Probablemente no las suficientes para los responsables de la cadena ABC, que impidieron que se emitiera un anuncio de la marca Frida Mom durante los intermedios de la retransmisión. O tal vez sà habÃa quorum entre la audiencia, pero eso era lo de menos. Porque el spot en cuestión quebrantaba las leyes del buen gusto que, según la cadena, la Academia de Hollywood establece en relación a los mensajes comerciales que se emiten durante la entrega de los premios.
Ni polÃtica, ni mensajes religiosos, ni armas, pero tampoco productos de higiene femenina, pañales para adultos, condones o remedios para hemorroides están bien vistos en este evento televisado. El glamur es lo que tiene.
Las bragas desechables y la compresa para los loquios que luce la protagonista no ayudan. Ni su barriga flácida, ni los gestos de dolor, ni las maniobras que hace sobre la taza del WC. Todo «demasiado explÃcito» dada «la desnudez parcial y la demostración del producto» de la que hace gala el spot.
Un parto puede ser un excelente gancho publicitario. Que se lo digan si no a las clÃnicas en las que dan a luz las madres famosas que ceden sus halls, con sus logos de fondo, como photocalls para la prensa rosa el mismo dÃa del alta. Claro que, por las estilizadas figuras y cuidado aspecto con los que posan ellas, nadie dirÃa que acaban de salir (prácticamente) de un paritorio.
Lo bueno para la marca y para sus posibles clientes es que el veto podrÃa desencadenar el llamado efecto Streisand: ¿llegará el anuncio de Frida Mom a conseguir tantas visualizaciones (¿quizás más?) como las que pudo conseguir durante la emisión de los Óscar?
Probablemente no las suficientes para los responsables de la cadena ABC, que impidieron que se emitiera un anuncio de la marca Frida Mom durante los intermedios de la retransmisión. O tal vez sà habÃa quorum entre la audiencia, pero eso era lo de menos. Porque el spot en cuestión quebrantaba las leyes del buen gusto que, según la cadena, la Academia de Hollywood establece en relación a los mensajes comerciales que se emiten durante la entrega de los premios.
Ni polÃtica, ni mensajes religiosos, ni armas, pero tampoco productos de higiene femenina, pañales para adultos, condones o remedios para hemorroides están bien vistos en este evento televisado. El glamur es lo que tiene.
Las bragas desechables y la compresa para los loquios que luce la protagonista no ayudan. Ni su barriga flácida, ni los gestos de dolor, ni las maniobras que hace sobre la taza del WC. Todo «demasiado explÃcito» dada «la desnudez parcial y la demostración del producto» de la que hace gala el spot.
Un parto puede ser un excelente gancho publicitario. Que se lo digan si no a las clÃnicas en las que dan a luz las madres famosas que ceden sus halls, con sus logos de fondo, como photocalls para la prensa rosa el mismo dÃa del alta. Claro que, por las estilizadas figuras y cuidado aspecto con los que posan ellas, nadie dirÃa que acaban de salir (prácticamente) de un paritorio.
Lo bueno para la marca y para sus posibles clientes es que el veto podrÃa desencadenar el llamado efecto Streisand: ¿llegará el anuncio de Frida Mom a conseguir tantas visualizaciones (¿quizás más?) como las que pudo conseguir durante la emisión de los Óscar?