PutokrĂo: el humor extremo de un asalariado de las letras

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Muchos se preguntarán, ÂżquĂ© es PutokrĂo? No les culpamos. Es más, intentaremos sacarlos de la duda en la medida de lo posible.
AsĂ, a volapluma, PutokrĂo es muchas cosas. Piezas de dibujos animados para programas como Alaska y Coronas de La 2 o Adult Swim del canal TNT, una novela gráfica para la editorial de Ponent, tiras de cĂłmic en Mongolia y un webcĂłmic alojado en la página putokrio.me. Pero, por encima de todo, Putokrio es el fruto del «trastorno de personalidad mĂşltiple particular» de Jorge Riera.
Desde hace más de una dĂ©cada, este guionista, escritor, adaptador al castellano de series internacionales, entre otras muchas actividades, lleva entregado a «esta especie de alter ego comprometido con lo polĂticamente incorrecto y el humor más extremo».
Como sucede con los hĂ©roes y los grandes personajes de la humanidad, el nacimiento de PutokrĂo vino precedido de una serie de inequĂvocas señales, como la caĂda de las Torres Gemelas, el ataque al Pentágono, Guantánamo, el Ă©xito de Jon Cobra, Forocoches y OperaciĂłn Triunfo.
Sin embargo, pocos fueron los que advirtieron por entonces la trascendencia que tendrĂa un personaje, cuya primera encarnaciĂłn se produjo en una serie de collages que Jorge Riera hacĂa con fotos de su familia y a los que trataba de dar sentido narrativo mediante textos pegados.
«SurgiĂł como respuesta a la frustraciĂłn de ser una puta de las letras. Tras muchos años entrando y saliendo de series y programas de televisiĂłn, empecĂ© a sentirme como un peĂłn creativo fácilmente sustituible. Yo, como la mayorĂa de patĂ©ticos artistillas que conozco, necesito sentirme especial para darle sentido a mi vida. Con PutokrĂo buscaba reafirmar mi identidad de algĂşn modo».
Esos primeros collages estaban protagonizados por el hermano pequeño de Riera y combinaban las historias «que Ă©l me contaba con mis propias experiencias de juventud». A partir de entonces, el elenco de personajes reales y anĂ©cdotas verĂdicas no ha dejado de crecer, hasta convertirse en unos de los mayores atractivos de la serie.
«PutokrĂo es autoficciĂłn que, aunque parezca una tendencia muy en boga en la actualidad, es algo que los artistas llevan siglos haciendo. La diferencia es que ahora se juega de manera más consciente y desvergonzada a manipular la realidad y despertar la duda en el lector de si el escritor viviĂł o no los hechos contados. Es algo que responde a estos tiempos en los que se mezclan la individualidad y realismo. Gran parte del pĂşblico huye de la ficciĂłn debido a la influencia de YouTube, las redes sociales y los reality-shows porque busca historias verĂdicas para poder identificarse. PutokrĂo, en cierto modo, trata de acercarse a ellos. Aunque en muchas ocasiones me gusta incluir elementos surrealistas porque soy bastante autodestructivo en mis principios creativos. Bueno, y en todo lo demás…».
Esta referencia a la autodestrucciĂłn cobra mayor sentido si se tiene en cuenta el origen de PutokrĂo y, en consecuencia, del propio Riera: Valencia. La tierra de las flores, de la luz, del amor, de Rita Barberá, de algunos de los asesinatos más truculentos de nuestra historia, de las drogas de diseño, la ruta del bakalao, del arroz a banda, de la horchata, de los fartons y del miguelete.
«La personalidad valenciana proviene de una mezcla de culturas: cristiana, mora, judĂa… En mi opiniĂłn, esta combinaciĂłn es tan antagĂłnica que nuestro ADN no ha podido soportarlo y eso nos ha convertido en infraseres llenos de contradicciones. Media un abismo entre lo que somos y lo que pretendemos ser. Por ejemplo, vamos de emprendedores y abiertos, pero en el fondo somos bastante vagos y egoĂstas. Lo lo Ăşnico que está claro es que somos unos pirados y nos va la fiesta. Valencia es un pueblo de extremos capaz de lo mejor y lo peor: de Berlanga y Pablo Motos, de la paella y los tetes, de la ruta del bakalao y el Crimen de AlcĂ sser…».
Algunos pensarán que Riera se está dejando llevar por prejuicios y generalizaciones, o que eso que cuenta es aplicable a cualquier localidad, pero nadie mejor que él para saber de lo que habla y, si alguno aún lo duda, él aporta la información pura y dura.
«Para que te hagas una idea de nuestra idiosincrasia, dos datos: somos la comunidad autónoma con más grupos de música por kilómetro cuadrado y el primer manicomonio del mundo tuvo lugar en la Terreta. Los valencianos no tenemos remedio, pero hay que querernos porque de tan absurdos, inspiramos ternura».
Todos los que conocen a Jorge Riera coinciden en destacar su buen corazĂłn, su simpatĂa y, sĂ, tambiĂ©n su ternura. SĂłlo asĂ se entiende que una decena larga de los mejores ilustradores del paĂs hayan dibujado, o estĂ©n dibujando en la actualidad, las aventuras de PutokrĂo. Una colaboraciĂłn que lo hermana con autores del tebeo internacional como Harvey Pekar.
«Colaboro con varios dibujantes por una cuestión meramente práctica: agiliza el proceso. Como casi ninguno cobra, repartir el trabajo es una forma de no explotarles demasiado. Salvo eso, no creo que Pekar y yo nos parezcamos demasiado ni en lo personal ni en lo temático. Pekar practica el realismo y yo la comedia. Pekar pertenece a la era pre-internet y yo a la post-internet. Pekar es profundamente americano y yo profundamente español. De hecho, creo que mi estilo, por mi afición a las tramas violentas, los personajes marginales y el lenguaje contundente, tiene mucho del clásico tremendismo ibérico».
Hablando de tremendismo, de realidad, de ficciĂłn, de ser especial y de versatilidad, sorprende que PutokrĂo, que siempre estuvo a la Ăşltima y tuvo blog cuando los blog estuvieron en auge, no se haya encarnado en uno de los fenĂłmenos audiovisuales más importantes de los Ăşltimos tiempos: YouTuber. Una especie de Rubius pero punk.
«Las opiniones facilonas y agresivas suelen confundirse con la visiĂłn crĂtica. El personaje de PutokrĂo se rĂe de eso, de modo que serĂa un buen YouTuber. Ojo, que no tengo nada en contra de los YouTubers, de hecho, me resulta un fenĂłmeno muy interesante, pero jamás me convertirĂa en uno porque no tengo opiniĂłn sobre todo. Opinar sin saber es moneda comĂşn, pero deberĂamos acostumbrarnos a callarnos y actualizar nuestros conocimientos mediante la experiencia antes de soltar la primera chorrada que nos viene a la cabeza».
Descartada la opciĂłn YouTuber, y dado que la ficciĂłn nacional se decanta por bromear con la forma de ser de los habitantes del norte y del sur pero no con los de Levante, todo apunta a que PutokrĂo nunca dará el salto a la pantalla, grande o pequeña, pero con personajes reales.
«Se intentĂł hacer una adaptaciĂłn con actores. AndrĂ©s Vicente GĂłmez, el productor de El dĂa de la bestia y Torrente, me encargĂł el guiĂłn, pero el proyecto no llegĂł a cuajar. Al final decidĂ renunciar al dinero a cambio de recuperar los derechos sobre el personaje. Actualmente estoy escribiendo un nuevo guiĂłn para un largometraje de animaciĂłn que me gustarĂa dirigir. En Valencia, uno de los pocos sectores que ha sobrevivido a la debacle de Canal 9 es el de la animaciĂłn, asĂ que espero encontrar alguna productora que se alĂe conmigo para algo tan descabellado».
Si ese proyecto descabellado tiene que salir, Valencia es el sitio. En todo caso, y si se frustra, PutokrĂo no puede quejarse de falta de proyectos. A las actuales colaboraciones en prensa e internet se les sumará en unos pocos meses una nueva apariciĂłn en una revista cuatrimestral de cĂłmics que editará Libros de Autoengaño y una novela gráfica que dibujará Javier Peinado. «Se titulará Regreso a Violencia. Narrará mi vuelta a mi ciudad natal tras casi veinte años fuera y mi historia de amor con una cantante punk mientras escribĂa el biopic de La Banda Trapera del RĂo para un afamado director de cine».
Llegados a este punto lo Ăşnico que le falta a PutokrĂo es protagonizar una aventura en la que este superhĂ©roe de barrio cruce su personal universo con el de un superhĂ©roe de Marvel o DC.
«En ese caso, si PutokrĂo tuviera que juntarse con algĂşn superhĂ©roe se juntarĂa con Iron Man. Tony Stark es uno de los pocos supertipos que se han declarado alcohĂłlicos y seguramente no tendrĂa ningĂşn problema en tirarse toda la noche mamando birras con Ă©l. Además no olvidemos que es multimillonario, lo que le convierte en la vĂctima perfecta para convertirse en el mecenas de sus locos proyectos».
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Muchos se preguntarán, ÂżquĂ© es PutokrĂo? No les culpamos. Es más, intentaremos sacarlos de la duda en la medida de lo posible.
AsĂ, a volapluma, PutokrĂo es muchas cosas. Piezas de dibujos animados para programas como Alaska y Coronas de La 2 o Adult Swim del canal TNT, una novela gráfica para la editorial de Ponent, tiras de cĂłmic en Mongolia y un webcĂłmic alojado en la página putokrio.me. Pero, por encima de todo, Putokrio es el fruto del «trastorno de personalidad mĂşltiple particular» de Jorge Riera.
Desde hace más de una dĂ©cada, este guionista, escritor, adaptador al castellano de series internacionales, entre otras muchas actividades, lleva entregado a «esta especie de alter ego comprometido con lo polĂticamente incorrecto y el humor más extremo».
Como sucede con los hĂ©roes y los grandes personajes de la humanidad, el nacimiento de PutokrĂo vino precedido de una serie de inequĂvocas señales, como la caĂda de las Torres Gemelas, el ataque al Pentágono, Guantánamo, el Ă©xito de Jon Cobra, Forocoches y OperaciĂłn Triunfo.
Sin embargo, pocos fueron los que advirtieron por entonces la trascendencia que tendrĂa un personaje, cuya primera encarnaciĂłn se produjo en una serie de collages que Jorge Riera hacĂa con fotos de su familia y a los que trataba de dar sentido narrativo mediante textos pegados.
«SurgiĂł como respuesta a la frustraciĂłn de ser una puta de las letras. Tras muchos años entrando y saliendo de series y programas de televisiĂłn, empecĂ© a sentirme como un peĂłn creativo fácilmente sustituible. Yo, como la mayorĂa de patĂ©ticos artistillas que conozco, necesito sentirme especial para darle sentido a mi vida. Con PutokrĂo buscaba reafirmar mi identidad de algĂşn modo».
Esos primeros collages estaban protagonizados por el hermano pequeño de Riera y combinaban las historias «que Ă©l me contaba con mis propias experiencias de juventud». A partir de entonces, el elenco de personajes reales y anĂ©cdotas verĂdicas no ha dejado de crecer, hasta convertirse en unos de los mayores atractivos de la serie.
«PutokrĂo es autoficciĂłn que, aunque parezca una tendencia muy en boga en la actualidad, es algo que los artistas llevan siglos haciendo. La diferencia es que ahora se juega de manera más consciente y desvergonzada a manipular la realidad y despertar la duda en el lector de si el escritor viviĂł o no los hechos contados. Es algo que responde a estos tiempos en los que se mezclan la individualidad y realismo. Gran parte del pĂşblico huye de la ficciĂłn debido a la influencia de YouTube, las redes sociales y los reality-shows porque busca historias verĂdicas para poder identificarse. PutokrĂo, en cierto modo, trata de acercarse a ellos. Aunque en muchas ocasiones me gusta incluir elementos surrealistas porque soy bastante autodestructivo en mis principios creativos. Bueno, y en todo lo demás…».
Esta referencia a la autodestrucciĂłn cobra mayor sentido si se tiene en cuenta el origen de PutokrĂo y, en consecuencia, del propio Riera: Valencia. La tierra de las flores, de la luz, del amor, de Rita Barberá, de algunos de los asesinatos más truculentos de nuestra historia, de las drogas de diseño, la ruta del bakalao, del arroz a banda, de la horchata, de los fartons y del miguelete.
«La personalidad valenciana proviene de una mezcla de culturas: cristiana, mora, judĂa… En mi opiniĂłn, esta combinaciĂłn es tan antagĂłnica que nuestro ADN no ha podido soportarlo y eso nos ha convertido en infraseres llenos de contradicciones. Media un abismo entre lo que somos y lo que pretendemos ser. Por ejemplo, vamos de emprendedores y abiertos, pero en el fondo somos bastante vagos y egoĂstas. Lo lo Ăşnico que está claro es que somos unos pirados y nos va la fiesta. Valencia es un pueblo de extremos capaz de lo mejor y lo peor: de Berlanga y Pablo Motos, de la paella y los tetes, de la ruta del bakalao y el Crimen de AlcĂ sser…».
Algunos pensarán que Riera se está dejando llevar por prejuicios y generalizaciones, o que eso que cuenta es aplicable a cualquier localidad, pero nadie mejor que él para saber de lo que habla y, si alguno aún lo duda, él aporta la información pura y dura.
«Para que te hagas una idea de nuestra idiosincrasia, dos datos: somos la comunidad autónoma con más grupos de música por kilómetro cuadrado y el primer manicomonio del mundo tuvo lugar en la Terreta. Los valencianos no tenemos remedio, pero hay que querernos porque de tan absurdos, inspiramos ternura».
Todos los que conocen a Jorge Riera coinciden en destacar su buen corazĂłn, su simpatĂa y, sĂ, tambiĂ©n su ternura. SĂłlo asĂ se entiende que una decena larga de los mejores ilustradores del paĂs hayan dibujado, o estĂ©n dibujando en la actualidad, las aventuras de PutokrĂo. Una colaboraciĂłn que lo hermana con autores del tebeo internacional como Harvey Pekar.
«Colaboro con varios dibujantes por una cuestión meramente práctica: agiliza el proceso. Como casi ninguno cobra, repartir el trabajo es una forma de no explotarles demasiado. Salvo eso, no creo que Pekar y yo nos parezcamos demasiado ni en lo personal ni en lo temático. Pekar practica el realismo y yo la comedia. Pekar pertenece a la era pre-internet y yo a la post-internet. Pekar es profundamente americano y yo profundamente español. De hecho, creo que mi estilo, por mi afición a las tramas violentas, los personajes marginales y el lenguaje contundente, tiene mucho del clásico tremendismo ibérico».
Hablando de tremendismo, de realidad, de ficciĂłn, de ser especial y de versatilidad, sorprende que PutokrĂo, que siempre estuvo a la Ăşltima y tuvo blog cuando los blog estuvieron en auge, no se haya encarnado en uno de los fenĂłmenos audiovisuales más importantes de los Ăşltimos tiempos: YouTuber. Una especie de Rubius pero punk.
«Las opiniones facilonas y agresivas suelen confundirse con la visiĂłn crĂtica. El personaje de PutokrĂo se rĂe de eso, de modo que serĂa un buen YouTuber. Ojo, que no tengo nada en contra de los YouTubers, de hecho, me resulta un fenĂłmeno muy interesante, pero jamás me convertirĂa en uno porque no tengo opiniĂłn sobre todo. Opinar sin saber es moneda comĂşn, pero deberĂamos acostumbrarnos a callarnos y actualizar nuestros conocimientos mediante la experiencia antes de soltar la primera chorrada que nos viene a la cabeza».
Descartada la opciĂłn YouTuber, y dado que la ficciĂłn nacional se decanta por bromear con la forma de ser de los habitantes del norte y del sur pero no con los de Levante, todo apunta a que PutokrĂo nunca dará el salto a la pantalla, grande o pequeña, pero con personajes reales.
«Se intentĂł hacer una adaptaciĂłn con actores. AndrĂ©s Vicente GĂłmez, el productor de El dĂa de la bestia y Torrente, me encargĂł el guiĂłn, pero el proyecto no llegĂł a cuajar. Al final decidĂ renunciar al dinero a cambio de recuperar los derechos sobre el personaje. Actualmente estoy escribiendo un nuevo guiĂłn para un largometraje de animaciĂłn que me gustarĂa dirigir. En Valencia, uno de los pocos sectores que ha sobrevivido a la debacle de Canal 9 es el de la animaciĂłn, asĂ que espero encontrar alguna productora que se alĂe conmigo para algo tan descabellado».
Si ese proyecto descabellado tiene que salir, Valencia es el sitio. En todo caso, y si se frustra, PutokrĂo no puede quejarse de falta de proyectos. A las actuales colaboraciones en prensa e internet se les sumará en unos pocos meses una nueva apariciĂłn en una revista cuatrimestral de cĂłmics que editará Libros de Autoengaño y una novela gráfica que dibujará Javier Peinado. «Se titulará Regreso a Violencia. Narrará mi vuelta a mi ciudad natal tras casi veinte años fuera y mi historia de amor con una cantante punk mientras escribĂa el biopic de La Banda Trapera del RĂo para un afamado director de cine».
Llegados a este punto lo Ăşnico que le falta a PutokrĂo es protagonizar una aventura en la que este superhĂ©roe de barrio cruce su personal universo con el de un superhĂ©roe de Marvel o DC.
«En ese caso, si PutokrĂo tuviera que juntarse con algĂşn superhĂ©roe se juntarĂa con Iron Man. Tony Stark es uno de los pocos supertipos que se han declarado alcohĂłlicos y seguramente no tendrĂa ningĂşn problema en tirarse toda la noche mamando birras con Ă©l. Además no olvidemos que es multimillonario, lo que le convierte en la vĂctima perfecta para convertirse en el mecenas de sus locos proyectos».