Habían dedicado toda su vida a los escenarios. Formaban parte del grupo musical Las Preposiciones y habían recogido grandes éxitos por todo el mundo hispanohablante. En los colegios las adoraban. Eran felices. Se sentían integradas. Pero los años pasaban y el grupo iba sintiendo la necesidad de adaptarse a las nuevas entonaciones, a las nuevas necesidades. Todas hicieron un esfuerzo por amoldarse a los nuevos tiempos. Todas excepto ellas dos: Cabe y So.
El peso del tiempo era demasiado grande para llevarlo sobre los hombros y un buen día, sin saber muy bien desde cuándo, descubrieron que ya no aparecían en los carteles que anunciaban sus actuaciones. Cabe, resignada, hizo su maleta y pidió plaza en la residencia para ancianos llamada El Diccionario. So, por su parte, decidió emprender un nuevo rumbo profesional. Abandonó su grupo de toda la vida, Las Preposiciones, y opositó con éxito al cuerpo de los Adverbios Ponderativos. Y la vida siguió su curso…
¿Moraleja? Ahora viene.
Vosotras, criaturas humanas que –como yo– habéis pasado por la EGB, sabréis recitar de carrerilla la lista de las preposiciones.
«A, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras».
¡Hala, de tirón! ¿Me equivoco o hasta le habéis puesto musiquilla?
Y si lo habéis dicho en voz alta delante de algún menor víctima de las últimas reformas educativas, se le habrá quedado cara de «qué te pasa en la boca» al escuchar: cabe y so. Apuesto a que le habéis devuelto la mirada con una expresión de superioridad y sacando pecho, reafirmándoos en vuestro excelso y superior conocimiento. Sí, sí, les habréis dicho: cabe y so.
¡Ay, ay, ayyy! Que va a ser que muy actualizados, lo que se dice muy actualizados, no estamos. ¡Primera arruguita en vuestra sabiduría!
Seamos sinceros: ¿Quién ha usado cabe alguna vez en su larga, intensa y productiva vida? ¿Os habéis visto alguna vez diciendo cosas como: ‘mi perro se ha sentado cabe mis piernas’? ¿Y so? ¿Habéis amenazado alguna vez a vuestros hijos con frases del estilo: «Tienes terminantemente prohibido volver después de las 10 so pena de quedarte sin Tuenti un mes»? No, ¿verdad?
Hace ya bastante tiempo que esas dos desaparecieron de la lista de preposiciones por quedar en desuso o reservadas solo para el lenguaje culto y/o poético. Tan solo ‘so’ sobrevive pero como adverbio ponderativo. Un ejemplo: «¡So cabrón!». Podría haber sido más fina pero, reconocedlo, mucho menos ilustrativa.
La verdad es que quien no está actualizada es usted, pues hay que añadir a la lista las preposiciones “durante” y “mediante” 🙂
E incluso, “vía” y “versus”. Pero la intención del artículo no era destacar las nuevas incorporaciones a la lista de los reyes godos gramaticales -como yo la llamo-, sino poner de relieve las que ya no están. Esa iba a ser la segunda parte de la historia. Pero, claro, ya me ha destripado usted el final… ¡So canalla! (Dicho sea sin acritud y con el debido respeto, por supuesto) 🙂
‘Cabe’ creo que aún se usa como por ejemplo: Cabe destacar. Pero si que es verdad que han caído bastante en desuso
Ay, qué dolor.
🙂
Pues es simpático, pero un disparate detras de otro. Decir “cabe a mis piernas” es una barbaridad de analfabeto total. No se encadenan dos preposiciones y de hecho, reglas a parte, se dice “cabe la ventana”, “cabe la cama”; lo otro es un error explicable por analogía por “junto a”, preposición compuesta que ha muchos años sustituyó “cabe” en el habla vulgar del pueblo. En cuanto a “cabe destacar” y otras construcciones símiles, ese cabe no es una preposición: es la tercera persona singular del presente del indicativo del verbo “caber”, en el sentido de “haber lugar”, “ser posible”
En cuanto al “so” que precede a “so cabrón”, “so animal” y otros epítetos, nada tiene que ver, pero absolutamente nada, con la preposición “so”, que quiere decir lo mismo que “bajo” y no tendría ningún sentido en ese contexto. Ese “so” no es más que un apócope extremo de “señor”: “señor cabrón”, “señor animal”, un irónico refuerzo antifrástico que se prepone al epíteto insultante para darle más fuerza, gracejo y colorido.
Como soy muy positiva, voy a quedarme con el apelativo de “simpático” de tu comentario. Ahora, lo de analfabeta total me parece una sobrada por tu parte, ¡oh Guillermo!, más todavía cuando me lo llamas por haber usado mal una locución totalmente en desuso y alejada del lenguaje común, que es el que usamos el resto de los mortales. Reconozco avergonzada el error de “cabe a mis piernas” y siento tremendamente haber golpeado con mi ignorancia tus ilustres, sabias y clásicas pupilas. Pediré a los editores que enmienden y corrijan el error para no ofender a nadie más con mi estulticia. Y recorré las calles flagelándome y lacerándome por ello como castigo merecido. Quizá así puedas quedarte más tranquilo.
En cuanto al “so” de “so cabrón” en ningún momento he dicho que sea una preposición. Al contrario, lo que explico es que sobrevive como adverbio, que es como funciona en esa expresión. Efectivamente, no tiene nada que ver con una preposición ni con su significado de “bajo”. Sí lo es en locuciones del tipo “so pena de”, “so pretexto de”, que tan poco usamos hoy en día. La FUNDEU en su obra “Compendio ilustrado y azaroso de todo lo que siempre quiso saber sobre la lengua castellana”, lo explica muy bien de esta manera:
“So, ahora adverbio que sirve para potenciar las cualidades del adjetivo, solo se emplea como preposición en locuciones del tipo ‘so capa de’, ‘so color de’, ‘so pena de’ o ‘so pretexto de’”.
Quizá es esta segunda parte la que tendría que haber seguido explicando en mi texto, pero como he dicho en un comentario más arriba, mi intención era solo destacar el hecho de que dos preposiciones que muchos de mi edad hemos estudiado siendo niños ya no forman parte de esa lista, no hacer un manual de gramática. Gracias, en cualquier caso, por tu aportación.
¡Pues yo soy de la LOGSE y me enseñaron la lista con “cabe” y “so”!
Hola, Mª Ángeles:
Aunque leí tu artículo hace ya tiempo, hoy, por casualidad, lo he vuelto a leer y me he animado a escribirte. Y lo he hecho, principalmente, para decirte que…¡Felicidades! Sí, me encantan tus artículos, y tienes un mérito tremendo porque es muy difícil hacer atractivos contenidos como los que publicas (aunque a mí todo lo relacionado con el lenguaje me encanta) y que, sin el tono «jocoso-festivo—profesional» , serían mucho menos atractivos. Y, segundo, pero no más importante: que te animo para que sigas publicando, a pesar de que hay mucho talibán comentando en los posts (¡joder —con perdón—, vaya forma tienen algunos de atacar!, aunque a ti se te ve muy resuelta en las contestaciones).
Un fuerte abrazo y, como dicen los portugueses: «parabéns» (no puedo ponerlo en cursiva 😉
¡Muchísmas gracias, Ángel! Tú sí que sabes alegrarme el día. ¡Ale, ya me voy feliz cual perdiz a seguir escribiendo!
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