El concurso tenĆa dos fases. La primera exigĆa demostrar que se habĆan realizado obras de caracterĆsticas similares y que se contaba con equipo suficiente como para llevarlo a cabo. La segunda fase consistĆa en presentar un plan en el que se diera solución a las necesidades de la Sala Beckett, para lo cual habĆa que salvar un importante inconveniente: el teatro precisaba 4.300 metros cuadrados y el edificio a rehabilitar solo contaba con 2.900 metros cuadrados de superficie.
El proyecto fue finalmente adjudicado al estudio Flores & Prats, que plantearon elevar las cubiertas de chapa antiguas para albergar lo que de otro modo hubiera sido imposible: dos salas de ensayo y residencias para artistas invitados. AdemĆ”s, el estudio propuso desde un primer momento una forma de trabajar que no se sustentaba en un proceso lineal, sino que avanzaba, retrocedĆa, probaba, descartaba y buscaba nuevos caminos hasta dar con la solución.
Durante seis largos aƱos, Flores y Prats estuvieron trabajando para rehabilitar un edificio que, si bien habĆa sido la sede de una cooperativa obrera, distaba mucho de poder ser la sede de una compaƱĆa teatral.
A pesar de todos estos problemas, el principal logro de la intervención realizada por Flores y Prats fue la de actualizar el edificio original sin que apenas se notara y sin que perdiera su aspecto delicado y frÔgil de la construcción preexistente.
Ā«Aunque tenĆa esas carencias, desde el punto de vista espacial el edificio original tenĆa muchas ventajas: las salas principales encajaban bastante bien con los nuevos usos de teatro, salas de ensayo y de formación que debĆamos colocar ahĆ. AdemĆ”s, las dimensiones de esos espacios eran ya ideales para hacer actividades de teatro. Por tanto, desde el principio nos interesó recuperar todo lo heredado, sin jerarquizar. Para ello hicimos un extenso inventario para poder reutilizar todos los elementos posibles. Una vez hecho el proyecto definitivo, los mosaicos, las puertas, los armarios o los rosetones pasaron a un lugar distinto al original. Hubo un movimiento de piezas por todo el edificio para que al final parezca que ahĆ no ha pasado nadaĀ»
El proyecto de la Sala Beckett ha entrado casi in extremis en el libro Pensado a mano, un volumen que recoge los primeros 15 aƱos de este estudio de arquitectura.
El concurso tenĆa dos fases. La primera exigĆa demostrar que se habĆan realizado obras de caracterĆsticas similares y que se contaba con equipo suficiente como para llevarlo a cabo. La segunda fase consistĆa en presentar un plan en el que se diera solución a las necesidades de la Sala Beckett, para lo cual habĆa que salvar un importante inconveniente: el teatro precisaba 4.300 metros cuadrados y el edificio a rehabilitar solo contaba con 2.900 metros cuadrados de superficie.
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El proyecto fue finalmente adjudicado al estudio Flores & Prats, que plantearon elevar las cubiertas de chapa antiguas para albergar lo que de otro modo hubiera sido imposible: dos salas de ensayo y residencias para artistas invitados. AdemĆ”s, el estudio propuso desde un primer momento una forma de trabajar que no se sustentaba en un proceso lineal, sino que avanzaba, retrocedĆa, probaba, descartaba y buscaba nuevos caminos hasta dar con la solución.
Durante seis largos aƱos, Flores y Prats estuvieron trabajando para rehabilitar un edificio que, si bien habĆa sido la sede de una cooperativa obrera, distaba mucho de poder ser la sede de una compaƱĆa teatral.
A pesar de todos estos problemas, el principal logro de la intervención realizada por Flores y Prats fue la de actualizar el edificio original sin que apenas se notara y sin que perdiera su aspecto delicado y frÔgil de la construcción preexistente.
Ā«Aunque tenĆa esas carencias, desde el punto de vista espacial el edificio original tenĆa muchas ventajas: las salas principales encajaban bastante bien con los nuevos usos de teatro, salas de ensayo y de formación que debĆamos colocar ahĆ. AdemĆ”s, las dimensiones de esos espacios eran ya ideales para hacer actividades de teatro. Por tanto, desde el principio nos interesó recuperar todo lo heredado, sin jerarquizar. Para ello hicimos un extenso inventario para poder reutilizar todos los elementos posibles. Una vez hecho el proyecto definitivo, los mosaicos, las puertas, los armarios o los rosetones pasaron a un lugar distinto al original. Hubo un movimiento de piezas por todo el edificio para que al final parezca que ahĆ no ha pasado nadaĀ»
El proyecto de la Sala Beckett ha entrado casi in extremis en el libro Pensado a mano, un volumen que recoge los primeros 15 aƱos de este estudio de arquitectura.