2 de diciembre 2021    /   CREATIVIDAD
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El futuro lleno de luz de Teresa Cano

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El futuro que imaginamos tira mucho de tecnología y de viajes al espacio, de cambios, pero a Teresa Cano, la autora de esta portada, le atrae ese punto de misterio, de ocultismo y de adivinación que nos atrae y nos atemoriza al mismo tiempo.

A esta directora de arte y alquimista, como ella misma se presenta en su perfil de Instagram, le inspira mucho mÔs la dimensión espiritual de las personas y cree que un futuro armónico debe combinar ambos aspectos. Y como ademÔs de diseñadora grÔfica también es «divulgadora de lo oculto», el esoterismo tiene mucha presencia en esta ilustración, ese plano del macrocosmos y del microcosmos. «Cambiar nosotros por dentro para poder cambiar lo de fuera»

teresa cano

Por eso, todo el conjunto es bastante simbólico. Una figura humana, una mariposa, un ouróboros (que es esa serpiente que se muerde la cola, ya sabes)… Ā«La figura humana irradia esa aura de simbolismoĀ», explica. Ā«Cada persona contiene el universo y el cambio empieza por nosotros. TambiĆ©n estĆ” esa idea muy esotĆ©rica y casi alquĆ­mica de que hay que ir depurĆ”ndose, sublimando la esencia humanaĀ».

La mariposa, por su parte, representa el alma en muchas culturas, así como el acercamiento a lo luminoso. «Con ella quiero decir, una vez mÔs, que son necesarias ambas facetas del ser humano: el desarrollo, el intelecto, pero también el plano espiritual». Y, por último, esa serpiente que se muerde la cola, el símbolo del eterno retorno, «esa idea de que el tiempo es circular».

Cano ha tratado de plasmar en esta portada muchos de sus intereses artísticos. Por un lado, esa visión retro del futuro que tenían en los 50 en la que imaginaban una sociedad hiperdesarrollada. Pero también la new age de los 80. «Es mÔs hortera, pero me gusta mucho ese estilo», se ríe.

Y todo ello mezclado con un puntito lisérgico y de psicodelia, «que tiene mÔs que ver con la parte del autoconocimiento y la iluminación. Por eso jugué también con esas texturas mÔs locas, mÔs sugerentes, como mÔs de estados alterados de conciencia».

En definitiva, un juego en el que ha intentado combinarlo todo. Pero, como lo que estÔ por venir, «al final, tampoco lo tenía yo tan claro». Así que «iba vislumbrando el futuro según lo hacía».

Si quieres un ejemplar del monogrƔfico sobre el futuro, pincha abajo.

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El futuro que imaginamos tira mucho de tecnología y de viajes al espacio, de cambios, pero a Teresa Cano, la autora de esta portada, le atrae ese punto de misterio, de ocultismo y de adivinación que nos atrae y nos atemoriza al mismo tiempo.

A esta directora de arte y alquimista, como ella misma se presenta en su perfil de Instagram, le inspira mucho mÔs la dimensión espiritual de las personas y cree que un futuro armónico debe combinar ambos aspectos. Y como ademÔs de diseñadora grÔfica también es «divulgadora de lo oculto», el esoterismo tiene mucha presencia en esta ilustración, ese plano del macrocosmos y del microcosmos. «Cambiar nosotros por dentro para poder cambiar lo de fuera»

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Por eso, todo el conjunto es bastante simbólico. Una figura humana, una mariposa, un ouróboros (que es esa serpiente que se muerde la cola, ya sabes)… Ā«La figura humana irradia esa aura de simbolismoĀ», explica. Ā«Cada persona contiene el universo y el cambio empieza por nosotros. TambiĆ©n estĆ” esa idea muy esotĆ©rica y casi alquĆ­mica de que hay que ir depurĆ”ndose, sublimando la esencia humanaĀ».

La mariposa, por su parte, representa el alma en muchas culturas, así como el acercamiento a lo luminoso. «Con ella quiero decir, una vez mÔs, que son necesarias ambas facetas del ser humano: el desarrollo, el intelecto, pero también el plano espiritual». Y, por último, esa serpiente que se muerde la cola, el símbolo del eterno retorno, «esa idea de que el tiempo es circular».

Cano ha tratado de plasmar en esta portada muchos de sus intereses artísticos. Por un lado, esa visión retro del futuro que tenían en los 50 en la que imaginaban una sociedad hiperdesarrollada. Pero también la new age de los 80. «Es mÔs hortera, pero me gusta mucho ese estilo», se ríe.

Y todo ello mezclado con un puntito lisérgico y de psicodelia, «que tiene mÔs que ver con la parte del autoconocimiento y la iluminación. Por eso jugué también con esas texturas mÔs locas, mÔs sugerentes, como mÔs de estados alterados de conciencia».

En definitiva, un juego en el que ha intentado combinarlo todo. Pero, como lo que estÔ por venir, «al final, tampoco lo tenía yo tan claro». Así que «iba vislumbrando el futuro según lo hacía».

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