es también un retrato sociológico de cómo somos y cómo nos relacionamos. Las fotos de Brian Finke son el retrato 'kitsch' de lo foclóricos que somos cuando vamos a comer en el trabajo.
La tecnología dotó a ciertas labores del don de la ubicuidad. En la nueva esclavitud, cualquier lugar es bueno para seguir produciendo. Trabajar en el baño ya no es algo tan raro
El día de su estreno al frente de la primera potencia mundial, Lyndon B. Johnson tomó una decisión que le mostraba sabedor del reto que tenía por delante: el flamante presidente de los EE.UU. mandó instalar teléfonos en todas y cada una de las estancias de la sede presidencial, WCs incluidos. Hasta estaba dispuesto a trabajar en el baño.
Si quieres conocerlos todos, ven a leerlo al artículo completo.
David Graeber decidió escribir sobre la existencia de lo que él consideraba los trabajos postureo. Mira.
El pesimismo se fue colando fétidamente bajo las puertas de las oficinas y empezó a colonizarlo todo con su aroma. Sigue leyendo.
A veces, trabajar en remoto puede llegar a afectar al bienestar físico de los curritos. Hay inconvenientes para la salud (mental y física) de muchos de quienes lo practican. Lee más...
‘Esclavos del trabajo’: un libro que explica la explotación laboral y cómo combatirla | La novela gráfica Esclavos del trabajo muestra en primera persona la situación de explotación laboral a la que se vio sometida su autora, la polaca Daria Bogdanska, cuando se trasladó a vivir a Suecia.
De la obra A puerta cerrada que Jean-Paul Sartre estrenó en 1944 quedó una frase punzante que aún resuena hoy: «El infierno son los otros». Así puede ocurrir cuando alguien necesita concentrarse a solas, a la desesperada, encerrado en sus pensamientos. Los otros se convierten entonces en vampiros que chupan los minutos, extirpan la atención, muerden los estados de lucidez.
A muchos escritores, científicos y pensadores no les quedó otra que poner una puerta cerrada entre ellos y los demás. Eso o tirar sus proyectos frustrados por la ventana.