«Más tarde fui a la Brockwood Park School, un internado en Reino Unido cuya filosofÃa de educación estaba basada en las enseñanzas de Krishnamurti. Era un centro vegetariano con clases de yoga, meditación… Un lugar muy libre aunque seguÃa el bachillerato británico, que es bastante duro».
Tras trabajar un tiempo con la diseñadora Raquel Buj, deBuj Studio, ampliar su conocimientos sobre experimentación textil, y con una creciente sensibilidad sobre los daños de los efectos de la acción humana en el medioambiente, un dÃa se le ocurrió la idea de hacer crecer plantas en prendas de vestir.
Tras presentar el proyecto y recibir la llamada para desfilar en ParÃs, la artista comenzó a hacer pruebas para ir definiendo lo que aparecerÃa sobre la pasarela. Poco a poco fueron dando forma a la colección. «Resultaban un poco estresantes los momentos de las presentaciones», recuerda, «ya que yo trabajaba en España y enviaba las piezas a ParÃs en un camión. TenÃa sudores frÃos cada vez que se las llevaban. Además, los últimos viajes se realizaron cuando ya comenzaba a hacer mucho calor, lo que lo hacÃa todo más complicado».
«Más tarde fui a la Brockwood Park School, un internado en Reino Unido cuya filosofÃa de educación estaba basada en las enseñanzas de Krishnamurti. Era un centro vegetariano con clases de yoga, meditación… Un lugar muy libre aunque seguÃa el bachillerato británico, que es bastante duro».
Tras trabajar un tiempo con la diseñadora Raquel Buj, deBuj Studio, ampliar su conocimientos sobre experimentación textil, y con una creciente sensibilidad sobre los daños de los efectos de la acción humana en el medioambiente, un dÃa se le ocurrió la idea de hacer crecer plantas en prendas de vestir.
Tras presentar el proyecto y recibir la llamada para desfilar en ParÃs, la artista comenzó a hacer pruebas para ir definiendo lo que aparecerÃa sobre la pasarela. Poco a poco fueron dando forma a la colección. «Resultaban un poco estresantes los momentos de las presentaciones», recuerda, «ya que yo trabajaba en España y enviaba las piezas a ParÃs en un camión. TenÃa sudores frÃos cada vez que se las llevaban. Además, los últimos viajes se realizaron cuando ya comenzaba a hacer mucho calor, lo que lo hacÃa todo más complicado».