30 de abril 2013    /   CREATIVIDAD
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Mr. Wonderfuck y la obligación de señalar la estupidez

30 de abril 2013    /   CREATIVIDAD     por          
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Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

wonderfuck
Esto tenía que pasar. Las fotos de amaneceres idílicos con frases vacías de autoayuda tenían que terminar provocando una reacción. Mr. Wonderfuck es esa mosca cojonera que te dice lo que no quieres oir, que se orina en los tobillos de Mr. Wonderful mientras le dice que deje de hacer el parguela porque el azúcar perpetuo no mola nada.
No hace mucho de ello. Con el invierno recién empezado, Pedro Ample se encontraba tomando un café con algunos compañeros de Social Noise, la agencia en la que es director creativo. Hablaban de lo exasperante que resulta el buenrollismo por decreto, la obligación, no ya de ser feliz, sino de irradiar continuamente buenos sentimientos para que no te tachen de querer acabar con la navidad.
“CogĆ­ una servilleta y dibujĆ© un helado de mierda con los dientecitos rotos, como si le hubiesen dado una paliza. Cuando lleguĆ© al trabajo, creĆ© la pĆ”gina de Facebook y subĆ­ aquello de “2013 va a ser una gran mierda“. Esa tarde la pĆ”gina tenĆ­a 400 likes. Y asĆ­ ha seguido creciendo”, explica Ample.
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El creativo asegura que, en realidad, Mr. Wonderfuck no es el azote de lo soleado. “Creo que es importante el equilibrio. El exceso de felicidad y positivismo es estĆŗpido, como tambiĆ©n lo es esa gente que quiere ser cĆ”ustica cada vez que abre la boca”, dice.
Basta darse un paseo por Malasaña para darse cuenta de la invasión Maleni que acecha a, al menos, la capital del reino. Con otro paseo por Facebook, en el que caes en la cuenta de que todos tus amigos y amigas se han puesto a hacer complementos personalizados, completas el círculo.
Sin embargo, Pedro Ample insiste. “No odio todo lo cuqui, el handcraft o los postres de fantasĆ­a pero, por mucho que te encanten los cupcakes y aunque queden estupendos en un centro de mesa, al final hay que saber comerse unos callos aunque no haya filtro de Instagram que mejore su maldito aspecto”.
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Mr. Wonderfuck es resultado del tiempo que le ha tocado vivir. La mala uva se respira, se palpa. La situación social y polĆ­tica es una motivación constante por mucho que no constituya el objeto en el que se centra la sĆ”tira de Ample. Cree que “hay una desesperación generalizada en el ambiente. Somos una generación acostumbrada a tragar con lo que nos echen y puede que precisamente por eso hablemos de forma mĆ”s directa”, declara.
Su propuesta, mĆ”s allĆ” de embellecer el escenario con sus ilustraciones plenas de malafollĆ”, es muy peculiar. “Cuando un periódico salga en portada con el titular “Hasta Los Cojones”, empezarĆ”n a pasar cosas. Si quieren les hacemos un dibujo bonito para acompaƱarlo, asĆ­ mitigamos el impacto”.
MĆ”s allĆ” de la oscuridad que planea en todo el concepto, a Ample le gusta aclarar que, al fĆ­n y al cabo, Mr. Wonderfuck es un chiste y que las risas empiezan con Ć©l mismo como sujeto de la broma. “Muchas de las creatividades que he hecho se mofan de la persona que las estĆ” dibujando. Imagina a un madridista acĆ©rrimo dibujando, una hora despuĆ©s de ver perder a su equipo 4-1, algo que viene a decir: “Jódete, a tu equipo le han metido una paliza”. Eso pasó la semana pasada. Y resulta hasta terapĆ©utico”, confiesa.
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Nada, o casi, se libra del ojo de Mr. Wonderfuck. Yorokobu tampoco. AsĆ­ que aquĆ­ llevamos nuestro correctivo (y el vuestro).
Yorokobu es de hipsters que solo entran a mirar los dibujos y las fotos porque no saben leer muy bien. Mi madre dice que si es una revista japonesa”. Nuestras madres tambiĆ©n lo dicen, Mr. Wonderfuck.
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Esto tenía que pasar. Las fotos de amaneceres idílicos con frases vacías de autoayuda tenían que terminar provocando una reacción. Mr. Wonderfuck es esa mosca cojonera que te dice lo que no quieres oir, que se orina en los tobillos de Mr. Wonderful mientras le dice que deje de hacer el parguela porque el azúcar perpetuo no mola nada.
No hace mucho de ello. Con el invierno recién empezado, Pedro Ample se encontraba tomando un café con algunos compañeros de Social Noise, la agencia en la que es director creativo. Hablaban de lo exasperante que resulta el buenrollismo por decreto, la obligación, no ya de ser feliz, sino de irradiar continuamente buenos sentimientos para que no te tachen de querer acabar con la navidad.
“CogĆ­ una servilleta y dibujĆ© un helado de mierda con los dientecitos rotos, como si le hubiesen dado una paliza. Cuando lleguĆ© al trabajo, creĆ© la pĆ”gina de Facebook y subĆ­ aquello de “2013 va a ser una gran mierda“. Esa tarde la pĆ”gina tenĆ­a 400 likes. Y asĆ­ ha seguido creciendo”, explica Ample.
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El creativo asegura que, en realidad, Mr. Wonderfuck no es el azote de lo soleado. “Creo que es importante el equilibrio. El exceso de felicidad y positivismo es estĆŗpido, como tambiĆ©n lo es esa gente que quiere ser cĆ”ustica cada vez que abre la boca”, dice.
Basta darse un paseo por Malasaña para darse cuenta de la invasión Maleni que acecha a, al menos, la capital del reino. Con otro paseo por Facebook, en el que caes en la cuenta de que todos tus amigos y amigas se han puesto a hacer complementos personalizados, completas el círculo.
Sin embargo, Pedro Ample insiste. “No odio todo lo cuqui, el handcraft o los postres de fantasĆ­a pero, por mucho que te encanten los cupcakes y aunque queden estupendos en un centro de mesa, al final hay que saber comerse unos callos aunque no haya filtro de Instagram que mejore su maldito aspecto”.
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Mr. Wonderfuck es resultado del tiempo que le ha tocado vivir. La mala uva se respira, se palpa. La situación social y polĆ­tica es una motivación constante por mucho que no constituya el objeto en el que se centra la sĆ”tira de Ample. Cree que “hay una desesperación generalizada en el ambiente. Somos una generación acostumbrada a tragar con lo que nos echen y puede que precisamente por eso hablemos de forma mĆ”s directa”, declara.
Su propuesta, mĆ”s allĆ” de embellecer el escenario con sus ilustraciones plenas de malafollĆ”, es muy peculiar. “Cuando un periódico salga en portada con el titular “Hasta Los Cojones”, empezarĆ”n a pasar cosas. Si quieren les hacemos un dibujo bonito para acompaƱarlo, asĆ­ mitigamos el impacto”.
MĆ”s allĆ” de la oscuridad que planea en todo el concepto, a Ample le gusta aclarar que, al fĆ­n y al cabo, Mr. Wonderfuck es un chiste y que las risas empiezan con Ć©l mismo como sujeto de la broma. “Muchas de las creatividades que he hecho se mofan de la persona que las estĆ” dibujando. Imagina a un madridista acĆ©rrimo dibujando, una hora despuĆ©s de ver perder a su equipo 4-1, algo que viene a decir: “Jódete, a tu equipo le han metido una paliza”. Eso pasó la semana pasada. Y resulta hasta terapĆ©utico”, confiesa.
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Nada, o casi, se libra del ojo de Mr. Wonderfuck. Yorokobu tampoco. AsĆ­ que aquĆ­ llevamos nuestro correctivo (y el vuestro).
Yorokobu es de hipsters que solo entran a mirar los dibujos y las fotos porque no saben leer muy bien. Mi madre dice que si es una revista japonesa”. Nuestras madres tambiĆ©n lo dicen, Mr. Wonderfuck.
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Opiniones 25
  • Gracias a vuestro artĆ­culo ya sĆ© quien hay detrĆ”s de Mr Wonderfuk del que me considero fan desde que nos felicitó el 2013 de mierda >;-)

  • A las cosas hay que llamarlas por su nombre.
    Mucha hipocresĆ­a fashion absurda, tanto hombres como mujeres.
    Menos lamer culos y mƔs momentos relajantes agradables con los tuyos, y respeto a los demƔs.
    Las sonrisas falsas apestan.

  • Llevo un tiempo pensando en el mismo concepto. Ya da caguera tanto Mr. Wonderful. Y va y Ample lo convierte en un concepto de equilibrio sano: Me. Wonderfuck. Y entonces me da una alegrĆ­a inmensa y a la vez una envidia infinita lo bien pillado que estĆ” Ć©l presionar y la idea. JodĆ­os! Que rabia no haber sabido hacerlo yo. En todo caso, me jodo pero les felicito.

  • Yo ya estoy hasta la punta de la trenza de tanta vida Pinterest. Le han quitado la naturalidad a las cosas, es todo ficticio por eso los psicólogos se estĆ”n forrando.
    Besazo

  • Bueno ha pasado un tiempo desde 2013 y las cosas no estan mucho mejor, y temo que todo va continuar igual. Vaya rollo! Menos mal que nos queda el humor sino no se que serĆ­a de nosotros. Saludos

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