30 de mayo 2013    /   BUSINESS
por
 

PiƱatas artesanales

30 de mayo 2013    /   BUSINESS     por          
CompƔrtelo twitter facebook whatsapp

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

Quiero contaros una pequeña historia. El protagonista es L., un informÔtico de treinta y tantos que ha convertido una afición en un pequeño negocio desde casa, desde el sofÔ. Una afición que nada tiene que ver con la informÔtica.

L. y yo nos encontramos por casualidad en la calle. L. acababa de bajar del autobĆŗs. Yo esperaba la llegada de otra lĆ­nea.
—”CuĆ”nto tiempo! —me estrecha la mano con efusión aunque apenas nos conocemos. Hemos coincidido un par de veces en casa de amigos comunes—. Hace seis meses que volvĆ­ a Sevilla.
No recordaba que se hubiera marchado de Sevilla. Me habla de su trabajo. No acabo de entender bien la jerga tĆ©cnica que emplea. Me quedo con “supervisor” y “redes”. Pidió el traslado y se lo concedieron.
—”Y tambiĆ©n hago piƱatas! —dijo L.
—¿PiƱatas? —debo haber oĆ­do mal.
—”AutĆ©nticas piƱatas mexicanas! PiƱatas… —dijo un nombre jocoso y pegadizo.
L. me cuenta con entusiasmo cómo él y su mujer comenzaron a vender piñatas artesanales.
—Vimos que nadie las hacĆ­a –dijo L.—. Nos pusimos, y ya…Ā Las hacemos por las noches y los fines de semana mientras vemos la tele. Es entretenido y da un dinerillo…
RƔpidamente traduzco la cantidad que L. me da en bolsas de supermercado. (Nikkei, Dow Jones no son ƭndices apropiados para administrar una economƭa casera).
L. me cuenta cómo cada vez tiene mÔs clientes. Quien ve una piñata en un fiesta, quiere una para la suya propia. Llegó mi autobús.
—BĆŗsca en Google… —L. volvió a repetirme el nombre de su pequeƱo negocio. Un nombre fĆ”cil de recordar.
—Lo harĆ© —digo con un pie en el autobĆŗs.
De regreso a casa, busco la pĆ”gina de L. Me quedo desconcertado. L. es informĆ”tico, es “supervisor” de no sĆ© quĆ© de “redes”. Sin embargo, el diseƱo de la pĆ”gina web es aficionado: plantilla predefinida para mostrar productos en internet, tipografĆ­as poco lustrosas, fotografĆ­as de resolución media o baja.
¿Por qué L., informÔtico, supervisor de no sé qué de redes, ha escogido un diseño tan simple, tan deslucido, tan antiguo? ¿Prisas? ¿Dejadez?
Preparando un café lo comprendo: L. ha hecho la pÔgina que tenía que hacer. 
L. y su esposa venden piƱatas artesanales, autĆ©nticas piƱatas mexicanas, para cumpleaƱos y otros acontecimientos. No venden IPiƱatas. El diseƱo de su pĆ”gina web es propio de una persona sin conocimientos informĆ”ticos que quiere promocionar su modesto negocio familiar. Quien accede a la pĆ”gina piensa: “Esta gente sabe hacer piƱatas artesanales”. Es una pĆ”gina que funciona.Ā 
EstÔ claro que L. sabe cómo convertir una afición en un pequeño negocio y cómo promocionarlo de manera sencilla, pero eficaz.

”Yorokobu gratis en formato digital!

Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

Quiero contaros una pequeña historia. El protagonista es L., un informÔtico de treinta y tantos que ha convertido una afición en un pequeño negocio desde casa, desde el sofÔ. Una afición que nada tiene que ver con la informÔtica.

L. y yo nos encontramos por casualidad en la calle. L. acababa de bajar del autobĆŗs. Yo esperaba la llegada de otra lĆ­nea.
—”CuĆ”nto tiempo! —me estrecha la mano con efusión aunque apenas nos conocemos. Hemos coincidido un par de veces en casa de amigos comunes—. Hace seis meses que volvĆ­ a Sevilla.
No recordaba que se hubiera marchado de Sevilla. Me habla de su trabajo. No acabo de entender bien la jerga tĆ©cnica que emplea. Me quedo con “supervisor” y “redes”. Pidió el traslado y se lo concedieron.
—”Y tambiĆ©n hago piƱatas! —dijo L.
—¿PiƱatas? —debo haber oĆ­do mal.
—”AutĆ©nticas piƱatas mexicanas! PiƱatas… —dijo un nombre jocoso y pegadizo.
L. me cuenta con entusiasmo cómo él y su mujer comenzaron a vender piñatas artesanales.
—Vimos que nadie las hacĆ­a –dijo L.—. Nos pusimos, y ya…Ā Las hacemos por las noches y los fines de semana mientras vemos la tele. Es entretenido y da un dinerillo…
RƔpidamente traduzco la cantidad que L. me da en bolsas de supermercado. (Nikkei, Dow Jones no son ƭndices apropiados para administrar una economƭa casera).
L. me cuenta cómo cada vez tiene mÔs clientes. Quien ve una piñata en un fiesta, quiere una para la suya propia. Llegó mi autobús.
—BĆŗsca en Google… —L. volvió a repetirme el nombre de su pequeƱo negocio. Un nombre fĆ”cil de recordar.
—Lo harĆ© —digo con un pie en el autobĆŗs.
De regreso a casa, busco la pĆ”gina de L. Me quedo desconcertado. L. es informĆ”tico, es “supervisor” de no sĆ© quĆ© de “redes”. Sin embargo, el diseƱo de la pĆ”gina web es aficionado: plantilla predefinida para mostrar productos en internet, tipografĆ­as poco lustrosas, fotografĆ­as de resolución media o baja.
¿Por qué L., informÔtico, supervisor de no sé qué de redes, ha escogido un diseño tan simple, tan deslucido, tan antiguo? ¿Prisas? ¿Dejadez?
Preparando un café lo comprendo: L. ha hecho la pÔgina que tenía que hacer. 
L. y su esposa venden piƱatas artesanales, autĆ©nticas piƱatas mexicanas, para cumpleaƱos y otros acontecimientos. No venden IPiƱatas. El diseƱo de su pĆ”gina web es propio de una persona sin conocimientos informĆ”ticos que quiere promocionar su modesto negocio familiar. Quien accede a la pĆ”gina piensa: “Esta gente sabe hacer piƱatas artesanales”. Es una pĆ”gina que funciona.Ā 
EstÔ claro que L. sabe cómo convertir una afición en un pequeño negocio y cómo promocionarlo de manera sencilla, pero eficaz.

CompƔrtelo twitter facebook whatsapp
¿HabrÔ invasión de drones?
ĀæSe le estĆ” poniendo a Snapchat cara de Tuenti?
Muera el periodista y viva el espectador (y la historia)
Tech Review: EyePet – La nueva generación de mascotas virtuales
 
Especiales
 
facebook twitter whatsapp
Opiniones 5
  • yo tambiĆ©n hago piƱatas, vivo en Gijón y siempre hice par amis hijas y amistades, he preparado un cartel, lo he dado en todo sitio, portales, buzones, guarderĆ­as infantiles y nada, las hago porque me gustan y las regalo para que disfruten los niƱos y tambiĆ©n le hice a una chica de 30 aƱos una Kitty y aun chico que cumplĆ­a 21 un avión, para negocio nada, me gusta hacerlas porque es entretenido y gratificante, salen hermosas, de Mickey, Bob esponja, Pepa Pig, Dora, etc. felicitaciones.

  • Comentarios cerrados.