Las películas de televisión norteamericanas están interpretadas por tres o cuatro actrices rubias cuyo nombre no sabemos, de edad indefinida, pero que hemos visto en otras películas de televisión. O por la niña de Aquellos maravillosos años ya adulta o por la actriz de Sensación de vivir que luego trabajó en Embrujadas.
En el cine se está respetando los títulos originales (aunque sean impronunciables), pero las películas de televisión tienen títulos inventados para España:
Son contundentes: acaban en mortal, infernal, letal como en Seducción letal o Amistad mortal.
Recurren a la redundancia o la repetición del tipo «subir parriba» o «baja pabajo» como Acoso sin tregua (¿hay un acoso al ralentí?) o Venganza letal.
Los secretos de…
Los argumentos son sencillos:
Mi hermana me odia, pero no sospeché cuando tiró mi conejito al lago hace 30 años.
Nuestra niñera se pasea en bikini por la casa mientras mi marido trabaja en el salón y yo fuera de casa.
Me casé con un chico bueno: lo que pasó a continuación te sorprenderá.
La gente que me rodea muere asesinada, pero el tonto siempre-seremos-amigos está ahí para apoyarme.
Mi cuñado mató a mi hermana, pero nadie me cree.
Tengo 48 horas para acabar un artículo sobre un canalla guapo y famoso que no concede entrevistas.
Cosas que te pueden ocurrir si te compras una casa victoriana.
Me quedé viuda. El banco quiere embargarme, pero el chico cuyo-nombre-ignoro conoce el negocio.
La navidad era un asco hasta que te conocí.
Hicimos unos experimentos genéticos en el laboratorio con animales depredadores: no sabemos qué pudo salir mal.
Los experimentos genéticos han resultado ser un filón: el monstruo de la semana ha sustituido a la enfermedad de la semana.
Tarántulas, serpientes, cocodrilos y tiburones modificados siembran el pánico. Los tiburones son un subgénero aparte: los hay de hielo, de agua dulce y con tres cabezas. Tiburones-pulpo, tiburones-piraña, tiburones-araña. Gigantes. Con estrategia militar. Con brazos. Voladores. Que de un salto atrapan un Jumbo en pleno vuelo.
Tiburones mezclados con otras películas: Sharkenstein (tiburón hecho de tiburones), tiburón zombi, tiburón satánico.
Las reuniones creativas no desechan nada de la tormenta de ideas. La consigna es: ¡Más películas, más dinero!
En estas películas de tiburones que parecen pensadas por Hommer Simpson hay algún actor conocido para dar cierto empaque a la producción: el que anuncia tortitas con forma de barquito o el hermano (madurito) de ese otro actor famoso (madurito) cuyo nombre tampoco recordamos.
Quienes producen estas películas no sienten vergüenza de los guiones ni los efectos especiales que parecen hechos a mano. Ni vergüenza a la hora de promocionar las películas:
«OLVIDA LOS VENGADORES», dice la publicidad de Jersey Shore Shark Attack.
Ya sea familiar, de intriga o de monstruos marinos, hay elementos comunes:
Las casas en medio del bosque están impolutas (menos las casas victorianas). Ni una mota de polvo. Ni una telaraña. Aunque hace años que nadie va a la casa. ¿Cómo lo hacen? Nosotros pasamos la mopa y después el robot, y al mirar atrás vemos pelusas.
En un local o cocina con diez personas cuando un personaje dice a otro: «Hablemos en un lugar privado», se apartan dos metros, a una esquina, como si ese punto de la habitación fuera insonorizado.
Las protagonistas toman vino tinto en copa grande en una cocina con una isla tan grande como nuestros cuartos de baño.
Una escena donde la protagonista practica running.
Las malas tienen palitos de sushi en la cabeza.
Las protagonistas son salvadas por un chico guapo o un policía guapo en el último minuto (cuando un protagonista masculino es salvado por la policía se considera un error de guion).
Lo único que pedimos a un película de televisión americana es que la protagonista nos caiga simpática. Es la hora después de la comida. La hora de la siesta. Por esto están interpretadas por tres o cuatro rubias cuyo nombre no sabemos, de edad indefinida, pero que hemos visto en otras películas de televisión… o por la niña de Aquellos maravillosos años.
Imagen de portada:Prueba de inocencia ( Mommy, I Didn’t Do It) con Danica McKellar
Las películas de televisión norteamericanas están interpretadas por tres o cuatro actrices rubias cuyo nombre no sabemos, de edad indefinida, pero que hemos visto en otras películas de televisión. O por la niña de Aquellos maravillosos años ya adulta o por la actriz de Sensación de vivir que luego trabajó en Embrujadas.
En el cine se está respetando los títulos originales (aunque sean impronunciables), pero las películas de televisión tienen títulos inventados para España:
Son contundentes: acaban en mortal, infernal, letal como en Seducción letal o Amistad mortal.
Recurren a la redundancia o la repetición del tipo «subir parriba» o «baja pabajo» como Acoso sin tregua (¿hay un acoso al ralentí?) o Venganza letal.
Los secretos de…
Los argumentos son sencillos:
Mi hermana me odia, pero no sospeché cuando tiró mi conejito al lago hace 30 años.
Nuestra niñera se pasea en bikini por la casa mientras mi marido trabaja en el salón y yo fuera de casa.
Me casé con un chico bueno: lo que pasó a continuación te sorprenderá.
La gente que me rodea muere asesinada, pero el tonto siempre-seremos-amigos está ahí para apoyarme.
Mi cuñado mató a mi hermana, pero nadie me cree.
Tengo 48 horas para acabar un artículo sobre un canalla guapo y famoso que no concede entrevistas.
Cosas que te pueden ocurrir si te compras una casa victoriana.
Me quedé viuda. El banco quiere embargarme, pero el chico cuyo-nombre-ignoro conoce el negocio.
La navidad era un asco hasta que te conocí.
Hicimos unos experimentos genéticos en el laboratorio con animales depredadores: no sabemos qué pudo salir mal.
Los experimentos genéticos han resultado ser un filón: el monstruo de la semana ha sustituido a la enfermedad de la semana.
Tarántulas, serpientes, cocodrilos y tiburones modificados siembran el pánico. Los tiburones son un subgénero aparte: los hay de hielo, de agua dulce y con tres cabezas. Tiburones-pulpo, tiburones-piraña, tiburones-araña. Gigantes. Con estrategia militar. Con brazos. Voladores. Que de un salto atrapan un Jumbo en pleno vuelo.
Tiburones mezclados con otras películas: Sharkenstein (tiburón hecho de tiburones), tiburón zombi, tiburón satánico.
Las reuniones creativas no desechan nada de la tormenta de ideas. La consigna es: ¡Más películas, más dinero!
En estas películas de tiburones que parecen pensadas por Hommer Simpson hay algún actor conocido para dar cierto empaque a la producción: el que anuncia tortitas con forma de barquito o el hermano (madurito) de ese otro actor famoso (madurito) cuyo nombre tampoco recordamos.
Quienes producen estas películas no sienten vergüenza de los guiones ni los efectos especiales que parecen hechos a mano. Ni vergüenza a la hora de promocionar las películas:
«OLVIDA LOS VENGADORES», dice la publicidad de Jersey Shore Shark Attack.
Ya sea familiar, de intriga o de monstruos marinos, hay elementos comunes:
Las casas en medio del bosque están impolutas (menos las casas victorianas). Ni una mota de polvo. Ni una telaraña. Aunque hace años que nadie va a la casa. ¿Cómo lo hacen? Nosotros pasamos la mopa y después el robot, y al mirar atrás vemos pelusas.
En un local o cocina con diez personas cuando un personaje dice a otro: «Hablemos en un lugar privado», se apartan dos metros, a una esquina, como si ese punto de la habitación fuera insonorizado.
Las protagonistas toman vino tinto en copa grande en una cocina con una isla tan grande como nuestros cuartos de baño.
Una escena donde la protagonista practica running.
Las malas tienen palitos de sushi en la cabeza.
Las protagonistas son salvadas por un chico guapo o un policía guapo en el último minuto (cuando un protagonista masculino es salvado por la policía se considera un error de guion).
Lo único que pedimos a un película de televisión americana es que la protagonista nos caiga simpática. Es la hora después de la comida. La hora de la siesta. Por esto están interpretadas por tres o cuatro rubias cuyo nombre no sabemos, de edad indefinida, pero que hemos visto en otras películas de televisión… o por la niña de Aquellos maravillosos años.
Imagen de portada:Prueba de inocencia ( Mommy, I Didn’t Do It) con Danica McKellar