18 de agosto 2014    /   DIGITAL
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El inquietante mapa de tu vida, segĂșn san Google

18 de agosto 2014    /   DIGITAL     por          
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Vamos a hablar de nuestro amigo AndrĂ©s, un pintor de brocha gorda que se gana la vida como puede, a veces trapicheando, y que tiene mĂĄs bien poca idea de tecnologĂ­a. Ya lo irĂ©is conociendo. El caso es que AndrĂ©s tiene un mĂłvil antiguo, con sistema operativo Android, y es consciente – porque lo han repetido hasta la saciedad en las noticias – de que, por ello, Google lo sabe (casi) todo sobre Ă©l.
TambiĂ©n estĂĄ harto de oĂ­r que, Snowden dixit, los espĂ­as se mueven por los servidores del rey de las bĂșsquedas como Pedro por su casa. Todo esto, hasta ayer mismo, le daba un poco igual. AndrĂ©s es de los que piensan que, si no tienes nada que ocultar, no deberĂ­a preocuparte que te espĂ­en.
En realidad, ahora es de los que lo pensaban. En pasado. Para tratar de concienciar a nuestro amigo Andrés acerca de su privacidad, le enseñamos un rincón de Google que la mayoría de usuarios no conoce. Le llevamos de la mano hasta el llamado «Historial de ubicaciones», uno de los lugares mås acongojantes de los vastos dominios de la gran G.
movilmaps
Una vez allĂ­, AndrĂ©s escuchĂł con atenciĂłn una historia de terror descafeinado, de esas que los yanquis cuentan en Halloween a sus hijos. ÂżTe imaginas, amigo, que todos tus pasos – uno por uno – estuvieran registrados en un mapa? ÂżTe imaginas que alguien pudiera darle al play y repasar, como en un vĂ­deo, los pormenores de cada dĂ­a de tu vida?
Le sonĂł a distopĂ­a futurista, a un episodio especialmente malo de Black Mirror. Incluso le hizo gracia, en un primer momento, y soltĂł una carcajada. Su modo irĂłnico se activĂł como por resorte, pero entonces, y solo para que pudiera verlo con sus propios ojos, hicimos clic en el botĂłn de play. Su vida pasĂł ante nuestros ojos. No en imĂĄgenes, cierto, pero si en forma de mapas, puntos y trayectorias.
AlmerĂ­a
Såbado 9 de agosto. Para Andrés, la mañana es laborable. Se despierta en su casa del almeriense barrio del Zapillo, al lado de la playa del mismo nombre; desayuna, se viste y sale rumbo al centro de la ciudad, a pintar los techos de una casa cerca de la Rambla Federico García Lorca. Cuando termina, se dirige a otra vivienda, cerca del Paseo de Almería, y vuelve a casa mås o menos a la hora de comer.
Viaje_almeria_murcia
SĂĄbado 19 de julio. AndrĂ©s se ha tomado el fin de semana libre, no tanto por placer como por no tener ningĂșn encargo. Decide coger el coche y pasar el dĂ­a en Murcia, visitando a sus abuelos.
murciaOK
Una jornada de lo mås anodina. Saliendo de casa de sus parientes en el barrio obrero de San Antolín, Andrés se dirige al centro, obligado a visitar por enésima vez la catedral. La memoria de su abuela, a causa de la edad, es muy frågil, así que se empeña en llevar a su nieto a contemplar la fachada de aquel templo una y otra vez. El eterno deja vu de sus paseos por Murcia también tiene parada en un centro comercial, pasando por las famosas calles de Trapería y Platería.
Viaje_almeria_madrid
Domingo 10 de agosto: viaje a Madrid. Ahora sí, Andrés estå de vacaciones. Ha venido a la capital a arreglar unos asuntos, a hacer turismo y a visitar a los amigos. Aunque igual se arrepiente de haber guardado un día para comer con nosotros. Sale de nuestra casa bien comido, bien cenado, pero con la mosca detrås de la oreja. Ahora piensa que, tal vez, se estaba tomando demasiado a la ligera el tema este de la privacidad. Nos sentimos un poco culpables por habérselo mostrado, pero es un amigo y sentíamos la obligación de hacerlo.
Le enseñamos, eso sĂ­, un truco. Si tĂș, como hizo AndrĂ©s, quieres dejar de grabar huellas en sus mapas, solo tienes que desactivar un par de opciones en la configuraciĂłn de tu cuenta de Google. Lo tienes que hacer desde tu mĂłvil. Es sencillo. Solo tienes que seguir estos pasos.
Por cierto, AndrĂ©s es un amigo imaginario. Lo cierto es que el dueño de estos mapas es otro, cuyo nombre no desvelaremos por respeto a su privacidad. No obstante, todos – tanto Ă©l, como el que firma estas lĂ­neas, como tĂș que las estĂĄs leyendo – somos un poquito AndrĂ©s. Todos llevamos un mĂłvil (demasiado) inteligente en el bolsillo y estamos cediendo cortĂ©smente, a menudo sin saberlo, multitud de datos a la multinacional de turno – llĂĄmese Google, Apple, Microsoft o Facebook, por citar algunas de las favoritas de Snowden.
Es el precio que pagamos por usar gratis sus servicios y, las cosas como son, la mayorĂ­a no vamos a dejar de hacerlo. Por eso viene bien de vez en cuando echar un vistazo a estos asuntos y cambiar algunas de esas opciones que, por defecto, no siempre estĂĄn pensando en lo mejor para nosotros.
—————————–
Las dos primeras imĂĄgenes de este artĂ­culo son propiedad de Johan Larsson y Christopher Chen

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TambiĂ©n estĂĄ harto de oĂ­r que, Snowden dixit, los espĂ­as se mueven por los servidores del rey de las bĂșsquedas como Pedro por su casa. Todo esto, hasta ayer mismo, le daba un poco igual. AndrĂ©s es de los que piensan que, si no tienes nada que ocultar, no deberĂ­a preocuparte que te espĂ­en.
En realidad, ahora es de los que lo pensaban. En pasado. Para tratar de concienciar a nuestro amigo Andrés acerca de su privacidad, le enseñamos un rincón de Google que la mayoría de usuarios no conoce. Le llevamos de la mano hasta el llamado «Historial de ubicaciones», uno de los lugares mås acongojantes de los vastos dominios de la gran G.
movilmaps
Una vez allĂ­, AndrĂ©s escuchĂł con atenciĂłn una historia de terror descafeinado, de esas que los yanquis cuentan en Halloween a sus hijos. ÂżTe imaginas, amigo, que todos tus pasos – uno por uno – estuvieran registrados en un mapa? ÂżTe imaginas que alguien pudiera darle al play y repasar, como en un vĂ­deo, los pormenores de cada dĂ­a de tu vida?
Le sonĂł a distopĂ­a futurista, a un episodio especialmente malo de Black Mirror. Incluso le hizo gracia, en un primer momento, y soltĂł una carcajada. Su modo irĂłnico se activĂł como por resorte, pero entonces, y solo para que pudiera verlo con sus propios ojos, hicimos clic en el botĂłn de play. Su vida pasĂł ante nuestros ojos. No en imĂĄgenes, cierto, pero si en forma de mapas, puntos y trayectorias.
AlmerĂ­a
Såbado 9 de agosto. Para Andrés, la mañana es laborable. Se despierta en su casa del almeriense barrio del Zapillo, al lado de la playa del mismo nombre; desayuna, se viste y sale rumbo al centro de la ciudad, a pintar los techos de una casa cerca de la Rambla Federico García Lorca. Cuando termina, se dirige a otra vivienda, cerca del Paseo de Almería, y vuelve a casa mås o menos a la hora de comer.
Viaje_almeria_murcia
SĂĄbado 19 de julio. AndrĂ©s se ha tomado el fin de semana libre, no tanto por placer como por no tener ningĂșn encargo. Decide coger el coche y pasar el dĂ­a en Murcia, visitando a sus abuelos.
murciaOK
Una jornada de lo mås anodina. Saliendo de casa de sus parientes en el barrio obrero de San Antolín, Andrés se dirige al centro, obligado a visitar por enésima vez la catedral. La memoria de su abuela, a causa de la edad, es muy frågil, así que se empeña en llevar a su nieto a contemplar la fachada de aquel templo una y otra vez. El eterno deja vu de sus paseos por Murcia también tiene parada en un centro comercial, pasando por las famosas calles de Trapería y Platería.
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Domingo 10 de agosto: viaje a Madrid. Ahora sí, Andrés estå de vacaciones. Ha venido a la capital a arreglar unos asuntos, a hacer turismo y a visitar a los amigos. Aunque igual se arrepiente de haber guardado un día para comer con nosotros. Sale de nuestra casa bien comido, bien cenado, pero con la mosca detrås de la oreja. Ahora piensa que, tal vez, se estaba tomando demasiado a la ligera el tema este de la privacidad. Nos sentimos un poco culpables por habérselo mostrado, pero es un amigo y sentíamos la obligación de hacerlo.
Le enseñamos, eso sĂ­, un truco. Si tĂș, como hizo AndrĂ©s, quieres dejar de grabar huellas en sus mapas, solo tienes que desactivar un par de opciones en la configuraciĂłn de tu cuenta de Google. Lo tienes que hacer desde tu mĂłvil. Es sencillo. Solo tienes que seguir estos pasos.
Por cierto, AndrĂ©s es un amigo imaginario. Lo cierto es que el dueño de estos mapas es otro, cuyo nombre no desvelaremos por respeto a su privacidad. No obstante, todos – tanto Ă©l, como el que firma estas lĂ­neas, como tĂș que las estĂĄs leyendo – somos un poquito AndrĂ©s. Todos llevamos un mĂłvil (demasiado) inteligente en el bolsillo y estamos cediendo cortĂ©smente, a menudo sin saberlo, multitud de datos a la multinacional de turno – llĂĄmese Google, Apple, Microsoft o Facebook, por citar algunas de las favoritas de Snowden.
Es el precio que pagamos por usar gratis sus servicios y, las cosas como son, la mayorĂ­a no vamos a dejar de hacerlo. Por eso viene bien de vez en cuando echar un vistazo a estos asuntos y cambiar algunas de esas opciones que, por defecto, no siempre estĂĄn pensando en lo mejor para nosotros.
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Las dos primeras imĂĄgenes de este artĂ­culo son propiedad de Johan Larsson y Christopher Chen

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Opiniones 3
  • Afortunadamente cuando me “ofrecieron” activarlo decidĂ­ que no lo hacĂ­a. Luego va y en el Facebook voy rellenandolo yo, y encima, a mano…

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