
En pleno debate sobre el control de armas en EE.UU. llegan las navidades a EspaƱa, y con ellas, los fascinantes catĆ”logos de explosivos encartados con el periódico de los domingos. Pólvora y destrucción para toda la familia, en un entraƱable formato que conjuga la poesĆa de los publicistas con un cierto aire militar que no deja indiferente a nadie.
Cuando yo era pequeƱo comprĆ”bamos petardos en un ultramarinos del barrio, y Mario Vaquerizo todavĆa no sabĆa lo que es el rimmel. Era la Ć©poca en que los 8 bits inundaban las pantallas de los videojuegos arcade, donde las princesas del extrarradio descubrieron el Tetris junto a las mesas de billar.
MĆ”s tarde, en los primeros aƱos de Hotmail, allĆ” por 1996, mi cuenta se llenaba siempre de ofertas de cine porno, armas y alargadores de pene. Lo mejor es que las tres categorĆas convivĆan a veces en el mismo catĆ”logo, que llegaba despuĆ©s misteriosamente a mi buzón fĆsico, en discretos sobres de papel estraza. Pero nunca recibĆ catĆ”logos de explosivos caseros.
En el que nos ocupa, en Petardos CM, hallaremos productos como BaterĆa Delirium, Blooming, Mistral, Matrix, Maratón, Cienfuegos (esta es buena), Traviata… Estos son algunos de los chispeantes nombres de los productos, presentados en un cuidado y colorido catĆ”logo que harĆ” las delicias de los mĆ”s pequeƱos… Pero bajo sus colores alegres y sus nombres evocadores se esconden muchas formas de perder un dedo, un ojo, la cara o la vida en algunos casos extremos. De nada sirve limitar su compra por edades, ya que se pueden adquirir tambiĆ©n por Internet y el trĆ”fico de petardos en los suburbios no conoce de DNI’s. En Todos Petardos, hay una colección de vĆdeos de accidentes pirotĆ©cnicos nada desdeƱable, aunque se asocien los fuegos artificiales con el glamour de las celebraciones.

Lean si no, esta descripción de la llamada āBaterĆa Barcelonaā, que cuesta 200 euros, (lo mismo que un cubierto en el restaurante de Quique Dacosta, con tres estrellas MichelĆn): ā88 disparos en 6 secciones, estelas de colores, palmeras de cracker, abanico de volcanes de kamuro, disparos roncadores con aperturas multicolor y un espectacular arrebato final con efecto sauce llorón con puntas de crackerā. Wow!
Y en la portada del catĆ”logo hallamos los āNagasakisā, con un diseƱo de un dragón en la atractiva caja, que convive con los llamados āAtómicosā que valen 4 ā¬, y estĆ”n en la misma pĆ”gina. ĀæCómo puede alguien crear un producto explosivo no militar y bautizarlo con la ciudad en la que murieron casi cien mil japoneses abrasados por la segunda bomba atómica? No me consta que la embajada de Japón haya ordenado su retirada. Imaginen que alguien publicita algo como āAuschwitz. El trabajo bien hechoā para campamentos de verano o para calderas de gas. Israel enviarĆa a un par de sicarios del Mosad a impartir un breve y contundente cursillo de copy.
Dentro de muy poco, mientras esos esforzados menores del colegio de San Ildefonso cantan los nĆŗmeros del mayor negocio de Hacienda (la LoterĆa de Navidad), se escucharĆ”n las detonaciones de todo ese material, y el excedente se harĆ” estallar la noche del 31 de diciembre.
Aunque con un poco de suerte, y si hemos de confiar en los mayas, nuestros problemas se terminarĆ”n exactamente un dĆa antes, y puede que este sea mi Ćŗltimo post.
”BANG!