4 de enero 2017    /   CINE/TV
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Sherlock, el globo rojo y la simetrĂ­a de argumento

4 de enero 2017    /   CINE/TV     por          
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Sherlock, orĂ­genes podrĂ­a ser otro tĂ­tulo para el capĂ­tulo Las seis Thatchers (4×01) de la serie creada por Mark Gatiss y Steven Moffat. El hĂ©roe termina la historia en circunstancias similares al comienzo de la saga: como el Ăºnico inquilino de la señora Hudson en el 221b de Baker Street. Sin embargo, el hĂ©roe ha sufrido un cambio importante: estĂ¡ roto por dentro.

Sherlock, la serie, comienza como muchas historias clĂ¡sicas: con un viaje, sĂ³lo que en lugar de territorios que estĂ¡n en los mapas, son territorios sentimentales, direcciones que escapan a la mente analĂ­tica del detective consultor. En las historias de viajes, a mitad del relato o poco antes del final, el hĂ©roe regresa con nuevas habilidades, heridas y pĂ©rdidas. Con la vuelta a casa, el artista busca dar fin a la ficciĂ³n (venganza o justicia) o un nuevo comienzo. Para situar a Sherlock en los orĂ­genes, Gatiss y Moffat tienen necesariamente que aligerar peso: la muerte de Mary Watson es inevitable. El triĂ¡ngulo investigador formado por el matrimonio Watson y Sherlock opacaba la relaciĂ³n de amor-odio entre colegas del detective y el mĂ©dico, elemento destacado en las distintas versiones de Sherlock.

La historia de Mary Watson es la crĂ³nica de una muerte anunciada que no sorprende tanto a los lectores de Conan Doyle: Mary Morstan, la esposa de Watson, muere en los relatos cuando al escritor se le antoja que ella estorba en la dinĂ¡mica entre ambos hombres. Que un personaje sobrante desaparezca o sea asesinado por los guionistas es una prĂ¡ctica antigua que no siempre convence a los espectadores. Gatiss y Moffat retoman asĂ­ el canon holmesiano, pero con una enmienda: en los libros, Mary es una institutriz que muere por causas desconocidas (quizĂ¡, enferma), y por la que Holmes no siente aprecio ni desprecio. Una Mary para la que Doyle no ha preparado una salida digna del drama.

Los guionistas quieren convencer y convierten a Mary en una espĂ­a, una asesina eficaz, un personaje fuerte. NingĂºn guionista con talento hubiera creado un personaje tan rico en recursos como Mary para dejarlo arrinconado en una vida domĂ©stica o matarlo con una enfermedad. Con esta Mary espĂ­a, los guionistas plantan una semilla que mĂ¡s tarde recogerĂ¡n. No hay aquĂ­ agujeros lĂ³gicos ni dramĂ¡ticos. El relato Cita en Samarra —recortado del original— sobre el mercader y la muerte que abre el episodio es profĂ©tico.

Para los creadores de la serie, Mary ha ayudado a explorar facetas de Sherlock Holmes que de otra manera hubieran sido impensables. SĂ³lo Sherlock podrĂ­a ser el padrino de bodas de Watson y Mary (3×02). Episodio con el que Gatiss y Moffat se atreven a romper con el argumento-tipo holmesiano, pero no traicionan al personaje: Sherlock sigue siendo Sherlock, pero en una nueva circunstancia. La vieja fĂ³rmula del guionista de Hollywood: coloca a un personaje corriente en un mundo extraordinario o un personaje extraordinario en un mundo corriente.

En este caso, Sherlock es el personaje extraordinario colocado en una situaciĂ³n mundana (la boda) con procesos engorrosos (la elecciĂ³n de invitados, la despedida de soltero, el discurso del padrino…). En las entrevistas a los invitados, Sherlock lleva a la prĂ¡ctica su juramento de proteger a los Watson, descartando a aquellos que pudieran traer problemas. Un juramento que no cumple a su pesar cuando Mary Watson sacrifica su vida para salvar al detective en Las seis Thatchers. El guion de 4×01 muestra asĂ­ que Sherlock no es infalible: no ha previsto de ningĂºn modo el resultado final del caso de las estatuillas.

La muerte de Mary recupera el esquema de la ruptura dramĂ¡tica entre los dos amigos que ya vimos en el episodio 3×01, en el que Holmes reaparece tras su supuesta muerte, algo que Watson considera un engaño intolerable. RepeticiĂ³n, podrĂ­an decir los crĂ­ticos; poesĂ­a, los entusiastas. Hay una simetrĂ­a de argumento: como el estribillo de una canciĂ³n que vuelve recargado de instrumentos. Ahora el abismo entre Watson y Sherlock es mayor tras la muerte de Mary que tras la supuesta muerte del detective. AquĂ­ no caben fingimientos. No hay vuelta atrĂ¡s.

Sherlock Holmes no puede sostener ya que es un «sociĂ³pata funcional». La muerte de Mary le afecta, pero mĂ¡s la ruptura con Watson aunque este se considerara a sĂ­ mismo como un globo: «Lleva ahĂ­ desde las 9:30. Es mi sustituto». Pero si Sherlock repara en el globo es porque necesita la presencia de su compañero. Este globo rojo reaparece cuando Sherlock pide a la señora Hudson que actĂºe como Watson. El globo estĂ¡ atado a unos libros y ha perdido gas, por lo que descansa sobre el brazo de un sillĂ³n. El globo sin fuerza representa no tanto a Watson como la relaciĂ³n destruida en parte por la obsesiĂ³n de Sherlock por Moriarty, que le vuelve un tanto ineficiente y poco precavido ante el peligro.

Sherlock falla por momentos: el diamante de los Borgia no se encuentra en la estatua como habĂ­a previsto —lo que hubiera sido un golpe de efecto propio de Conan Doyle— ni el ladrĂ³n y asesino es un secuaz de Moriarty. La teatralidad de Sherlock se diluye; su seguridad se tambalea. Y sucede con el Sherlock en su peor estado anĂ­mico, en pleno proceso de desintoxicaciĂ³n de las drogas, que quiere eludir la fama y que acabarĂ¡ por tomarse a sĂ­ mismo a burla simulando ignorar quiĂ©n era Margaret Thatcher, y que acabarĂ¡ citĂ¡ndose a sĂ­ mismo como en aquel chiste de Gila: «Porque soy Sherlock Holmes» cuando finge ante Mary Watson cĂ³mo la ha encontrado antes de revelar que ha empleado un mĂ©todo prosaico: un localizador.

Sherlock Holmes no es el Ăºnico personaje en deconstrucciĂ³n. Descubrimos que el fiel y abnegado Watson es un hombre sujeto a debilidades que inicia una aventura extramarital por casualidad y con tanto deseo como sentido de culpa. Apenas son un puñado de escenas en las que Watson siente que la mujer del autobĂºs le profesa una atenciĂ³n que echa a faltar por parte del detective y la esposa desbordada entre el bebĂ© y las pesquisas criminales.

Finalmente, Mary Watson acaba como viviĂ³ parte de su vida: con violencia. La simetrĂ­a de argumento reaparece para cerrar el ciclo de un personaje complejo que, por momentos, ejercĂ­a como madre de dos hombres adultos. Quedan Sherlock Holmes y John Watson solos, desamparados, y enfrentados, a pesar del detective. Conan Doyle no creĂ³ en torno a la muerte de Mary Watson un drama, sino que la matĂ³ de un plumazo para que el mĂ©dico volviera de inmediato con el detective. Gatiss y Moffat no se lo han puesto fĂ¡cil, pero saben que el pĂºblico de las series contemporĂ¡neas es exigente y no hubieran digerido la muerte accidental de Mary. En este punto queda el episodio 4×01 de la serie de BBC.

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Sherlock, orĂ­genes podrĂ­a ser otro tĂ­tulo para el capĂ­tulo Las seis Thatchers (4×01) de la serie creada por Mark Gatiss y Steven Moffat. El hĂ©roe termina la historia en circunstancias similares al comienzo de la saga: como el Ăºnico inquilino de la señora Hudson en el 221b de Baker Street. Sin embargo, el hĂ©roe ha sufrido un cambio importante: estĂ¡ roto por dentro.

Sherlock, la serie, comienza como muchas historias clĂ¡sicas: con un viaje, sĂ³lo que en lugar de territorios que estĂ¡n en los mapas, son territorios sentimentales, direcciones que escapan a la mente analĂ­tica del detective consultor. En las historias de viajes, a mitad del relato o poco antes del final, el hĂ©roe regresa con nuevas habilidades, heridas y pĂ©rdidas. Con la vuelta a casa, el artista busca dar fin a la ficciĂ³n (venganza o justicia) o un nuevo comienzo. Para situar a Sherlock en los orĂ­genes, Gatiss y Moffat tienen necesariamente que aligerar peso: la muerte de Mary Watson es inevitable. El triĂ¡ngulo investigador formado por el matrimonio Watson y Sherlock opacaba la relaciĂ³n de amor-odio entre colegas del detective y el mĂ©dico, elemento destacado en las distintas versiones de Sherlock.

La historia de Mary Watson es la crĂ³nica de una muerte anunciada que no sorprende tanto a los lectores de Conan Doyle: Mary Morstan, la esposa de Watson, muere en los relatos cuando al escritor se le antoja que ella estorba en la dinĂ¡mica entre ambos hombres. Que un personaje sobrante desaparezca o sea asesinado por los guionistas es una prĂ¡ctica antigua que no siempre convence a los espectadores. Gatiss y Moffat retoman asĂ­ el canon holmesiano, pero con una enmienda: en los libros, Mary es una institutriz que muere por causas desconocidas (quizĂ¡, enferma), y por la que Holmes no siente aprecio ni desprecio. Una Mary para la que Doyle no ha preparado una salida digna del drama.

Los guionistas quieren convencer y convierten a Mary en una espĂ­a, una asesina eficaz, un personaje fuerte. NingĂºn guionista con talento hubiera creado un personaje tan rico en recursos como Mary para dejarlo arrinconado en una vida domĂ©stica o matarlo con una enfermedad. Con esta Mary espĂ­a, los guionistas plantan una semilla que mĂ¡s tarde recogerĂ¡n. No hay aquĂ­ agujeros lĂ³gicos ni dramĂ¡ticos. El relato Cita en Samarra —recortado del original— sobre el mercader y la muerte que abre el episodio es profĂ©tico.

Para los creadores de la serie, Mary ha ayudado a explorar facetas de Sherlock Holmes que de otra manera hubieran sido impensables. SĂ³lo Sherlock podrĂ­a ser el padrino de bodas de Watson y Mary (3×02). Episodio con el que Gatiss y Moffat se atreven a romper con el argumento-tipo holmesiano, pero no traicionan al personaje: Sherlock sigue siendo Sherlock, pero en una nueva circunstancia. La vieja fĂ³rmula del guionista de Hollywood: coloca a un personaje corriente en un mundo extraordinario o un personaje extraordinario en un mundo corriente.

En este caso, Sherlock es el personaje extraordinario colocado en una situaciĂ³n mundana (la boda) con procesos engorrosos (la elecciĂ³n de invitados, la despedida de soltero, el discurso del padrino…). En las entrevistas a los invitados, Sherlock lleva a la prĂ¡ctica su juramento de proteger a los Watson, descartando a aquellos que pudieran traer problemas. Un juramento que no cumple a su pesar cuando Mary Watson sacrifica su vida para salvar al detective en Las seis Thatchers. El guion de 4×01 muestra asĂ­ que Sherlock no es infalible: no ha previsto de ningĂºn modo el resultado final del caso de las estatuillas.

La muerte de Mary recupera el esquema de la ruptura dramĂ¡tica entre los dos amigos que ya vimos en el episodio 3×01, en el que Holmes reaparece tras su supuesta muerte, algo que Watson considera un engaño intolerable. RepeticiĂ³n, podrĂ­an decir los crĂ­ticos; poesĂ­a, los entusiastas. Hay una simetrĂ­a de argumento: como el estribillo de una canciĂ³n que vuelve recargado de instrumentos. Ahora el abismo entre Watson y Sherlock es mayor tras la muerte de Mary que tras la supuesta muerte del detective. AquĂ­ no caben fingimientos. No hay vuelta atrĂ¡s.

Sherlock Holmes no puede sostener ya que es un «sociĂ³pata funcional». La muerte de Mary le afecta, pero mĂ¡s la ruptura con Watson aunque este se considerara a sĂ­ mismo como un globo: «Lleva ahĂ­ desde las 9:30. Es mi sustituto». Pero si Sherlock repara en el globo es porque necesita la presencia de su compañero. Este globo rojo reaparece cuando Sherlock pide a la señora Hudson que actĂºe como Watson. El globo estĂ¡ atado a unos libros y ha perdido gas, por lo que descansa sobre el brazo de un sillĂ³n. El globo sin fuerza representa no tanto a Watson como la relaciĂ³n destruida en parte por la obsesiĂ³n de Sherlock por Moriarty, que le vuelve un tanto ineficiente y poco precavido ante el peligro.

Sherlock falla por momentos: el diamante de los Borgia no se encuentra en la estatua como habĂ­a previsto —lo que hubiera sido un golpe de efecto propio de Conan Doyle— ni el ladrĂ³n y asesino es un secuaz de Moriarty. La teatralidad de Sherlock se diluye; su seguridad se tambalea. Y sucede con el Sherlock en su peor estado anĂ­mico, en pleno proceso de desintoxicaciĂ³n de las drogas, que quiere eludir la fama y que acabarĂ¡ por tomarse a sĂ­ mismo a burla simulando ignorar quiĂ©n era Margaret Thatcher, y que acabarĂ¡ citĂ¡ndose a sĂ­ mismo como en aquel chiste de Gila: «Porque soy Sherlock Holmes» cuando finge ante Mary Watson cĂ³mo la ha encontrado antes de revelar que ha empleado un mĂ©todo prosaico: un localizador.

Sherlock Holmes no es el Ăºnico personaje en deconstrucciĂ³n. Descubrimos que el fiel y abnegado Watson es un hombre sujeto a debilidades que inicia una aventura extramarital por casualidad y con tanto deseo como sentido de culpa. Apenas son un puñado de escenas en las que Watson siente que la mujer del autobĂºs le profesa una atenciĂ³n que echa a faltar por parte del detective y la esposa desbordada entre el bebĂ© y las pesquisas criminales.

Finalmente, Mary Watson acaba como viviĂ³ parte de su vida: con violencia. La simetrĂ­a de argumento reaparece para cerrar el ciclo de un personaje complejo que, por momentos, ejercĂ­a como madre de dos hombres adultos. Quedan Sherlock Holmes y John Watson solos, desamparados, y enfrentados, a pesar del detective. Conan Doyle no creĂ³ en torno a la muerte de Mary Watson un drama, sino que la matĂ³ de un plumazo para que el mĂ©dico volviera de inmediato con el detective. Gatiss y Moffat no se lo han puesto fĂ¡cil, pero saben que el pĂºblico de las series contemporĂ¡neas es exigente y no hubieran digerido la muerte accidental de Mary. En este punto queda el episodio 4×01 de la serie de BBC.

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Opiniones 2
  • Pues a mi me ha parecido un episodio flojisimo, el mas flojo de toda la serie y mira que habĂ­a algunos ya que rozaban el aburrimiento. Es una serie que mezcla episodios magistrales con otros muy carentes, no tiene termino medio. OJO SPOILERS:

    Para empezar nunca entendĂ­ la elecciĂ³n de la Actriz para el personaje de Mary. No me da, es que la veo y soy incapaz de creer ni por un segundo que fuera lo que me quieren decir que fue. Ademas de demasiado mayor. No estoy pidiendo que pusieran a una veinteañera espectacular ni mucho menos, pero es que parecĂ­a mas la abuela de la niña que su madre.

    Tampoco tiene sentido que siendo quien eres y dĂ¡ndote el pendrive quien te lo da no desconfĂ­es. Trazas un plan que te lleva por medio mundo y no sospechas que pudo meterte un localizador. Hombre yo lo mismo no, pero la espia elite de la elite deberia. Y el final ya no hay por donde cogerlo. Tengo un marido amantisimo y una hija reciĂ©n nacida y me pongo en mitad para recibir el disparo destinado a un amigo, que sera muy amigo pero voy a dejar a una hija huĂ©rfana. Eso sin contar que el entrenamiento de espĂ­a le da pocos recursos, nada de empujarlo al suelo, mejor paro yo las bajas a pecho descubierto… En fin y montones mas de cosas. Es entretenido y se ve del tiron, pero esta muy muy muy por debajo del nivel esperado.

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