Este el comienzo de la canción El señor de la montaña. Interpretada por los Canelos de Durango, narra la historia del narcotraficante mexicano más famoso de los últimos lustros.
Este tema forma parte de la llamada narcocultura, un fenómeno en auge que crea productos culturales relacionados con el mundo del narcotráfico mexicano que los estudiosos relacionan con la intensidad de la llamada guerra contra las drogas y la violencia que lleva asociada.
«El paraguas del que desciende la mayorÃa de los corridos es la noción del mal gobierno, que es el generador del 90% de los corridos, siendo la idea que, como el Gobierno no me puede proteger, me tomo la justicia por mi mano; como no me da trabajo, me hago bandido, pero un bandido generoso; como el Gobierno no hace su trabajo, me voy a la revolución… es el metatema de los corridos», razona, «y el narcocorrido no es más que la evolución de este tipo de pensamiento, cuando el Estado pierde su estructura, ocupan su lugar estos señores feudales modernos que reclaman para ellos esa posición».
Un gran narcocorrido es aquel que logra enganchar al oyente, contando una historia de valores con la que se puede sentir identificado. «Yo nunca he escuchado un narcocorrido donde el protagonista mate a mujeres indefensas o ancianos; sino que muestran violencia pero la justifican con un ataque, una defensa… mostrando valores como la valentÃa, la humildad, la lealtad», arguye.
Desoyendo las amenazas, Elizalde abrió y cerró el recital con esta tonada. Al acabar, cuando iba en su camioneta con sus escoltas, fue acribillado. Reynosa era territorio de Los Zetas, enemigos del cártel de Sinaloa, y fue donde detuvieron a Jaime González Durán, el Hummer, quien se supone ordenó su ejecución. Desde entonces una decena de cantantes han muerto por el narcotráfico.
«Vamos a ver un resurgimiento mayor del narcorrido, ya que nace del sentimineto antiamericano y con Trump estamos en una cresta de este tipo de sensaciones», concluye RamÃrez-Pimienta. «Gente que no cometerÃa ni un asesinato ni venderÃa droga seleccionarÃa la parte del mensaje que les conviene».
Este el comienzo de la canción El señor de la montaña. Interpretada por los Canelos de Durango, narra la historia del narcotraficante mexicano más famoso de los últimos lustros.
Este tema forma parte de la llamada narcocultura, un fenómeno en auge que crea productos culturales relacionados con el mundo del narcotráfico mexicano que los estudiosos relacionan con la intensidad de la llamada guerra contra las drogas y la violencia que lleva asociada.
«El paraguas del que desciende la mayorÃa de los corridos es la noción del mal gobierno, que es el generador del 90% de los corridos, siendo la idea que, como el Gobierno no me puede proteger, me tomo la justicia por mi mano; como no me da trabajo, me hago bandido, pero un bandido generoso; como el Gobierno no hace su trabajo, me voy a la revolución… es el metatema de los corridos», razona, «y el narcocorrido no es más que la evolución de este tipo de pensamiento, cuando el Estado pierde su estructura, ocupan su lugar estos señores feudales modernos que reclaman para ellos esa posición».
Un gran narcocorrido es aquel que logra enganchar al oyente, contando una historia de valores con la que se puede sentir identificado. «Yo nunca he escuchado un narcocorrido donde el protagonista mate a mujeres indefensas o ancianos; sino que muestran violencia pero la justifican con un ataque, una defensa… mostrando valores como la valentÃa, la humildad, la lealtad», arguye.
Desoyendo las amenazas, Elizalde abrió y cerró el recital con esta tonada. Al acabar, cuando iba en su camioneta con sus escoltas, fue acribillado. Reynosa era territorio de Los Zetas, enemigos del cártel de Sinaloa, y fue donde detuvieron a Jaime González Durán, el Hummer, quien se supone ordenó su ejecución. Desde entonces una decena de cantantes han muerto por el narcotráfico.
«Vamos a ver un resurgimiento mayor del narcorrido, ya que nace del sentimineto antiamericano y con Trump estamos en una cresta de este tipo de sensaciones», concluye RamÃrez-Pimienta. «Gente que no cometerÃa ni un asesinato ni venderÃa droga seleccionarÃa la parte del mensaje que les conviene».