SucediĂł una frĂa mañana de diciembre, concretamente a las 7:23 a.m. El zumbido elĂ©ctrico del timbre me sobresaltĂł y pensĂ© que algĂşn borracho matutino habĂa recalado en el portal incorrecto.
Pero volviĂł a sonar. EscapĂ© de mi envoltorio de sábanas y mantas como una mariposa abandona su crisálida, pero sin alas ni promesa alguna de tenerlas en el futuro. El frĂo me mordiĂł con la saña de un pitbull y lleguĂ© al interfono. Tras una pausa valorativa que empleĂ© en constatar lo sucio que estaba el aparato, tomĂ© el auricular.
—¿S�—acerté a decir.
—Le traigo el desayuno —respondiĂł una voz vagamente masculina que parecĂa proceder de un dibujo animado.
Sin pensarlo bien pulsĂ© el botĂłn de apertura y calculĂ© que disponĂa de un minuto hasta que el individuo tomara el ascensor y alcanzara el Ăşltimo piso. Me refresquĂ© la cara y me cubrĂ apresuradamente con un batĂn, y entonces unos nudillos golpearon la puerta con un ritmo que se me antojĂł remotamente tropical.
Abrà y traté de poner la mejor de mis caras.
—Desayuno para José Lastra.
Fueron las palabras que pronunciĂł un tipo ridĂculamente pequeño, casi oculto tras la bandeja que me ofrecĂa, de la que emergĂa un majestuoso globo de helio en el que se podĂa leer «Feliz Cumpleaños». El dĂa anterior mi novia me habĂa dejado por otro, y al no poder dormir me habĂa quedado trasnochando viendo varias temporadas de una serie de sicarios, por lo que, aĂşn envuelto en los vapores de la duermevela, pensĂ© que habĂa llegado mi hora y que aquel individuo acabarĂa conmigo. Su poblado mostacho tapaba parcialmente un rostro enjuto y curtido que podrĂa tener cualquier edad.
—Pero hoy no es mi cumpleaños…—protestĂ© con un hilo de voz.
—Eso no importa —dijo arrastrando las palabras con marcado acento de Sinaloa.
—Y tampoco me llamo José Lastra.
—DĂ©jeme hacer mi trabajo, Âżquiere? Y firme aquà —dijo mientras me tendĂa un dispositivo de pantalla táctil.
Cuando el tipo se hubo marchado me quedĂ© a solas con la suntuosa bandeja, repleta de zumos naturales, cruasanes reciĂ©n tostados, mermeladas, mantequilla, cereales, sobres de varios tipos de tĂ© y cafĂ©, un termo con agua caliente, una taza de cerámica y una tarjeta medio sepultada por las vituallas en la que alguien habĂa estampado sus labios con carmĂn rosado.
Esos labios me resultaron familiares. ProcedĂ a retirar el celofán transparente que envolvĂa el conjunto. El globo de helio quedĂł liberado y trepĂł con rapidez hacia el techo irregular de la buhardilla, desde donde parecĂa saludar con su mensaje extemporáneo a cada una de las vigas de madera que sustentaban mi salĂłn.
LeĂ la tarjeta:
Cariño, ayer rompĂ con Antonio de una vez por todas, creo que es el mejor regalo que te puedo hacer el dĂa de tu cumpleaños. Ese idiota no volverá a interponerse entre nosotros, y yo no volverĂ© a equivocarme con vuestras direcciones o con vuestros telĂ©fonos o con vuestros horĂłscopos, ni susurrarĂ© su nombre en tu oĂdo mientras me haces el amor. Tuya.
Han pasado semanas, pero el globo de helio se mantiene asombrosamente en forma, reptando por las paredes y techos. Es todo lo que me queda de ella, pero pronto será mi cumpleaños, y me pregunto si el tal JosĂ© Lastra recibirá algĂşn regalo destinado a mĂ.
Está claro que las novias te duran un telediario por no decir medio jajajajajja
Simplemente no hay que fiarse en una relación nueva lo mejor es tratarse antes de enamnorarse a full uno de los consejos que yo siempre les doy en primero conocerse bien y hasta leer su horoscopo suena un poco loco pero yo lei su horóscopo diario Géminis de mi novio y lo comprendi mejor..
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