Una mujer de Corea del Sur ha estado a punto de no contarlo. Mientras dormĆa plĆ”cidamente en su cama, su aspiradora robot confundió su cabellera con una mata de polvo y le dio a la manivela automĆ”tica de mĆ”xima potencia.
La mujer, de 52 aƱos, dormĆa como duermen en muchos paĆses asiĆ”ticos: a la altura del suelo. Este es el fallo, amigos asiĆ”ticos. Dormir en un tatami es relajante, pero no si dejas a tu amiga la aspiradora robot enchufada a tu lado (le dicen Roomba en inglĆ©s, tiene guasa), mientras cierras el ojo.

Gracias a Dios o al servicio de emergencias, este llegó a la casa de la seƱora despuĆ©s de suĀ llamada con la Roomba en la cabeza, ladeada como un gran rulo de peluquerĆa. Ā«Pero, seƱora, Ā”quĆtese el rulo ese!Ā», le espetarĆa uno de ellos, a lo que ella replicarĆa: «”no puede ser, estĆ” pegado y me quiere comer!Ā». Por lo menos no le cortó la cabeza, porque en Asia son muy de amputar. Y, si no, decĆdselo a este joven que se ha cortado la mano para superar su adicción a internet.
VivĆ hace aƱos en primera persona cómo se dirigĆa a mis pies ese bicho tecnológico como un Miura de quinientos cuarenta y cinco kilos, que lo ve mi abuela y consigue el rĆ©cord de los cien metros lisos. Bolt, una mierda a su lado.
Era negro como el Miura, pero con forma de cucaracha y un piloto rojo en la parte superior que parecĆa el ojo de una tarĆ”ntula. Miedo, acojone. PensĆ©: mejor sigo sin limpiar mi casa, que los Ć”caros no tienen la culpa de okuparla. De algo tienen que vivir, Āæno?
Suena a excusa, pero es verdad. Sigo arrastrando las pelusillas con la suela de las alpargatas hasta que consiga tocar el techo con la cabeza. Entonces, hablaré con esta mujer, a ver cómo amaestrar a la fiera. Y, si no me convence, me compraré unas nuevas alpargatas.
Si no te ha quedado claro algún dato o prefieres leerlo en la fuente The Kyunghyang Shinmun, coreana para mÔs señas, aquà lo llevas.
—
Estos artĆculos, escritos porĀ PARECE DEL MUNDO TODAY, son interpretaciones ficticias y humorĆsticas de noticias reales que aparecen en medios de comunicación.
Una mujer de Corea del Sur ha estado a punto de no contarlo. Mientras dormĆa plĆ”cidamente en su cama, su aspiradora robot confundió su cabellera con una mata de polvo y le dio a la manivela automĆ”tica de mĆ”xima potencia.
La mujer, de 52 aƱos, dormĆa como duermen en muchos paĆses asiĆ”ticos: a la altura del suelo. Este es el fallo, amigos asiĆ”ticos. Dormir en un tatami es relajante, pero no si dejas a tu amiga la aspiradora robot enchufada a tu lado (le dicen Roomba en inglĆ©s, tiene guasa), mientras cierras el ojo.

Gracias a Dios o al servicio de emergencias, este llegó a la casa de la seƱora despuĆ©s de suĀ llamada con la Roomba en la cabeza, ladeada como un gran rulo de peluquerĆa. Ā«Pero, seƱora, Ā”quĆtese el rulo ese!Ā», le espetarĆa uno de ellos, a lo que ella replicarĆa: «”no puede ser, estĆ” pegado y me quiere comer!Ā». Por lo menos no le cortó la cabeza, porque en Asia son muy de amputar. Y, si no, decĆdselo a este joven que se ha cortado la mano para superar su adicción a internet.
VivĆ hace aƱos en primera persona cómo se dirigĆa a mis pies ese bicho tecnológico como un Miura de quinientos cuarenta y cinco kilos, que lo ve mi abuela y consigue el rĆ©cord de los cien metros lisos. Bolt, una mierda a su lado.
Era negro como el Miura, pero con forma de cucaracha y un piloto rojo en la parte superior que parecĆa el ojo de una tarĆ”ntula. Miedo, acojone. PensĆ©: mejor sigo sin limpiar mi casa, que los Ć”caros no tienen la culpa de okuparla. De algo tienen que vivir, Āæno?
Suena a excusa, pero es verdad. Sigo arrastrando las pelusillas con la suela de las alpargatas hasta que consiga tocar el techo con la cabeza. Entonces, hablaré con esta mujer, a ver cómo amaestrar a la fiera. Y, si no me convence, me compraré unas nuevas alpargatas.
Si no te ha quedado claro algún dato o prefieres leerlo en la fuente The Kyunghyang Shinmun, coreana para mÔs señas, aquà lo llevas.
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Estos artĆculos, escritos porĀ PARECE DEL MUNDO TODAY, son interpretaciones ficticias y humorĆsticas de noticias reales que aparecen en medios de comunicación.
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