Mariano Medina era conocido como «el hombre del tiempo». No habĂa otro. ComenzĂł con sus previsiones meteorolĂłgicas en la radio en 1986 y posteriormente se pasĂł a la televisiĂłn.
Pese a que utilizaba tan solo un mapa arcaico y una tiza (como todo buen maestro), el paĂs entero le escuchaba con devociĂłn. Era regordete, formal y aburrido, es decir, creĂble. Y con su parsimonia creĂł un espacio televisivo en el que hoy compiten hombres y mujeres de todos los canales para arrancarle un trozo de audiencia a sus competidores.
Pero antes de Mariano Medina, ÂżcĂłmo se sabĂa si iba a llover? Solo habĂa una forma: escudriñar la naturaleza tratando de averiguar lo que esta nos deparaba. El viento, las nubes, la humedad nos daban pistas. Sin embargo, y por encima de todas ellas, la mĂĄs fiable era el comportamiento de los animales.
Hasta que llegĂł Mariano Medina, la mayorĂa de ellos eran mucho mejores que nosotros en esa labor prospectiva. Y prueba de ello es la infinidad de refranes que en el pasado nos enseñaban a observarlos para detectar si la ansiada lluvia iba a regar nuestros campos.
Aunque la mayorĂa de dichos refranes estĂĄn desapareciendo, aquĂ van unos cuantos para que puedas comprobar si alguno aĂșn te suena:
Cuando los tordos se bañan, agua viene.
Cuando canta el milano, agua en la mano.
Cuando chilla el mochuelo, pronto se moja el suelo.
Golondrina que con el ala roza la tierra, lluvia recela.
La urraca en el lugar, llover o nevar.
Junta de pĂĄjaros, agua segura.
Cuando los perros comen hierba, lluvia hay cerca.
Hormigas acordonadas, pronto mojadas.
Si las lombrices asoman en el huerto, se moja presto.
Cuando el sapo canta fuerte, agua promete.
Cuando a la vaca el cuerno le suda, agua segura.
Cuando bebe el gallo, llueve en verano.
Cuando al palomo veas en el agua, coge las botas y el paraguas.
Cuando la cabra estornuda, el tiempo muda.
Cuando el bĂșho en diciembre canta, lluvia o templanza.
La tecnologĂa digital, la inteligencia artificial y la infinidad de satĂ©lites que nos sobrevuelan permanentemente ha dejado obsoleto aquel saber basado en el comportamiento de la naturaleza.
Era inevitable y nadie puede cuestionar que una mejor previsiĂłn climatolĂłgica salva vidas y disminuye incertidumbres. Pero, como casi siempre, cuando algo se gana, algo se pierde.
Lo que hemos perdido es nuestra capacidad de leer la naturaleza. La relaciĂłn simbiĂłtica que mantenĂamos con ella cuando sus mensajes nos resultaban Ăștiles y provechosos ha desaparecido. Y eso nos lleva a un analfabetismo ecolĂłgico que difĂcilmente suplantarĂĄ la informaciĂłn de Siri, Google Now, Cortana o Alexia.
Mariano Medina fue la frontera entre el antes y el despuĂ©s. Pero, como todo ser fronterizo, sabĂa hablar el idioma de ambos lados. Prueba de ello es que cuando publicĂł su libro La mar y el tiempo, fue capaz de explicar con una enorme capacidad didĂĄctica el comportamiento de los anticiclones, las borrascas y demĂĄs fenĂłmenos meteorolĂłgicos.
Pero siempre terminaba cada capĂtulo con un viejo refrĂĄn para recordarnos que no debĂamos perder tan profundo conocimiento.
Lamentablemente, no le hicimos caso.
cuando el grajo vuela bajo , hara frio ÂĄ carajo !
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las nubes bajas son d lluvia y suelen ser oscuras
Que curiosos que son los animales, aunque mis favoritos son los osos
pues si, puedes visitar esta web https://www.osos10.net/
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