Afortunadamente, la amabilidad sobrevive. Se lo debemos a que la selección natural ha favorecido la evolución de nuestra especie como seres grupales y prosociales. Y estĆ” claro que, cuando nos comparamos con otros primates, las habilidades de cooperación y comunicación que nos caracterizan han sido āy sonā claves para nuestro desarrollo cognitivo como especie. Dicho de otra manera, han sido responsables de que, hoy por hoy, pensemos, razonemos, sintamos y nos expresemos como lo hacemos.
Todo ello, junto a cambios en los niveles de diferentes hormonas y neurotransmisores, es lo que se denomina el sĆndrome de domesticación. Estas caracterĆsticas, aunque no se detectan en todos los animales domesticados, sĆ que guardan una cierta relación con este proceso.
De hecho, si nos comparamos con otros homĆnidos mĆ”s próximos a nuestra especie, como los neandertales, las diferencias son notables. Nuestro crĆ”neo y dientes son mĆ”s pequeƱos, la estructura craneal de un joven es similar a la de un adulto, hay un menor dimorfismo sexual, y parece que somos menos agresivos. O sea, que nos hemos domesticado.
La baja y la alta sociabilidad van en nuestros genes
Afortunadamente, la amabilidad sobrevive. Se lo debemos a que la selección natural ha favorecido la evolución de nuestra especie como seres grupales y prosociales. Y estĆ” claro que, cuando nos comparamos con otros primates, las habilidades de cooperación y comunicación que nos caracterizan han sido āy sonā claves para nuestro desarrollo cognitivo como especie. Dicho de otra manera, han sido responsables de que, hoy por hoy, pensemos, razonemos, sintamos y nos expresemos como lo hacemos.
Todo ello, junto a cambios en los niveles de diferentes hormonas y neurotransmisores, es lo que se denomina el sĆndrome de domesticación. Estas caracterĆsticas, aunque no se detectan en todos los animales domesticados, sĆ que guardan una cierta relación con este proceso.
De hecho, si nos comparamos con otros homĆnidos mĆ”s próximos a nuestra especie, como los neandertales, las diferencias son notables. Nuestro crĆ”neo y dientes son mĆ”s pequeƱos, la estructura craneal de un joven es similar a la de un adulto, hay un menor dimorfismo sexual, y parece que somos menos agresivos. O sea, que nos hemos domesticado.
La baja y la alta sociabilidad van en nuestros genes
Sugerir que alguien no es borde porque le gusta “hacer el amor” me parece un razonamiento falaz. Por exigencia evolutiva, a casi todos los seres humano les encanta el sexo. Independientemente de que puedan ser mĆ”s bordes o mĆ”s simpĆ”ticos.
pero los bordes solo follan cn las sado-masos pqe parecen malotes y duros….no saben lo que les espera a ambos en esa relacion…asi va la cosa…y al final la pagan ls hijos
Sugerir que alguien no es borde porque le gusta “hacer el amor” me parece un razonamiento falaz. Por exigencia evolutiva, a casi todos los seres humano les encanta el sexo. Independientemente de que puedan ser mĆ”s bordes o mĆ”s simpĆ”ticos.
pero los bordes solo follan cn las sado-masos pqe parecen malotes y duros….no saben lo que les espera a ambos en esa relacion…asi va la cosa…y al final la pagan ls hijos
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