En cualquiera de los casos anteriores, no pasó más de medio siglo hasta que esos artistas, esos artesanos o el producto de su creatividad fueron considerados culturalmente valiosos.
Hasta el momento, las guitarras, los carteles, los discos, las partituras o el vestuario de los artistas de rock and roll no era considerados valiosos por el mundo del arte ortodoxo o los historiadores.
Como mucho, las casas de subastas organizaban ventas especiales para satisfacer a los coleccionistas. Estos compradores, en todo caso, tenÃan más de nostálgicos o fetichistas que de estudiosos del tema.
Conscientes de ello, el Instituto Smithsoniano, institución educativa y de investigación perteneciente al Gobierno de los Estados Unidos, ha comenzado a atesorar infinidad de piezas relacionadas con el rock and roll.
Además de preservarlas, los responsables del instituto las catalogan utilizando criterios cientÃficos, permiten a los investigadores que tengan acceso a ellas y las exponen en las diferentes muestras permanentes abiertas al público.
De hecho, la variedad es el mayor problema al que se enfrentan los responsables del Instituto Smithsoniano. El rock and roll abarca tal cantidad de disciplinas, que no queda más remedio que repartir muchas de las piezas en diferentes museos o colecciones.
Por ejemplo, los sellos con la efigie de Bill Halley, Buddy Holly o Elvis se encuentran en el Museo Postal. Las piezas que retratan o recrean el rostro de los músicos están en la GalerÃa Nacional de Retratos. Sin embargo, bustos de cerámica del Ãdolo en la mejor tradición kitsch están en el Museo de Arte Americano porque se consideran artesanÃa folk.
Entre las piezas en exposición se encuentra un Cadillac rojo perteneciente a Chuck Berry, una amplia colección de instrumentos, carteles de conciertos, fotografÃas, ropa de artistas como James Brown o planos con el diseño de escenario para los Jackson Five.
Incluso hay lugar para el neón del Minton’s Playhouse, el local neoyorquino en el que Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Thelonius Monk y Kenny Clarke inventaron el bebop. Tampoco faltan gorras, otros complementos de rapero o el boombox utilizado por Public Enemy.
Todas estas piezas están reunidas en el Instituto Smithoniano, en la ciudad de Washington, y todas están estrechamente relacionadas con la historia de Estados Unidos. Y ocurre que, por aquellas cosas del imperialismo cultural, esa historia es ya un poco la de muchos paÃses occidentales.
En cualquiera de los casos anteriores, no pasó más de medio siglo hasta que esos artistas, esos artesanos o el producto de su creatividad fueron considerados culturalmente valiosos.
Hasta el momento, las guitarras, los carteles, los discos, las partituras o el vestuario de los artistas de rock and roll no era considerados valiosos por el mundo del arte ortodoxo o los historiadores.
Como mucho, las casas de subastas organizaban ventas especiales para satisfacer a los coleccionistas. Estos compradores, en todo caso, tenÃan más de nostálgicos o fetichistas que de estudiosos del tema.
Conscientes de ello, el Instituto Smithsoniano, institución educativa y de investigación perteneciente al Gobierno de los Estados Unidos, ha comenzado a atesorar infinidad de piezas relacionadas con el rock and roll.
Además de preservarlas, los responsables del instituto las catalogan utilizando criterios cientÃficos, permiten a los investigadores que tengan acceso a ellas y las exponen en las diferentes muestras permanentes abiertas al público.
De hecho, la variedad es el mayor problema al que se enfrentan los responsables del Instituto Smithsoniano. El rock and roll abarca tal cantidad de disciplinas, que no queda más remedio que repartir muchas de las piezas en diferentes museos o colecciones.
Por ejemplo, los sellos con la efigie de Bill Halley, Buddy Holly o Elvis se encuentran en el Museo Postal. Las piezas que retratan o recrean el rostro de los músicos están en la GalerÃa Nacional de Retratos. Sin embargo, bustos de cerámica del Ãdolo en la mejor tradición kitsch están en el Museo de Arte Americano porque se consideran artesanÃa folk.
Entre las piezas en exposición se encuentra un Cadillac rojo perteneciente a Chuck Berry, una amplia colección de instrumentos, carteles de conciertos, fotografÃas, ropa de artistas como James Brown o planos con el diseño de escenario para los Jackson Five.
Incluso hay lugar para el neón del Minton’s Playhouse, el local neoyorquino en el que Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Thelonius Monk y Kenny Clarke inventaron el bebop. Tampoco faltan gorras, otros complementos de rapero o el boombox utilizado por Public Enemy.
Todas estas piezas están reunidas en el Instituto Smithoniano, en la ciudad de Washington, y todas están estrechamente relacionadas con la historia de Estados Unidos. Y ocurre que, por aquellas cosas del imperialismo cultural, esa historia es ya un poco la de muchos paÃses occidentales.