4 de julio 2013    /   CREATIVIDAD
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¿Quién es esta musa?

4 de julio 2013    /   CREATIVIDAD     por          
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Conrad Roset vive en medio del Olimpo. Es imposible que no sea así porque en los últimos cinco años se ha rodeado de 500 musas. La diferencia entre las que dibuja el ilustrador y de las que hablaba Homero es que estas no son diosas. Son terrícolas. Y no dedican sus días a la música y los poemas. Pueden hacer cualquier cosa, como, por ejemplo, erigirse en portada de la revista Yorokobu del mes de julio.
La primera ninfa apareció en una clase de dibujo natural. Roset decidió explorar distintas técnicas en una misma figura femenina. Lápiz, acuarela, acrílico… “Lo planteé como un experimento para aprender y colgué el trabajo en mi blog. Tuvo una respuesta muy buena y decidí seguir haciéndolo”, cuenta el ilustrador.
Hay musas que aparecen en los papeles de Roset en diez minutos y ninfas que tardan horas en llegar. “Dibujo algunas en 10 minutos y a otras dedico horas. Por ejemplo, cuando hago la figura en maderas o es un original de gran tamaño para una exposición”, especifica.
La musa de la portada de Yorokobu surgió de unos acrílicos. “La dibujé a mano y luego añadí unas manchas en el ordenador”, relata. “Dejo mucho espacio a la improvisación. A veces caen gotas de acuarelas sobre la ilustración y lo dejo así para que tenga el punto fresco. El color va surgiendo conforme trabajo y nunca sé cómo va a acabar”.
Roset da la vuelta al mito y, en vez de buscar a las musas para encontrar inspiración, busca inspiración para encontrar a las musas. La chica de la portada apareció en una foto que el ilustrador vio en la web de Donald J. Escribió al fotógrafo y le pidió permiso para dibujar a una de sus modelos. La respuesta fue afirmativa y Roset empezó a trabajar. “Quería mezclar muchos colores que se juntasen, se multiplicasen y que hubiese salpicaduras. Lo único que tenía claro desde el principio es que quería que salieran muchos colores desde los ojos”.
En la mitología griega las musas proporcionaban inspiración a los artistas y tenían también oficio de diosas de la música y la poesía. Más tarde su tarea se extendió a más artes e incluso a la ciencia. Pero las de Roset no pretenden trascender más allá de su figura. “Intento transmitir un mensaje meramente estético”, dice el catalán. “Mi intención es explorar la belleza y la sexualidad”.
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Conrad Roset vive en medio del Olimpo. Es imposible que no sea así porque en los últimos cinco años se ha rodeado de 500 musas. La diferencia entre las que dibuja el ilustrador y de las que hablaba Homero es que estas no son diosas. Son terrícolas. Y no dedican sus días a la música y los poemas. Pueden hacer cualquier cosa, como, por ejemplo, erigirse en portada de la revista Yorokobu del mes de julio.
La primera ninfa apareció en una clase de dibujo natural. Roset decidió explorar distintas técnicas en una misma figura femenina. Lápiz, acuarela, acrílico… “Lo planteé como un experimento para aprender y colgué el trabajo en mi blog. Tuvo una respuesta muy buena y decidí seguir haciéndolo”, cuenta el ilustrador.
Hay musas que aparecen en los papeles de Roset en diez minutos y ninfas que tardan horas en llegar. “Dibujo algunas en 10 minutos y a otras dedico horas. Por ejemplo, cuando hago la figura en maderas o es un original de gran tamaño para una exposición”, especifica.
La musa de la portada de Yorokobu surgió de unos acrílicos. “La dibujé a mano y luego añadí unas manchas en el ordenador”, relata. “Dejo mucho espacio a la improvisación. A veces caen gotas de acuarelas sobre la ilustración y lo dejo así para que tenga el punto fresco. El color va surgiendo conforme trabajo y nunca sé cómo va a acabar”.
Roset da la vuelta al mito y, en vez de buscar a las musas para encontrar inspiración, busca inspiración para encontrar a las musas. La chica de la portada apareció en una foto que el ilustrador vio en la web de Donald J. Escribió al fotógrafo y le pidió permiso para dibujar a una de sus modelos. La respuesta fue afirmativa y Roset empezó a trabajar. “Quería mezclar muchos colores que se juntasen, se multiplicasen y que hubiese salpicaduras. Lo único que tenía claro desde el principio es que quería que salieran muchos colores desde los ojos”.
En la mitología griega las musas proporcionaban inspiración a los artistas y tenían también oficio de diosas de la música y la poesía. Más tarde su tarea se extendió a más artes e incluso a la ciencia. Pero las de Roset no pretenden trascender más allá de su figura. “Intento transmitir un mensaje meramente estético”, dice el catalán. “Mi intención es explorar la belleza y la sexualidad”.
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Opiniones 2
  • Conrad Roset es admirable. Se ha hecho a sí mismo y sus trabajos eclipsan todas las miradas por su colorido, por cada uno de sus trazos, por esas miradas que parecen hablar en cada una de sus musas. Y,por encima de todo ello es PERSONA y eso es algo maravilloso,sobre todo, a estas alturas de su carrera profesional. Todo un ejemplo a seguir!
    The best!

  • Comentarios cerrados.