«Yo, de pequeña, creĂa que le pasaba a todo el mundo. Le ponĂa color y sexo a los nĂşmeros y a las letras. Sexo solo a los nĂşmeros». Carla Sifer es psicĂłloga y social media, conoce el color de los nombres y de las personas y sabe de las notas de mĂşsica que desprenden los colores.
Carla Sifer no supo clasificar sus sensaciones hasta llegar a la universidad. Un dĂa, en una clase de psicologĂa, supo que lo que le pasaba tenĂa nombre. Pero antes, simplemente, organizaba su vida en colores: «En el instituto estudiaba con colores. CogĂa Lengua y le ponĂa etiqueta y subrayaba en azul, y si alguien me lo cambiaba, me rompĂa los esquemas. Las Matemáticas son rojas. Naturales, verde. MĂşsica, amarilla», cuenta.
Ella hablaba sobre sexo de los nĂşmeros y no la entendĂan: «Me decĂan que no podĂa ser. Pero yo lo veĂa».
—El uno tiene que ser hombre, ¿no?
—El uno sà porque es un soldado—responde rápido, como si le hubiera hablado de un amigo de toda la vida.
Sifer recibe el color rojo al leer el nombre MarĂa, pero le llega otro distinto al hablar con una MarĂa en concreto: «Depende de mi relaciĂłn con cada persona». Explica que no ve a la persona «tintada», sino, más bien, «con un aura». Por ejemplo, el blanco vibra alrededor de su hermana y de su madre. «Eso no significa que los colores oscuros sean negativos. Las personas que me parecen interesantes son azul Ăndigo».
Algunos de los cruces, a su entender, tienen connotaciones culturales. Ocurre con Esmeralda y Esperanza, que se le aparecen verdes. «Si una palabra contiene muchas aes, la veo más cálida; si tiene muchas es, la veo verde. O por ejemplo: la palabra tiquismiquis es amarilla».
Vincent van Gogh dibujaba como si el color de los objetos y los sonidos contagiaran el espacio y abrieran estelas. En las obras de Van Gogh, uno siente que puede agarrar la luz, desprenderla como un algodĂłn y acercársela a la boca. En 1885, el pintor recibiĂł clases de piano. El profesor se percatĂł de que atribuĂa un color a cada nota y de que eso lo sobrecogĂa; decidiĂł expulsarlo, creĂa que estaba loco.
«Yo, de pequeña, creĂa que le pasaba a todo el mundo. Le ponĂa color y sexo a los nĂşmeros y a las letras. Sexo solo a los nĂşmeros». Carla Sifer es psicĂłloga y social media, conoce el color de los nombres y de las personas y sabe de las notas de mĂşsica que desprenden los colores.
Carla Sifer no supo clasificar sus sensaciones hasta llegar a la universidad. Un dĂa, en una clase de psicologĂa, supo que lo que le pasaba tenĂa nombre. Pero antes, simplemente, organizaba su vida en colores: «En el instituto estudiaba con colores. CogĂa Lengua y le ponĂa etiqueta y subrayaba en azul, y si alguien me lo cambiaba, me rompĂa los esquemas. Las Matemáticas son rojas. Naturales, verde. MĂşsica, amarilla», cuenta.
Ella hablaba sobre sexo de los nĂşmeros y no la entendĂan: «Me decĂan que no podĂa ser. Pero yo lo veĂa».
—El uno tiene que ser hombre, ¿no?
—El uno sà porque es un soldado—responde rápido, como si le hubiera hablado de un amigo de toda la vida.
Sifer recibe el color rojo al leer el nombre MarĂa, pero le llega otro distinto al hablar con una MarĂa en concreto: «Depende de mi relaciĂłn con cada persona». Explica que no ve a la persona «tintada», sino, más bien, «con un aura». Por ejemplo, el blanco vibra alrededor de su hermana y de su madre. «Eso no significa que los colores oscuros sean negativos. Las personas que me parecen interesantes son azul Ăndigo».
Algunos de los cruces, a su entender, tienen connotaciones culturales. Ocurre con Esmeralda y Esperanza, que se le aparecen verdes. «Si una palabra contiene muchas aes, la veo más cálida; si tiene muchas es, la veo verde. O por ejemplo: la palabra tiquismiquis es amarilla».
Vincent van Gogh dibujaba como si el color de los objetos y los sonidos contagiaran el espacio y abrieran estelas. En las obras de Van Gogh, uno siente que puede agarrar la luz, desprenderla como un algodĂłn y acercársela a la boca. En 1885, el pintor recibiĂł clases de piano. El profesor se percatĂł de que atribuĂa un color a cada nota y de que eso lo sobrecogĂa; decidiĂł expulsarlo, creĂa que estaba loco.
Me ha encantado el artĂculo. Muchas gracias por compartirlo. Un saludo.
…yo creo que padezco una sisnestesia de esas, pero no entre senses vista-oido, ni entre sense-sente
vista-humor…, más bien es una sinestesia entre la vista y el temple espĂritu-religioso de las ideas polĂticas:
Muy buen artĂculo para poder intentar explicar lo que se siente cuando uno es sinestesico. Siempre que intento explicarlo a alguien no lo acaban de entender y a mĂ tampoco me cabe en la cabeza como por ejemplo el dos no es azul claro o el tres rojo para todo el mundo 🙂
Gracias por el artĂculo y por el vĂdeo!
Me ha encantado el artĂculo. Muchas gracias por compartirlo. Un saludo.
…yo creo que padezco una sisnestesia de esas, pero no entre senses vista-oido, ni entre sense-sente
vista-humor…, más bien es una sinestesia entre la vista y el temple espĂritu-religioso de las ideas polĂticas:
http://img.fenixzone.net/i/yD3Jsn0.png
Muy buen artĂculo para poder intentar explicar lo que se siente cuando uno es sinestesico. Siempre que intento explicarlo a alguien no lo acaban de entender y a mĂ tampoco me cabe en la cabeza como por ejemplo el dos no es azul claro o el tres rojo para todo el mundo 🙂
Gracias por el artĂculo y por el vĂdeo!
Interesante. Os dejo mi vĂdeo-poema que explica quĂ© es la sinestesia:
https://www.youtube.com/watch?v=HkK_HT3mkdA
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