El color de la ayahuasca

¡Yorokobu gratis en formato digital!
Cuenta el antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna, director de de Wasiwaska (Centro de Investigación para el Estudio de las Plantas Psicointegradoras, Artes Visionarias, y la Conciencia), que allá por el año 82 andaba visitando la Amazonia peruana para conocer a Don Emilio Andrade Gómez, un viejo chamán habitante de la ribera del gran rÃo experto en la planta de la ayahuasca. Sus conocimientos sobre ese vegetal alucinógeno (una planta maestra -o doctor- para la cultura oriunda), le servirÃan para elaborar su tesis sobre esta sustancia natural (Vegetalismo: Shamanism Among the Mestizo Population of the Peruvian Amazon, 1986) y para rodar el documental Don Emilio y sus pequeños doctores.
También la valió para oÃr hablar de Pablo César Amaringo Shuña (Pablo Amaringo 1938-2009), un curioso personaje habitante de la zona más pobre del pobre poblado de Pucallpa (Ucayali, Amazonia peruana) que antes habÃa sido curandero, pintor y falsificador de billetes. DecÃan los nativos que Amaringo lo sabÃa todo de las plantas. Que su padre le enseñó cuando era pequeño e incluso que se habÃa salvado de una enfermedad cardiaca porque un vegetalista le trató con ayahuasca.
– «¿Tú recuerdas tus alucinaciones?», le preguntó Luna a Amaringo en su primer encuentro. Por aquel entonces el artista selvático ya llevaba casi siete años sin probar el té enteogénico «porque en la última ocasión le habÃan traicionado los espÃritus».
– SÃ, respondió.
– Pues pinta lo que recuerdas, le inquirió Luna, que hoy cede en exclusiva para Yorokobu el primer dibujo sobre experiencias mentales que realizó el padre del Arte Visionario Amazónico. «Este es el germen de todos sus sucesores artÃsticos», argumenta antes de mostrar el viejo papel.
«Me impresionó la capacidad con la que recordaba e ilustraba en sus obras cada detalle, cada figura, cada planta, cada pájaro… de manera exacta», cuenta Luna. El antropólogo se dio cuenta de que «habÃa descubierto una mina de oro artÃstica».
«En el exterior, sus cuadros eran muy apreciados por sus colores, sus formas, su manera de rellenar el espacio… y porque en aquel entonces la ayahuasca era una planta muy novedosa. Conseguà vender muchos. Y en su tierra, los demás indÃgenas se revolucionaron porque veÃan en sus dibujos lo mismo que habÃan visualizado los que habÃan probado la planta». Luna lo califica como un gran descubrimiento dentro del mundo etnográfico amazónico.
«Me parecÃa increÃble percibir cuál era la iconografÃa que utilizaba un hombre pobre que nunca habÃa salido de su pueblo humilde. La misma que describÃan el resto de los habitantes del lugar [que habÃan experimentado el trance] y Pablo reflejaba con sus pinturas. Me di cuenta de que la visión del mundo que brotaba de sus mundos interiores era mucho más rica de lo que nos habÃamos imaginado. Estaba llena de elementos futuristas, de ropas y vestidos imaginativos, de tonos…»
Luna, que en muchas ocasiones ha consumido la sustancia, reconoce similitudes con sus experiencias en algunos aspectos como la existencia de elementos rellenando todos los huecos de sus visiones o la magnificación del entorno, pero percibió claramente que existÃa un patrón común entre las alucinaciones de los oriundos amazónicos que creaba por sà solo una corriente artÃstica.
A partir de este encuentro, vinieron seis años de estrechÃsima colaboración en la que estos dos enamorados del arte y las experiencias mentales, cada uno desde su ángulo, fundaron la escuela de arte Usko Ayar en Pucallpa (1988) y publicaron el libro Ayahuasca Visions: The religious iconography of a peruvian shaman. (Visiones del Ayahuasca: La iconografÃa religiosa de un curandero peruano -1991-).
En el libro, se reflejan las investigaciones doctorales de Luna, la biografÃa de Amaringo, explicaciones sobre las plantas que aparecen en las ilustraciones y 49 ejemplos de las obras del peruano que ofrecieron al público una colorida explicación de los efectos de este vegetal, que en quechua se compone de las palabras aya ‘muerto, espÃritu’ y waska ‘soga, cuerda’, ya que los pueblos nativos lo consideraban «la liana que permite que el espÃritu salga del cuerpo sin que éste muera».
Usko Ayar, la escuela que crearon, fue la otra obra maestra de elaboración conjunta. «Un dÃa le dije a Pablo que dejase pintar a Denis Rengifo, un niño que vivÃa con él», cuenta su antiguo compañero. Las habilidades del chico llamaron la atención de algunos de sus amiguitos. Primero tres, luego cinco. Al final al centro que inauguraron para los niños pobres de Pucallpa asistÃan 300 muchachos para aprender a pintar al estilo del chamán. Ese que fundaba su filosofÃa en la preservación de la naturaleza.
«Muchos eran muy buenos. Verdaderos artistas del Amazonas. Expusimos sus cuadros en Colombia, México, Europa, Estados Unidos, Japón… En Finlandia se acabaron todos los que llevamos. La mitad del dinero se destinaba a la escuela, y la otra mitad, a las familias de los niños», explica el cofundador. En 1998 Usko Ayar recibÃa el premio Global 500 Roll of Honour concedido por el programa de preservación ambiental de la ONU.

«De ahà salieron valiosos artistas del arte visionario. Anderson Debernardi, uno de los cinco primeros alumnos de Pablo, ahora es un artista reconocido y ha alcanzado un nivel que para mà incluso supera al del maestro. Siempre siguiendo su estilo, eso sÃ. El arte amazónico, desde entonces, tiene una extraordinaria capacidad para los detalles. Pienso que es una capacidad de observación que desarrollan porque en la selva, donde hay innumerables peligros, tienen que estar muy atentos».
Más tarde los caminos de Luna y Amaringo se separaron. El antropólogo siguió con sus ponencias, sus exposiciones, sus seminarios, sus estudios y sus investigaciones (planea una exposición sobre experiencias con diferentes plantas y un libro en dos años), y el chamán de los pinceles siguió reflejando aquellas vivencias internas en sus lienzos consagradores de la ‘planta maestra’.
«Desde mi perspectiva, la ayahuasca, más allá de ser calificado como un ser espiritual, es un elemento extraordinario para la imaginación, o para aumentar la imaginación, un concepto que yo he bautizado como imhances imagery», culmina Luna. «Se trata de algo que nos han prohibido usar, cortando asà una herramienta increÃble para relacionarnos con nuestro mundo interior. Quiero decir que más que la liana de los muertos, o de las almas, estamos ante la liana e la imaginación. Amaringo lo demostró sobradamente».
*Las que siguen a continuación son ilustraciones de Pablo Amaringo para  el libro (The Ayahusca Visions), realizado junto Howard G. Charing y Peter Clodsley.
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Cuenta el antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna, director de de Wasiwaska (Centro de Investigación para el Estudio de las Plantas Psicointegradoras, Artes Visionarias, y la Conciencia), que allá por el año 82 andaba visitando la Amazonia peruana para conocer a Don Emilio Andrade Gómez, un viejo chamán habitante de la ribera del gran rÃo experto en la planta de la ayahuasca. Sus conocimientos sobre ese vegetal alucinógeno (una planta maestra -o doctor- para la cultura oriunda), le servirÃan para elaborar su tesis sobre esta sustancia natural (Vegetalismo: Shamanism Among the Mestizo Population of the Peruvian Amazon, 1986) y para rodar el documental Don Emilio y sus pequeños doctores.
También la valió para oÃr hablar de Pablo César Amaringo Shuña (Pablo Amaringo 1938-2009), un curioso personaje habitante de la zona más pobre del pobre poblado de Pucallpa (Ucayali, Amazonia peruana) que antes habÃa sido curandero, pintor y falsificador de billetes. DecÃan los nativos que Amaringo lo sabÃa todo de las plantas. Que su padre le enseñó cuando era pequeño e incluso que se habÃa salvado de una enfermedad cardiaca porque un vegetalista le trató con ayahuasca.
– «¿Tú recuerdas tus alucinaciones?», le preguntó Luna a Amaringo en su primer encuentro. Por aquel entonces el artista selvático ya llevaba casi siete años sin probar el té enteogénico «porque en la última ocasión le habÃan traicionado los espÃritus».
– SÃ, respondió.
– Pues pinta lo que recuerdas, le inquirió Luna, que hoy cede en exclusiva para Yorokobu el primer dibujo sobre experiencias mentales que realizó el padre del Arte Visionario Amazónico. «Este es el germen de todos sus sucesores artÃsticos», argumenta antes de mostrar el viejo papel.
«Me impresionó la capacidad con la que recordaba e ilustraba en sus obras cada detalle, cada figura, cada planta, cada pájaro… de manera exacta», cuenta Luna. El antropólogo se dio cuenta de que «habÃa descubierto una mina de oro artÃstica».
«En el exterior, sus cuadros eran muy apreciados por sus colores, sus formas, su manera de rellenar el espacio… y porque en aquel entonces la ayahuasca era una planta muy novedosa. Conseguà vender muchos. Y en su tierra, los demás indÃgenas se revolucionaron porque veÃan en sus dibujos lo mismo que habÃan visualizado los que habÃan probado la planta». Luna lo califica como un gran descubrimiento dentro del mundo etnográfico amazónico.
«Me parecÃa increÃble percibir cuál era la iconografÃa que utilizaba un hombre pobre que nunca habÃa salido de su pueblo humilde. La misma que describÃan el resto de los habitantes del lugar [que habÃan experimentado el trance] y Pablo reflejaba con sus pinturas. Me di cuenta de que la visión del mundo que brotaba de sus mundos interiores era mucho más rica de lo que nos habÃamos imaginado. Estaba llena de elementos futuristas, de ropas y vestidos imaginativos, de tonos…»
Luna, que en muchas ocasiones ha consumido la sustancia, reconoce similitudes con sus experiencias en algunos aspectos como la existencia de elementos rellenando todos los huecos de sus visiones o la magnificación del entorno, pero percibió claramente que existÃa un patrón común entre las alucinaciones de los oriundos amazónicos que creaba por sà solo una corriente artÃstica.
A partir de este encuentro, vinieron seis años de estrechÃsima colaboración en la que estos dos enamorados del arte y las experiencias mentales, cada uno desde su ángulo, fundaron la escuela de arte Usko Ayar en Pucallpa (1988) y publicaron el libro Ayahuasca Visions: The religious iconography of a peruvian shaman. (Visiones del Ayahuasca: La iconografÃa religiosa de un curandero peruano -1991-).
En el libro, se reflejan las investigaciones doctorales de Luna, la biografÃa de Amaringo, explicaciones sobre las plantas que aparecen en las ilustraciones y 49 ejemplos de las obras del peruano que ofrecieron al público una colorida explicación de los efectos de este vegetal, que en quechua se compone de las palabras aya ‘muerto, espÃritu’ y waska ‘soga, cuerda’, ya que los pueblos nativos lo consideraban «la liana que permite que el espÃritu salga del cuerpo sin que éste muera».
Usko Ayar, la escuela que crearon, fue la otra obra maestra de elaboración conjunta. «Un dÃa le dije a Pablo que dejase pintar a Denis Rengifo, un niño que vivÃa con él», cuenta su antiguo compañero. Las habilidades del chico llamaron la atención de algunos de sus amiguitos. Primero tres, luego cinco. Al final al centro que inauguraron para los niños pobres de Pucallpa asistÃan 300 muchachos para aprender a pintar al estilo del chamán. Ese que fundaba su filosofÃa en la preservación de la naturaleza.
«Muchos eran muy buenos. Verdaderos artistas del Amazonas. Expusimos sus cuadros en Colombia, México, Europa, Estados Unidos, Japón… En Finlandia se acabaron todos los que llevamos. La mitad del dinero se destinaba a la escuela, y la otra mitad, a las familias de los niños», explica el cofundador. En 1998 Usko Ayar recibÃa el premio Global 500 Roll of Honour concedido por el programa de preservación ambiental de la ONU.

«De ahà salieron valiosos artistas del arte visionario. Anderson Debernardi, uno de los cinco primeros alumnos de Pablo, ahora es un artista reconocido y ha alcanzado un nivel que para mà incluso supera al del maestro. Siempre siguiendo su estilo, eso sÃ. El arte amazónico, desde entonces, tiene una extraordinaria capacidad para los detalles. Pienso que es una capacidad de observación que desarrollan porque en la selva, donde hay innumerables peligros, tienen que estar muy atentos».
Más tarde los caminos de Luna y Amaringo se separaron. El antropólogo siguió con sus ponencias, sus exposiciones, sus seminarios, sus estudios y sus investigaciones (planea una exposición sobre experiencias con diferentes plantas y un libro en dos años), y el chamán de los pinceles siguió reflejando aquellas vivencias internas en sus lienzos consagradores de la ‘planta maestra’.
«Desde mi perspectiva, la ayahuasca, más allá de ser calificado como un ser espiritual, es un elemento extraordinario para la imaginación, o para aumentar la imaginación, un concepto que yo he bautizado como imhances imagery», culmina Luna. «Se trata de algo que nos han prohibido usar, cortando asà una herramienta increÃble para relacionarnos con nuestro mundo interior. Quiero decir que más que la liana de los muertos, o de las almas, estamos ante la liana e la imaginación. Amaringo lo demostró sobradamente».
*Las que siguen a continuación son ilustraciones de Pablo Amaringo para  el libro (The Ayahusca Visions), realizado junto Howard G. Charing y Peter Clodsley.
Dailos
PacHa
¡Qué bueno!
Frank Miller Hemingway
¡¡¡ !!!
Cristian Merino
para mi que El Bosco también se daba con ayahuasca
Edu Edu Van Cleef, ahora estoy en la tierra de la ayahuasca, y me acompañó a pasar el fin de año 🙂
hola hermanos/as de la madre vegetal,
todas las ayahuascas son diferentes y sus viajes difieren dependiendo de quién los guié.
cada región tiene su senda y lxs chamanxs reciben los mensajes de lo que necesita el grupo o la persona y hacia donde se lo debe llevar para que sane.
saludos desde el sur,ángela
Maravilloso!
Marc Miró
JoaquÃn GarcÃa Calero
hace años en londres escuché una conferencia de Luna sobre este chamán artista, no sabÃa que habÃa muerto. Luna habló también de una tribu amazónica en que las mujeres tejen (bajo el influjo de la ayahuasca) tapices con diseños que traducen a 2D a música que hacen los hombres al mismo tiempo.
¡qué colorido! 🙂
¡Mortal!
Precioso
es preciosa , esta y todas sus obras , gracias por hacerme descubrirlo!
Qué imaginación!
Perú es un pais riquÃsimo en arte. La obra de Amaringo es impresionante asi como la medicina milenaria del Ayahuasca.
Esto es otra cosa.
Augusto Sutta Mayu Supa mirad esto, cuando lo vi me acordé de cierta conversación con vosotros! 😛
Hola:muy buena la nota,Soy pintor,Tomo ayahuasca hace 25 años,siempre q veo estas pinturas quedo impresionado x la fidelidad y complejidad de las visiones…gracias
Hola, mi nombre es Francesca Rivasplata soy peruana y hoy de casualidad me encontré con estos cuadros de Pablo Amaringo. Estoy fascinada. ¿Habrá alguna posibilidad de saber donde podrÃa comprar alguno?
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