19 de enero 2018    /   ENTRETENIMIENTO
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Parodiar al muerto: la Ășltima frontera del periodismo basura

19 de enero 2018    /   ENTRETENIMIENTO     por          
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muerte

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«Ya es zombie». El periĂłdico mexicano Metro amaneciĂł el martes con este juego de palabras impreso sobre una foto de Dolores O’Riordan, seguido del subtĂ­tulo aclaratorio: «Muere la vocalista de The Cramberries misteriosamente». Quien conozca la discografĂ­a de la banda irlandesa no precisa explicaciĂłn del chiste. Falta, si acaso, un razonamiento que ayude a entender por quĂ© se desbarra sobre la memoria de la compositora en un papel distribuido a cientos y del que nadie hablarĂĄ durante mĂĄs de tres dĂ­as.

cranberries

A modo de contexto cabe decir que llueve sobre empapado. El diario Metro, editado en Ciudad de MĂ©xico, acostumbra a servir a sus lectores un menĂș de sexo, fĂștbol y abundante crĂłnica negra sin ahorro de detalles. Ejerce el clĂĄsico periodismo amarillista rico en sangre y escĂĄndalos varios, pero lo salpimenta introduciendo una variante narrativa relativamente novedosa: el humor negro. Hacer chanza del cadĂĄver con la coartada informativa. The Sun y Charlie Hebdo se dan la mano en los kioskos del Distrito Federal.

De esta forma, el titular «Ya es zombie» abre una vĂ­a inexplorada por el periodismo en bĂșsqueda desesperada de espacios libres sobre los que construir audiencia. Tira del sarcasmo para distinguirse con una noticia muy grande y muy Ășltima hora en un flujo continuo de informaciones manoseadas, reformuladas a fin de extraer ese hilo de frescura que espante el olor a podrido. Porque el periĂłdico del dĂ­a siguiente no solo envuelve pescado, ahora tambiĂ©n lo vende; y emplea en su propĂłsito una fĂłrmula compartida en el formato digital.

El caso mexicano –que no pasa de anecdĂłtico– tiene valor en la medida en que sirve para marcar un punto guĂ­a sobre el mapa del periodismo actual. Es el nuevo horizonte de la desfachatez viral y como tal no puede cruzarse, no hay un punto mĂĄs lejano, de modo que toca desandar el trayecto e identificar las pistas que nos han permitido intuir el camino hasta Ă©l. Titulares que prescindieron del humor pero fueron igual de oscuros e hirientes. TambiĂ©n a este lado del AtlĂĄntico y frecuentemente derramados sobre la parcela digital –no siempre, recordemos aquella portada de La RazĂłn refiriĂ©ndose a un Adolfo SuĂĄrez moribundo con el brutal: «SuĂĄrez, en transiciĂłn»–.

Ejemplos de digitales ofensivos abundan en Internet. Un ejemplo: «Laura Escanes acaba su primer dĂ­a de luna de miel en Urgencias
 pero no por culpa de Risto». ApareciĂł en Periodista Digital y el publicista lo afeĂł por frivolizar con la violencia de gĂ©nero. Otro: «A Iglesias le gusta besarse en la boca con los hombres… esta vez le tocĂł a ErrejĂłn». Lo publicĂł OKDiario y fue criticado por su homofobia. Otro: «Las moras de Melilla, mĂĄs prolĂ­ficas que las ratas». De Alerta Digital, la FAPE lo tachĂł de misĂłgino, xenĂłfobo y vejatorio. El Ășltimo: «¿Por quĂ© las feministas son mĂĄs feas que las mujeres normales?», se preguntaba el diario ultra MediterrĂĄneo Digital ofendiendo directamente la inteligencia.

muerte2

Estos cuatro titulares manifiestan un evidente sesgo conservador, pero en el margen progresista también hay un digital que, con vocación informativa y partiendo de una posición menos reaccionaria, hace virtud del título paródico. Se trata del diario Sevilla Digital, célebre por su encabezado: «Tres muertos en Charlottesville tras desatarse el caos por disturbios entre nazis y personas». Es un formato híbrido que da por contada la noticia y añade una påtina de picardía política. Informa y entretiene desde el impacto o, como ellos afirman, «sin eufemismos».

Dejando de lado el hecho de que la construcciĂłn sin eufemismos es en sĂ­ misma un eufemismo; llama la atenciĂłn que los diarios mencionados renuncian al coto de la deontologĂ­a para hacer carrera a campo abierto. No ya en lo concerniente a la objetividad, un periodista toma partido para sintonizar con aquello que dijo Elie Wiesel («La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la vĂ­ctima»). El deje estĂĄ en la falta de sensibilidad, en ofender con idea de que el titular salte a Twitter y haga caja en el mercado de la indignaciĂłn. Ofensas como el «zombie» a Dolores O’Riordan prenden, se expanden y ocupan un nicho que estaba deshabitado por miedo al desprestigio.

muerte3

Pero zombie no es la cantante irlandesa. Zombie es el periodismo macarra. Medios sin humanidad y carentes de identidad que deambulan sin rumbo, que avanzan gracias a titulares inflados y se alimentan de la ingenuidad de su audiencia. Ocurre que estos medios consumen parte del oxĂ­geno destinado a las cabeceras generalistas y Ă©stas, cada vez mĂĄs asfixiadas, terminan por adoptar los mismos cĂłdigos efectistas. Se llenan de historias vacĂ­as: de pronto vemos a media portada que el champĂș de Beckham se fabrica en Burgos e inmediatamente entendemos que la transformaciĂłn digital ha servido, sobre todo, para medirnos el estĂłmago.

Pero, ¿quién es responsable del periodismo viral? En primer lugar, la industria mediåtica que consiente el parasitismo del empresariado; pues éste tiene vía libre para esquilmar las redacciones con la excusa de que las facturas, hoy en día, las pagan los vídeos chorras de Youtube. Dejad de escribir y escarbad en Internet. Quizås sea verdad. Pero también hay ejemplos de medios que capean la crisis del sector con modelos basados en la inteligencia editorial, el talento de sus redactores y el crecimiento sostenible. Cabeceras que anteponen la producción propia a la broza reciclada.

En segundo lugar, los periodistas que pasan por el aro. SĂ­, hay gente atentando contra el periodismo sin remordimientos que llevarse a la almohada. Es su funciĂłn. Acatan. Punto. Pero tampoco podemos eludir la realidad: del periodismo edificante comen unos pocos; de modo que redactar boberĂ­as para llegar a fin de mes es tan lĂ­cito como escribir el prĂłximo Pulitzer. Ahora bien, hay formas de hacerlo, y desde luego nunca estarĂĄn justificadas ni la docilidad ni la indiferencia.

Para terminar, la audiencia. El lector. TĂș. Cada vez que pinchas en un viral le dices al editor que tus aspiraciones son sencillas, que prefieres titulares chuscos a textos lĂșcidos y bien ponderados. No pasa nada, es tu elecciĂłn; sin embargo has de saber que lo siguiente dentro de esa deriva es el titular de Dolores O’Riordan. Que si eliges leer y compartir sandeces nos pondrĂĄn a teclear sandeces. Y algunos lo llevarĂĄn al lĂ­mite. Y tĂș dirĂĄs que en España el periodismo es una basura. ÂżCĂłmo no iba a serlo? Las redacciones estĂĄn en cuadro y el virtuosismo cotiza a la baja: prueba tĂș a bailar claquĂ© sobre un campo de minas.

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cranberries

A modo de contexto cabe decir que llueve sobre empapado. El diario Metro, editado en Ciudad de MĂ©xico, acostumbra a servir a sus lectores un menĂș de sexo, fĂștbol y abundante crĂłnica negra sin ahorro de detalles. Ejerce el clĂĄsico periodismo amarillista rico en sangre y escĂĄndalos varios, pero lo salpimenta introduciendo una variante narrativa relativamente novedosa: el humor negro. Hacer chanza del cadĂĄver con la coartada informativa. The Sun y Charlie Hebdo se dan la mano en los kioskos del Distrito Federal.

De esta forma, el titular «Ya es zombie» abre una vĂ­a inexplorada por el periodismo en bĂșsqueda desesperada de espacios libres sobre los que construir audiencia. Tira del sarcasmo para distinguirse con una noticia muy grande y muy Ășltima hora en un flujo continuo de informaciones manoseadas, reformuladas a fin de extraer ese hilo de frescura que espante el olor a podrido. Porque el periĂłdico del dĂ­a siguiente no solo envuelve pescado, ahora tambiĂ©n lo vende; y emplea en su propĂłsito una fĂłrmula compartida en el formato digital.

El caso mexicano –que no pasa de anecdĂłtico– tiene valor en la medida en que sirve para marcar un punto guĂ­a sobre el mapa del periodismo actual. Es el nuevo horizonte de la desfachatez viral y como tal no puede cruzarse, no hay un punto mĂĄs lejano, de modo que toca desandar el trayecto e identificar las pistas que nos han permitido intuir el camino hasta Ă©l. Titulares que prescindieron del humor pero fueron igual de oscuros e hirientes. TambiĂ©n a este lado del AtlĂĄntico y frecuentemente derramados sobre la parcela digital –no siempre, recordemos aquella portada de La RazĂłn refiriĂ©ndose a un Adolfo SuĂĄrez moribundo con el brutal: «SuĂĄrez, en transiciĂłn»–.

Ejemplos de digitales ofensivos abundan en Internet. Un ejemplo: «Laura Escanes acaba su primer dĂ­a de luna de miel en Urgencias
 pero no por culpa de Risto». ApareciĂł en Periodista Digital y el publicista lo afeĂł por frivolizar con la violencia de gĂ©nero. Otro: «A Iglesias le gusta besarse en la boca con los hombres… esta vez le tocĂł a ErrejĂłn». Lo publicĂł OKDiario y fue criticado por su homofobia. Otro: «Las moras de Melilla, mĂĄs prolĂ­ficas que las ratas». De Alerta Digital, la FAPE lo tachĂł de misĂłgino, xenĂłfobo y vejatorio. El Ășltimo: «¿Por quĂ© las feministas son mĂĄs feas que las mujeres normales?», se preguntaba el diario ultra MediterrĂĄneo Digital ofendiendo directamente la inteligencia.

muerte2

Estos cuatro titulares manifiestan un evidente sesgo conservador, pero en el margen progresista también hay un digital que, con vocación informativa y partiendo de una posición menos reaccionaria, hace virtud del título paródico. Se trata del diario Sevilla Digital, célebre por su encabezado: «Tres muertos en Charlottesville tras desatarse el caos por disturbios entre nazis y personas». Es un formato híbrido que da por contada la noticia y añade una påtina de picardía política. Informa y entretiene desde el impacto o, como ellos afirman, «sin eufemismos».

Dejando de lado el hecho de que la construcciĂłn sin eufemismos es en sĂ­ misma un eufemismo; llama la atenciĂłn que los diarios mencionados renuncian al coto de la deontologĂ­a para hacer carrera a campo abierto. No ya en lo concerniente a la objetividad, un periodista toma partido para sintonizar con aquello que dijo Elie Wiesel («La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la vĂ­ctima»). El deje estĂĄ en la falta de sensibilidad, en ofender con idea de que el titular salte a Twitter y haga caja en el mercado de la indignaciĂłn. Ofensas como el «zombie» a Dolores O’Riordan prenden, se expanden y ocupan un nicho que estaba deshabitado por miedo al desprestigio.

muerte3

Pero zombie no es la cantante irlandesa. Zombie es el periodismo macarra. Medios sin humanidad y carentes de identidad que deambulan sin rumbo, que avanzan gracias a titulares inflados y se alimentan de la ingenuidad de su audiencia. Ocurre que estos medios consumen parte del oxĂ­geno destinado a las cabeceras generalistas y Ă©stas, cada vez mĂĄs asfixiadas, terminan por adoptar los mismos cĂłdigos efectistas. Se llenan de historias vacĂ­as: de pronto vemos a media portada que el champĂș de Beckham se fabrica en Burgos e inmediatamente entendemos que la transformaciĂłn digital ha servido, sobre todo, para medirnos el estĂłmago.

Pero, ¿quién es responsable del periodismo viral? En primer lugar, la industria mediåtica que consiente el parasitismo del empresariado; pues éste tiene vía libre para esquilmar las redacciones con la excusa de que las facturas, hoy en día, las pagan los vídeos chorras de Youtube. Dejad de escribir y escarbad en Internet. Quizås sea verdad. Pero también hay ejemplos de medios que capean la crisis del sector con modelos basados en la inteligencia editorial, el talento de sus redactores y el crecimiento sostenible. Cabeceras que anteponen la producción propia a la broza reciclada.

En segundo lugar, los periodistas que pasan por el aro. SĂ­, hay gente atentando contra el periodismo sin remordimientos que llevarse a la almohada. Es su funciĂłn. Acatan. Punto. Pero tampoco podemos eludir la realidad: del periodismo edificante comen unos pocos; de modo que redactar boberĂ­as para llegar a fin de mes es tan lĂ­cito como escribir el prĂłximo Pulitzer. Ahora bien, hay formas de hacerlo, y desde luego nunca estarĂĄn justificadas ni la docilidad ni la indiferencia.

Para terminar, la audiencia. El lector. TĂș. Cada vez que pinchas en un viral le dices al editor que tus aspiraciones son sencillas, que prefieres titulares chuscos a textos lĂșcidos y bien ponderados. No pasa nada, es tu elecciĂłn; sin embargo has de saber que lo siguiente dentro de esa deriva es el titular de Dolores O’Riordan. Que si eliges leer y compartir sandeces nos pondrĂĄn a teclear sandeces. Y algunos lo llevarĂĄn al lĂ­mite. Y tĂș dirĂĄs que en España el periodismo es una basura. ÂżCĂłmo no iba a serlo? Las redacciones estĂĄn en cuadro y el virtuosismo cotiza a la baja: prueba tĂș a bailar claquĂ© sobre un campo de minas.

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