Desnudarse (es decir, el sexo) y vestirse (es decir, la moda) son los dos temas que despiertan mƔs interƩs en los lectores, si hacemos caso a la prensa digital.
Por eso, la prensa online estĆ” maquetada al modo del aparato psĆquico freudiano (a la prensa de papel le sucede lo mismo, pero su formato en hojas encuadernadas hace que esto sea menos evidente).
Con la prensa digital, al recorrer las noticias de arriba abajo en una sola hoja (la pantalla del móvil o del ordenador), resulta mucho mÔs fÔcil descubrir esta estructura.
Primero estĆ” el superyó, instancia donde deambula el poder normativo y punitivo. Por eso, las primeras noticias se suelen referir a las decisiones polĆticas, judiciales, económicas y a los grandes acontecimientos internacionales.
En segunda instancia, bajando por la pantalla, aparece el yo. Es decir, el espacio encargado de generar mecanismos que proporcionen el mayor placer posible, pero dentro de los lĆmites que el superyó autoriza. Es el lugar en el que nos encontramos con el fĆŗtbol, la cultura y los vĆdeos curiosos y divertidos.
Y aquĆ aparece la frontera entre el consciente y el inconsciente. Frontera que da entrada a otros placeres mĆ”s manifiestos: gastronomĆa, viajes, spas, moda, decoración…
Pero es al llegar al ello cuando esa maquetación se evidencia del todo. Al tratarse del territorio de las pulsiones, los deseos y el conflicto permanente con las otras dos instancias que, según Freud, se escindieron de él por aquello de la represión de la cultura, resulta que nuestras apetencias, pÔnicos y frustraciones se concentran en este nivel.
El resultado: es en esta parte de los diarios donde nos encontramos de repente con un conjunto de artĆculos que siempre giran, dĆa tras dĆa, sobre los mismos temas:
- Cómo tener orgasmos mÔs satisfactorios.
- Cómo ligar mÔs a menudo.
- Las zonas mƔs sensibles de tu pareja.
- Cómo prolongar el placer.
Eso en lo referente al sexo. Luego viene el otro asunto que tratar: la insatisfacción con nosotros mismos. AquĆ el sobrepeso (eufemismo para no mencionar la gordura) es el rey, y las recetas para solucionarlo se multiplican en todos los diarios digitales hasta la saciedad. Y continuarĆ”n multiplicĆ”ndose, porque el tema no son los kilos, es la infelicidad que nos proporciona la estructura represiva que opera en nuestra psique y que con tanta fidelidad han captado las estructuras periodĆsticas.
En cualquier caso, este no es un asunto exclusivo de la prensa. El aparato psĆquico freudiano se reproduce en muchos otros espacios que nada tienen que ver con la prensa digital. Por ejemplo, en la arquitectura.
Hace aƱos, el sociólogo Henry Lefebvre explicaba en una conferencia la similitud entre la estructura de un hogar tradicional y las tres instancias freudianas. Solo que en este caso, las instancias se convierten en estancias. El superyó serĆa el salón, lugar del discurso y la apariencia. El yo serĆan el comedor y la cocina, responsables del placer consentido y valorado. Y el ello residirĆa en los dormitorios y cuartos de baƱo, la parte mĆ”s profunda y soterrada de nuestras pasiones.
Al final va a resultar que nuestra estructura emocional, con sus certezas, sus pasiones y sus temores, se termina reproduciendo en todo nuestro entorno. Ya sea en el diseño de nuestra vivienda o en la maqueta de nuestro periódico.
nos maniPPulan y nos alienan en la mediocridad
a base de quitarnos todo salvo
el orgullo la moda el pporno y el fuPPbol
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