Sentir ansiedad ante las relaciones sexuales es algo que sufren cada vez mĆ”s personas. Lo que deberĆa ser apetecible es visto como un momento de presión, de angustia, de miedos y de inseguridades.Ā El sexo se ha convertido en un examen y no hace falta una investigación muy exhaustiva para llegar a esa conclusión.
Eso es lo que se desprende, al menos, de lo que se ve en algunos medios de comunicación, libros o pelĆculas, cuya visión del sexo es poco realista, llena de nĆŗmeros y estadĆsticas: cuĆ”ntas veces a la semana, cuĆ”ntos orgasmos, con cuĆ”ntas personas, quĆ© medidas, tallas, quĆ© posturas⦠Pero pocas veces se tiene en cuenta con cuĆ”ntas ganas.
HabrĆa que empezar preguntĆ”ndose quĆ© es el sexo. EstĆ” claro que para una gran mayorĆa sexo se traduce por meterla. De ahĆ parte el problema. Se ha olvidado todo lo que es el sexo. Y por eso ha dejado de ser divertido.
Salud, felicidad, emociones
Para internet, sexo es pornografĆa; y una, ademĆ”s, que poco tiene que ver con la vida real. Para el cine erótico y romĆ”ntico, el sexo es una luz tenue, con mĆŗsica de fondo y movimientos que parecen sacados de una coreografĆa. Nada o poco que ver con un polvo improvisado en el sofĆ”.
Para la literatura erótica el sexo son cosas grandes, turgentes y húmedas, que se activan solas, como si tuvieran un mando a distancia. Para los padres es un tabú del que cuesta hablar. Y para los colegios, visto lo visto, el sexo es una barbaridad.
Lo que no se dice āo se dice pocoā es que el sexo son momentos, caricias, miradas, sensaciones y tambiĆ©n emociones: poder, miedo, morbo, sumisión, afecto⦠y, sobre todo, felicidad.
No es solo una frase hecha o algo que se constante cuando el compaƱero de oficina aparece con mejor cara tras el fin de semana. El sexo es felicidad porque, de hecho, es parte de su función biológica, (y no solo la reproductiva, como algunos piensan). Si no, quĆ© sentido tendrĆa que durante el orgasmo nuestro cuerpo segregase altas dosis de serotonina, responsable en parte de ese subidón.

El sexo tambiƩn es salud. Hay estudios que hablan de que una vida sexual activa ayuda a la salud cardiovascular, al sistema inmune para prevenir infecciones, funciona como analgƩsico y ayuda a conciliar el sueƱo, entre otros beneficios.
Sin embargo, preferimos hablar de los riesgos y de las infecciones (que, por cierto, son provocados por la interacción de los genitales, no por todas las relaciones sexuales).
Tampoco se dice que el sexo es diversidad. Que por mucho que queramos que todo el mundo haga lo mismo, nadie sabe a ciencia cierta lo que pasa en la cama del vecino. Ni cómo, ni con quién, ni con cuÔntos. Porque si cada persona es un mundo, cada vida sexual es un universo.
Aunque el fĆsico es importante, para los sapiosexuales es mĆ”s relevante la inteligencia y para los demisexuales, la conexión emocional. Los vegasexuales, sin embargo, prefieren por encima de todo que su pareja no coma carne. Lo demĆ”s no es tan importante.
Hay personas que se bloquean en la cama porque necesitan que la otra persona les hable mientras se lo hacen; otras sienten ganas de llorar después de un orgasmo; y las hay que no son multiorgÔsmicas a solas, pero sà en pareja.
El saber en el sexo nos harĆ” libres
Hay tantas expectativas, externas y autoimpuestas, que a veces resulta difĆcil recordar que esto del sexo era solo para pasar un buen rato. Que no hace falta ser el mejor amante del mundo ni tener orgasmos con squirting para ser felices en la cama. Debemos romper todas las partituras que nos vienen desde fuera, y escribir, para variar, nuestra propia melodĆa.
Parece fĆ”cil, pero no es asĆ. Tenemos tanta información sobre sexualidad que al final estamos mĆ”s bien desinformados. El primer paso es ponerse un poco al dĆa. Porque no se puede ser libre si falta conocimiento.
Esa es la idea de Sexo para ser feliz, un libro que intenta ser no una imposición, sino un cuaderno de ideas. Apuntes a los que poner un tal vez o quién sabe, en otro momento (o con otra pareja), que pueden verse solo como curiosidad teórica o que pueden ayudarnos a disfrutar mÔs de la prÔctica.
La conclusión, en cualquier caso, es clara: el sexo nunca debe ser un examen, sino el motivo de una sonrisa.
Genial el artĆculo, “vegasexuales”, lo desconocĆa…..hasta donde llega la gilipollez humana, desde el respeto…
Comentarios cerrados.