No es lo que decimos, es cómo lo decimos: la importancia de la entonación en otro idioma

”Yorokobu gratis en formato digital!
En una cafeterĆa de aeropuerto britĆ”nica, en la dĆ©cada de los ochenta, se produjo un conflicto entre empleados y empleadores que se pudo resolver gracias a un conocido lingüista llamado Gumperz. Este observó que, al ofrecer salsa a los clientes, las empleadas, de origen asiĆ”tico, realizaban la pregunta con una entonación descendente, cuando un camarero britĆ”nico hablante de inglĆ©s como lengua materna lo habrĆa hecho, generalmente, con una entonación ascendente. Esto derivaba sistemĆ”ticamente en una interpretación por parte de los clientes de que las camareras eran descorteses, dado que no estaban realizando un ofrecimiento con una pregunta (āĀæDesea salsa?ā), sino que estaban ordenando de manera tajante que cogieran la salsa (āToma la salsaā).
Las trabajadoras extranjeras percibĆan el malestar de los clientes, pero no repararon en que la entonación era la responsable del malentendido hasta que el experto fue capaz de descifrar el enigma, algo que, al mismo tiempo, cambió radicalmente la opinión de los empleadores sobre sus empleadas.
Entonación intercultural
Efectivamente, una mala interpretación de la entonación o una entonación inadecuada en encuentros interculturales puede tener graves consecuencias, algo especialmente preocupante cuando los hablantes no son conscientes de ello.
Esto ocurre en multitud de ocasiones, dado que pequeñas diferencias en la entonación pueden hacer que dos mensajes, con las mismas palabras, sean entendidas de manera totalmente diferente. Tal es el caso, por ejemplo, de las órdenes descorteses y las peticiones corteses. Podemos pedirle a alguien que haga algo con una intención totalmente cortés y que esta sea percibida con intención descortés. Para evitarlo, la principal herramienta que tenemos es la capacidad de modular la voz.
La entonación, es decir, la melodĆa de nuestros mensajes, es, en este sentido, clave a la hora de percibir y producir la cortesĆa en espaƱol. Todos sabemos que un mensaje con las palabras āpor favorā puede sonar muy descortĆ©s si es pronunciado con Ć”nimo de ofender. Imaginemos, por ejemplo, la manera en que algunos progenitores en ocasiones pueden ordenar a sus hijos que limpien la habitación con un āpor favorā poco agradable de oĆr.
Entonar en una lengua extranjera
En ocasiones, los hablantes de una lengua, pertenecientes a una misma comunidad de habla, tenemos malentendidos al no ser percibidos con el grado de cortesĆa pretendido. Prueba de ello es que a veces nos vemos obligados a aclarar nuestras intenciones despuĆ©s de que nuestro interlocutor haya malinterpretado ānuestras palabrasā.
La mayor parte de las veces, es la entonación la responsable de estos malentendidos, y no otros rasgos lingüĆsticos, como las palabras que elegimos. A pesar de esto, existe un consenso bastante generalizado entre los hablantes de una lengua sobre lo que suena cortĆ©s y lo que suena descortĆ©s. Ahora bien, ĀæquĆ© ocurre cuando hablamos otra lengua y no sabemos cuĆ”ndo sonamos corteses y cuĆ”ndo sonamos descorteses?
Cuando hablamos en una lengua extranjera pueden ocurrir dos cosas: puede que hablemos la lengua extranjera con las caracterĆsticas melódicas de nuestra lengua materna o puede que no nos animemos a entonar en la lengua extranjera, sino que hablemos con un tono monótono caracterĆstico de una persona que no sabe quĆ© hacer porque le da vergüenza hablar en otra lengua.
Transferencia de melodĆas
En el caso de los brasileƱos que hablan espaƱol, por ejemplo, se ha observado una clara transferencia de las melodĆas del portuguĆ©s de Brasil al hablar espaƱol. Esto es, en gran parte, responsable de su marcado āacento brasileƱoā. Sin embargo, lo interesante es saber hasta quĆ© punto este āacentoā puede hacer que sus mensajes sean percibidos con la misma intención con la que son emitidos.
Un estudio reciente indica que por las caracterĆsticas melódicas de sus mensajes, los brasileƱos pueden ser percibidos con un grado mayor de cortesĆa del deseado, algo que resultarĆa problemĆ”tico cuando el hablante quisiera transmitir seriedad o enfrentarse al interlocutor. Se trata, asĆ, de un caso de cortesĆa involuntaria.
DescortesĆa involuntaria
MÔs inquietante puede ser el efecto contrario, es decir, cuando queremos comunicar algo con intención muy cortés en una lengua extranjera, pero somos percibidos como descorteses.
Ya sabemos que, al hablar en una lengua extranjera, podemos ser percibidos como maleducados o descorteses. Es de vital importancia, por lo tanto, saber cuĆ”les pueden ser las causas de esta descortesĆa involuntaria.
En otro estudio reciente se ha observado que algunos hablantes chinos de espaƱol, por ejemplo, son percibidos como descorteses cuando su intención es precisamente la contraria, y que la responsable de esta percepción de descortesĆa extrema es precisamente la entonación, independientemente de las palabras utilizadas por los hablantes.
Esto puede deberse a las claras diferencias melódicas entre el espaƱol y el chino y a que quizĆ”s en chino sean otros rasgos, y no la melodĆa, los responsables de la percepción de descortesĆa. TambiĆ©n puede tener relación con el hecho de que los hablantes de chino como lengua materna parecen tener problemas a la hora de percibir la entonación de cortesĆa en espaƱol.
Malentendidos en ciudades plurilingües
En el mundo globalizado es frecuente que convivan multitud de lenguas, todas ellas con caracterĆsticas melódicas muy diferentes. En algunas, como el chino, el tono sirve, sobre todo, para distinguir el significado de las palabras. En otras, como el espaƱol, la melodĆa sirve, especialmente, para adivinar la intención del hablante: si este estĆ” siendo amable con nosotros o maleducado, si estĆ” contento o estĆ” frustrado.
Saber mĆ”s sobre la melodĆa de la cortesĆa en diferentes lenguas y, en general, sobre las caracterĆsticas de las lenguas que cohabitan en nuestras ciudades es clave para poder evitar malentendidos como el analizado por Gumperz.
Si las camareras hubieran sido conscientes de que su entonación era causante del problema o si los clientes de la cafeterĆa hubieran reconocido la intención cortĆ©s de las trabajadoras asiĆ”ticas, el malentendido cultural no hubiera tenido lugar.
Es necesario, por lo tanto, crear entrenamientos para los ciudadanos de estas metrópolis multiculturales con el fin de facilitar la convivencia lingüĆstica y conseguir asĆ que nuestras sociedades sean genuinamente multiculturales, sociedades en las que las diferentes comunidades puedan convivir en armonĆa y enriquecerse mutuamente, siendo conscientes de sus similitudes y, lo que aĆŗn es mĆ”s enriquecedor, sus mĆŗltiples diferencias.
Cristina Herrero FernĆ”ndez, Investigadora en LingüĆstica aplicada – Universidad Nebrija, Universidad Nebrija; Margarita Planelles Almeida, LingüĆstica aplicada a la enseƱanza de segundas lenguas, Universidad Nebrija y Susana MartĆn Leralta, Decana de la Facultad de Lenguas y Educación, Universidad Nebrija
Este artĆculo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
”Yorokobu gratis en formato digital!
En una cafeterĆa de aeropuerto britĆ”nica, en la dĆ©cada de los ochenta, se produjo un conflicto entre empleados y empleadores que se pudo resolver gracias a un conocido lingüista llamado Gumperz. Este observó que, al ofrecer salsa a los clientes, las empleadas, de origen asiĆ”tico, realizaban la pregunta con una entonación descendente, cuando un camarero britĆ”nico hablante de inglĆ©s como lengua materna lo habrĆa hecho, generalmente, con una entonación ascendente. Esto derivaba sistemĆ”ticamente en una interpretación por parte de los clientes de que las camareras eran descorteses, dado que no estaban realizando un ofrecimiento con una pregunta (āĀæDesea salsa?ā), sino que estaban ordenando de manera tajante que cogieran la salsa (āToma la salsaā).
Las trabajadoras extranjeras percibĆan el malestar de los clientes, pero no repararon en que la entonación era la responsable del malentendido hasta que el experto fue capaz de descifrar el enigma, algo que, al mismo tiempo, cambió radicalmente la opinión de los empleadores sobre sus empleadas.
Entonación intercultural
Efectivamente, una mala interpretación de la entonación o una entonación inadecuada en encuentros interculturales puede tener graves consecuencias, algo especialmente preocupante cuando los hablantes no son conscientes de ello.
Esto ocurre en multitud de ocasiones, dado que pequeñas diferencias en la entonación pueden hacer que dos mensajes, con las mismas palabras, sean entendidas de manera totalmente diferente. Tal es el caso, por ejemplo, de las órdenes descorteses y las peticiones corteses. Podemos pedirle a alguien que haga algo con una intención totalmente cortés y que esta sea percibida con intención descortés. Para evitarlo, la principal herramienta que tenemos es la capacidad de modular la voz.
La entonación, es decir, la melodĆa de nuestros mensajes, es, en este sentido, clave a la hora de percibir y producir la cortesĆa en espaƱol. Todos sabemos que un mensaje con las palabras āpor favorā puede sonar muy descortĆ©s si es pronunciado con Ć”nimo de ofender. Imaginemos, por ejemplo, la manera en que algunos progenitores en ocasiones pueden ordenar a sus hijos que limpien la habitación con un āpor favorā poco agradable de oĆr.
Entonar en una lengua extranjera
En ocasiones, los hablantes de una lengua, pertenecientes a una misma comunidad de habla, tenemos malentendidos al no ser percibidos con el grado de cortesĆa pretendido. Prueba de ello es que a veces nos vemos obligados a aclarar nuestras intenciones despuĆ©s de que nuestro interlocutor haya malinterpretado ānuestras palabrasā.
La mayor parte de las veces, es la entonación la responsable de estos malentendidos, y no otros rasgos lingüĆsticos, como las palabras que elegimos. A pesar de esto, existe un consenso bastante generalizado entre los hablantes de una lengua sobre lo que suena cortĆ©s y lo que suena descortĆ©s. Ahora bien, ĀæquĆ© ocurre cuando hablamos otra lengua y no sabemos cuĆ”ndo sonamos corteses y cuĆ”ndo sonamos descorteses?
Cuando hablamos en una lengua extranjera pueden ocurrir dos cosas: puede que hablemos la lengua extranjera con las caracterĆsticas melódicas de nuestra lengua materna o puede que no nos animemos a entonar en la lengua extranjera, sino que hablemos con un tono monótono caracterĆstico de una persona que no sabe quĆ© hacer porque le da vergüenza hablar en otra lengua.
Transferencia de melodĆas
En el caso de los brasileƱos que hablan espaƱol, por ejemplo, se ha observado una clara transferencia de las melodĆas del portuguĆ©s de Brasil al hablar espaƱol. Esto es, en gran parte, responsable de su marcado āacento brasileƱoā. Sin embargo, lo interesante es saber hasta quĆ© punto este āacentoā puede hacer que sus mensajes sean percibidos con la misma intención con la que son emitidos.
Un estudio reciente indica que por las caracterĆsticas melódicas de sus mensajes, los brasileƱos pueden ser percibidos con un grado mayor de cortesĆa del deseado, algo que resultarĆa problemĆ”tico cuando el hablante quisiera transmitir seriedad o enfrentarse al interlocutor. Se trata, asĆ, de un caso de cortesĆa involuntaria.
DescortesĆa involuntaria
MÔs inquietante puede ser el efecto contrario, es decir, cuando queremos comunicar algo con intención muy cortés en una lengua extranjera, pero somos percibidos como descorteses.
Ya sabemos que, al hablar en una lengua extranjera, podemos ser percibidos como maleducados o descorteses. Es de vital importancia, por lo tanto, saber cuĆ”les pueden ser las causas de esta descortesĆa involuntaria.
En otro estudio reciente se ha observado que algunos hablantes chinos de espaƱol, por ejemplo, son percibidos como descorteses cuando su intención es precisamente la contraria, y que la responsable de esta percepción de descortesĆa extrema es precisamente la entonación, independientemente de las palabras utilizadas por los hablantes.
Esto puede deberse a las claras diferencias melódicas entre el espaƱol y el chino y a que quizĆ”s en chino sean otros rasgos, y no la melodĆa, los responsables de la percepción de descortesĆa. TambiĆ©n puede tener relación con el hecho de que los hablantes de chino como lengua materna parecen tener problemas a la hora de percibir la entonación de cortesĆa en espaƱol.
Malentendidos en ciudades plurilingües
En el mundo globalizado es frecuente que convivan multitud de lenguas, todas ellas con caracterĆsticas melódicas muy diferentes. En algunas, como el chino, el tono sirve, sobre todo, para distinguir el significado de las palabras. En otras, como el espaƱol, la melodĆa sirve, especialmente, para adivinar la intención del hablante: si este estĆ” siendo amable con nosotros o maleducado, si estĆ” contento o estĆ” frustrado.
Saber mĆ”s sobre la melodĆa de la cortesĆa en diferentes lenguas y, en general, sobre las caracterĆsticas de las lenguas que cohabitan en nuestras ciudades es clave para poder evitar malentendidos como el analizado por Gumperz.
Si las camareras hubieran sido conscientes de que su entonación era causante del problema o si los clientes de la cafeterĆa hubieran reconocido la intención cortĆ©s de las trabajadoras asiĆ”ticas, el malentendido cultural no hubiera tenido lugar.
Es necesario, por lo tanto, crear entrenamientos para los ciudadanos de estas metrópolis multiculturales con el fin de facilitar la convivencia lingüĆstica y conseguir asĆ que nuestras sociedades sean genuinamente multiculturales, sociedades en las que las diferentes comunidades puedan convivir en armonĆa y enriquecerse mutuamente, siendo conscientes de sus similitudes y, lo que aĆŗn es mĆ”s enriquecedor, sus mĆŗltiples diferencias.
Cristina Herrero FernĆ”ndez, Investigadora en LingüĆstica aplicada – Universidad Nebrija, Universidad Nebrija; Margarita Planelles Almeida, LingüĆstica aplicada a la enseƱanza de segundas lenguas, Universidad Nebrija y Susana MartĆn Leralta, Decana de la Facultad de Lenguas y Educación, Universidad Nebrija
Este artĆculo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.