30 de marzo 2021    /   CREATIVIDAD
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Un Google Maps para salvar a la posidonia

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Posidonia Maps

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Es el ser vivo mĂ¡s grande y mĂ¡s viejo de la tierra. Tiene dimensiones titĂ¡nicas (mĂ¡s de ocho kilĂ³metros de largo) y mĂ¡s años que los dioses del mundo clĂ¡sico (unos 100.000 segĂºn las Ăºltimas estimaciones). Sin embargo, toda esta Ă©pica se estĂ¡ yendo al garete por la acciĂ³n de domingueros flotantes y marineros de fin de semana.

La posidonia que tapiza el fondo marino entre Ibiza y Formentera lleva dĂ©cadas sufriendo los efectos del sobreturismo. Cientos de anclas trasquilan sus praderas, esquilmando un ecosistema tan frĂ¡gil como preciado. Y aunque el Gobierno balear imponga multas a quienes fondeen sobre ella, la cosa es difĂ­cil de controlar.

En la lucha por salvar la posidonia ha surgido un aliado inesperado: una app. No hace falta saber mucho inglĂ©s para intuir quĂ© hace Posidonia Maps. Gracias a las imĂ¡genes satĂ©lite, al motor de Google Maps y a la cartografĂ­a del Govern de Baleares, esta aplicaciĂ³n (disponible para Android y para iPhone) geolocaliza la embarcaciĂ³n de quien la usa y la superpone sobre el mapa de la posidonia. AsĂ­, el capitĂ¡n puede saber antes de fondear si va a tirar el ancla sobre la pradera o no. «Tiene una precisiĂ³n aproximada de un metro», comenta con orgullo Manu San FĂ©lix, principal impulsor de esta herramienta.

Posidonia Maps
Foto: Shmulik Blum

Hay biĂ³logos que trabajan con microscopio y bata. San FĂ©lix lo hace con cĂ¡mara de fotos y bañador. Neopreno, cuando el dĂ­a es frĂ­o o la inmersiĂ³n, profunda. Lo cierto es que no tiene un trabajo corriente: su oficina es el MediterrĂ¡neo y sus colegas, peces, algas y tiburones. Este biĂ³logo marino lleva a sus espaldas 39 años de buceo y asegura que cada año hace unas 350 inmersiones.

Uno no necesita muchas vacaciones cuando vive en un lugar como Formentera. AllĂ­ se instalĂ³ y abriĂ³ su escuela de buceo, Vellmari, en 1993. Desde esta pequeña isla, San FĂ©lix ejerce de responsable de fotografĂ­a submarina de National Geographic. TambiĂ©n ha colaborado con Leonardo DiCaprio y el director Fisher Stevens (ganador de un Ă“scar por The Cove) en el documental Before the flood. Se ha convertido en uno de los mayores divulgadores del medio marino. Y tiene una misiĂ³n en mente: salvar la posidonia.

La posidonia es una planta (que no un alga) submarina endĂ©mica del MediterrĂ¡neo. Sus cintas se enredan en los pies de los bañistas, a veces se apelmazan en las orillas de la playa, creando murallas pestilentes, pequeños diques de contenciĂ³n que protegen las playas del oleaje. Su fruto es redondo, marrĂ³n y peludo. A veces llega hasta la orilla, salpicando la arena de lo que parecen pelotas de tenis anĂ©micas.

La posidonia hunde sus raĂ­ces en el fondo marino, pero su silueta se puede intuir desde la superficie: sus praderas crean inquietantes manchas amorfas que salpican de negro las cristalinas aguas del MediterrĂ¡neo. Todos estos datos superficiales podrĂ­an hacernos pensar que la posidonia no merece nuestra atenciĂ³n, mucho menos nuestra protecciĂ³n. San FĂ©lix lleva varias dĂ©cadas decidido a demostrar lo contrario.

Foto: Manu San Félix

El biĂ³logo compara la importancia que tiene esta planta en el MediterrĂ¡neo con la que podrĂ­a tener el coral en el Caribe: «Los dos sirven de cobijo a distintasespecies marinas y las dos proporcionan el material con el que despuĂ©s se forma la arena de la playa». AdemĂ¡s, la posidonia es un aliado inesperado en nuestra lucha por el calentamiento global.

«El mar aporta entre el 50 y el 70% del oxĂ­geno de la atmĂ³sfera, sus praderas recogen grandes cantidades de CO2. En este contexto tenemos que entender la posidonia como el pulmĂ³n del MediterrĂ¡neo», sentencia. Por eso es tan importante salvarla.

Posidonia Maps ha mapeado todo el fondo de Formentera y casi todo el de Ibiza. Es un trabajo complicado que ha nacido con la ayuda de actores locales (los mĂ­ticos Juan y Andrea o Beso Beach) internacionales (Loewe, Tag Heuer o Estrella Damm entre otros) e institucionales. A pesar de las dificultades, el proyecto sigue creciendo: ya se ha empezado a hacer en la costa de Mallorca. «La idea es que de aquĂ­ al prĂ³ximo verano hayamos mapeado todas las Baleares —vaticina San FĂ©lix— y lo que nos gustarĂ­a hacer despuĂ©s, ayudados de las imĂ¡genes satelitales, es ampliar este proyecto a todo el MediterrĂ¡neo».

San FĂ©lix cree que el de las anclas es un problema que se ha incrementado en los Ăºltimos años. Y mĂ¡s allĂ¡ de la pausa que ha supuesto el confinamiento, seguirĂ¡ haciĂ©ndolo. Por eso hay que crear herramientas que faciliten la tarea, que promuevan una actitud responsable. «Los barcos, en los 70, no importaban porque eran cuatro; ahora son miles de anclas cada dĂ­a, haciendo daños pequeños o medianos. La suma de todo esto son superficies enormes, pone los pelos de punta», explica.

Es un problema de masificaciĂ³n. El problema de casi todo, ambientalmente hablando, es tan simple como eso: somos muchos. La soluciĂ³n, pues, (mĂ¡s allĂ¡ de una extinciĂ³n masiva no del todo descartable tal y como avanza el año) pasa porque aumentemos nuestra concienciaciĂ³n. Que seamos mĂ¡s pero mĂ¡s responsables. Y la tecnologĂ­a puede ayudarnos a ello.

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Es el ser vivo mĂ¡s grande y mĂ¡s viejo de la tierra. Tiene dimensiones titĂ¡nicas (mĂ¡s de ocho kilĂ³metros de largo) y mĂ¡s años que los dioses del mundo clĂ¡sico (unos 100.000 segĂºn las Ăºltimas estimaciones). Sin embargo, toda esta Ă©pica se estĂ¡ yendo al garete por la acciĂ³n de domingueros flotantes y marineros de fin de semana.

La posidonia que tapiza el fondo marino entre Ibiza y Formentera lleva dĂ©cadas sufriendo los efectos del sobreturismo. Cientos de anclas trasquilan sus praderas, esquilmando un ecosistema tan frĂ¡gil como preciado. Y aunque el Gobierno balear imponga multas a quienes fondeen sobre ella, la cosa es difĂ­cil de controlar.

En la lucha por salvar la posidonia ha surgido un aliado inesperado: una app. No hace falta saber mucho inglĂ©s para intuir quĂ© hace Posidonia Maps. Gracias a las imĂ¡genes satĂ©lite, al motor de Google Maps y a la cartografĂ­a del Govern de Baleares, esta aplicaciĂ³n (disponible para Android y para iPhone) geolocaliza la embarcaciĂ³n de quien la usa y la superpone sobre el mapa de la posidonia. AsĂ­, el capitĂ¡n puede saber antes de fondear si va a tirar el ancla sobre la pradera o no. «Tiene una precisiĂ³n aproximada de un metro», comenta con orgullo Manu San FĂ©lix, principal impulsor de esta herramienta.

Posidonia Maps
Foto: Shmulik Blum

Hay biĂ³logos que trabajan con microscopio y bata. San FĂ©lix lo hace con cĂ¡mara de fotos y bañador. Neopreno, cuando el dĂ­a es frĂ­o o la inmersiĂ³n, profunda. Lo cierto es que no tiene un trabajo corriente: su oficina es el MediterrĂ¡neo y sus colegas, peces, algas y tiburones. Este biĂ³logo marino lleva a sus espaldas 39 años de buceo y asegura que cada año hace unas 350 inmersiones.

Uno no necesita muchas vacaciones cuando vive en un lugar como Formentera. AllĂ­ se instalĂ³ y abriĂ³ su escuela de buceo, Vellmari, en 1993. Desde esta pequeña isla, San FĂ©lix ejerce de responsable de fotografĂ­a submarina de National Geographic. TambiĂ©n ha colaborado con Leonardo DiCaprio y el director Fisher Stevens (ganador de un Ă“scar por The Cove) en el documental Before the flood. Se ha convertido en uno de los mayores divulgadores del medio marino. Y tiene una misiĂ³n en mente: salvar la posidonia.

La posidonia es una planta (que no un alga) submarina endĂ©mica del MediterrĂ¡neo. Sus cintas se enredan en los pies de los bañistas, a veces se apelmazan en las orillas de la playa, creando murallas pestilentes, pequeños diques de contenciĂ³n que protegen las playas del oleaje. Su fruto es redondo, marrĂ³n y peludo. A veces llega hasta la orilla, salpicando la arena de lo que parecen pelotas de tenis anĂ©micas.

La posidonia hunde sus raĂ­ces en el fondo marino, pero su silueta se puede intuir desde la superficie: sus praderas crean inquietantes manchas amorfas que salpican de negro las cristalinas aguas del MediterrĂ¡neo. Todos estos datos superficiales podrĂ­an hacernos pensar que la posidonia no merece nuestra atenciĂ³n, mucho menos nuestra protecciĂ³n. San FĂ©lix lleva varias dĂ©cadas decidido a demostrar lo contrario.

Foto: Manu San Félix

El biĂ³logo compara la importancia que tiene esta planta en el MediterrĂ¡neo con la que podrĂ­a tener el coral en el Caribe: «Los dos sirven de cobijo a distintasespecies marinas y las dos proporcionan el material con el que despuĂ©s se forma la arena de la playa». AdemĂ¡s, la posidonia es un aliado inesperado en nuestra lucha por el calentamiento global.

«El mar aporta entre el 50 y el 70% del oxĂ­geno de la atmĂ³sfera, sus praderas recogen grandes cantidades de CO2. En este contexto tenemos que entender la posidonia como el pulmĂ³n del MediterrĂ¡neo», sentencia. Por eso es tan importante salvarla.

Posidonia Maps ha mapeado todo el fondo de Formentera y casi todo el de Ibiza. Es un trabajo complicado que ha nacido con la ayuda de actores locales (los mĂ­ticos Juan y Andrea o Beso Beach) internacionales (Loewe, Tag Heuer o Estrella Damm entre otros) e institucionales. A pesar de las dificultades, el proyecto sigue creciendo: ya se ha empezado a hacer en la costa de Mallorca. «La idea es que de aquĂ­ al prĂ³ximo verano hayamos mapeado todas las Baleares —vaticina San FĂ©lix— y lo que nos gustarĂ­a hacer despuĂ©s, ayudados de las imĂ¡genes satelitales, es ampliar este proyecto a todo el MediterrĂ¡neo».

San FĂ©lix cree que el de las anclas es un problema que se ha incrementado en los Ăºltimos años. Y mĂ¡s allĂ¡ de la pausa que ha supuesto el confinamiento, seguirĂ¡ haciĂ©ndolo. Por eso hay que crear herramientas que faciliten la tarea, que promuevan una actitud responsable. «Los barcos, en los 70, no importaban porque eran cuatro; ahora son miles de anclas cada dĂ­a, haciendo daños pequeños o medianos. La suma de todo esto son superficies enormes, pone los pelos de punta», explica.

Es un problema de masificaciĂ³n. El problema de casi todo, ambientalmente hablando, es tan simple como eso: somos muchos. La soluciĂ³n, pues, (mĂ¡s allĂ¡ de una extinciĂ³n masiva no del todo descartable tal y como avanza el año) pasa porque aumentemos nuestra concienciaciĂ³n. Que seamos mĂ¡s pero mĂ¡s responsables. Y la tecnologĂ­a puede ayudarnos a ello.

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Opiniones 4
  • LĂ¡stima que esta App solo trabaje una parte minĂºscula del problema, desaparece entre el 8 y el 10% anual de pradera de posidonia. EL futuro estĂ¡ en la regeneraciĂ³n marina no solo en evitar que los desaprensivos no echen el ancla. Invito a Manu San Felix a contactar conmigo, lo he intentado 5 veces, sin respuesta alguna. Investigo una soluciĂ³n sostenible con el IMEDEA-CSIC y tres universidades. ¿Sumamos? Las fotos ayudan, pero ayuda mĂ¡s regenerar.

    • Cuesta sumar con determinadas personas, mi consejo es iniciar el proyecto sin esperar apoyos extra de famosos. La verdadera revoluciĂ³n en la protecciĂ³n marina no viene de “estrellas”, es humilde y entregada, esa es la nueva ciencia ciudadana, que coopera y pone en marcha proyectos que sin tanto bombo y platillo siembran verdadero cambio.

  • Perdona pero he leido en el artĂ­culo que la posidonia es una planta submarina endĂ©mica del MediterrĂ¡neo. Soy canario y llevo mĂ¡s de cincuenta años viendo las praderas de posidonias en estas islas, con los mismos o peores problemas que las de Baleares: fondeos, relleno para urbanizaciones o puertos deportivos …

    • Te refieres amigo a los sebadales, en las islas Canarias se encuentra la seba (Cymodocea nodosa), planta marina parecida al cĂ©sped, con flores y semillas, adaptadas a la vida bajo el mar.

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