El porno y la industria del sexo, en todas sus vertientes, siempre han estado en la vanguardia de los desarrollos de internet. Las primeras pasarelas de pago, los primeros sistemas de streaming, las primeras live-cam… todo eso fue posible gracias a la insaciable libido de una enorme comunidad de sexonautas que financiaron estos avances para calmar su sed de cuerpos tan ajenos como remotos. Pero hoy llega una nueva revolución. (Opinión)
Les ruego que visualicen este espectacular vÃdeo acerca de cómo funciona esto.
Esta modalidad virtual nos pone a salvo de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), pero de momento sin percibir algo tan mágico como el olor o el sabor… Me consta que la industria del porno con la que abrÃamos este artÃculo está trabajando en los primeros prototipos para que esta carencia sea superada. Para los amantes con escrúpulos puede que esa asepsia suponga una ventaja, pero desde luego no para este cronista, apegado a los humores y vapores de los cuerpos amados.
El trinomio Oculus – Tenga – Nivint lleva la delantera en estas disciplinas. El casco Oculus, combinado con la vagina de látex Tenga, y el brazo robótico Nivint Falcon hacen un trÃo insuperable.
Por ejemplo, un hombre que desee el teleplacer solo tendrá que introducir su pene en el Tenga, que es manejado por el Nivint Falcon. El vÃdeo comienza y el brazo robótico vibra y se estremece al ritmo que marcan las imágenes que ve con el casco virtual. Y el hombre se corre.
En Nerve podemos manejar desde nuestro smartphone las vibraciones genitales de nuestro amante, se encuentre donde se encuentre, mediante una aplicación llamada OhMiBod y el correspondiente dispositivo fÃsico.
Ahora que tantos jóvenes talentosos se ven obligados a emigrar de España, y que hay muchas relaciones que sobreviven a duras penas gracias a Skype, esto es un paso de gigantes… ¿Cuantas parejas puede salvar esta nueva tecnologÃa?
Y, lo que es más interesante… ¿cuántas puede romper?
El porno y la industria del sexo, en todas sus vertientes, siempre han estado en la vanguardia de los desarrollos de internet. Las primeras pasarelas de pago, los primeros sistemas de streaming, las primeras live-cam… todo eso fue posible gracias a la insaciable libido de una enorme comunidad de sexonautas que financiaron estos avances para calmar su sed de cuerpos tan ajenos como remotos. Pero hoy llega una nueva revolución. (Opinión)
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El trinomio Oculus – Tenga – Nivint lleva la delantera en estas disciplinas. El casco Oculus, combinado con la vagina de látex Tenga, y el brazo robótico Nivint Falcon hacen un trÃo insuperable.
Por ejemplo, un hombre que desee el teleplacer solo tendrá que introducir su pene en el Tenga, que es manejado por el Nivint Falcon. El vÃdeo comienza y el brazo robótico vibra y se estremece al ritmo que marcan las imágenes que ve con el casco virtual. Y el hombre se corre.
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