22 de enero 2019    /   CIENCIA
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Si tienes un problema, Ʃchate a dormir

22 de enero 2019    /   CIENCIA     por          
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No se trata de esconder la cabeza bajo tierra, cual Correcaminos, para que tus problemas desaparezcan mÔgicamente. No se trata de hacer como si no existieran. En realidad, si lo que quieres es resolver un problema que no parece tener solución, necesitas que tu cerebro despliegue habilidades por su cuenta. Necesitas dejarlo trabajar a su aire, desconectarte. Y para lograrlo hay que echarse a dormir.

¿Alguna vez te has ido a la cama tratando de resolver un rompecabezas vital, dÔndole mil vueltas a ese asunto que no te deja darte un descanso? Probablemente a todos nos ha pasado, y cuando llega la mañana, a veces la respuesta ha aparecido en tu mente de forma espontÔnea, como la inspiración creativa de un escritor.

Ahora disponemos de diversos estudios que confirman que soƱar sirve tambiƩn para alcanzar soluciones mƔs creativas a nuestros problemas y retos diarios.

La primera hipótesis

La primera vez que se planteó la hipótesis de que los sueños suelen originar una forma de pensamiento lateral en el que se trata de resolver un problema planteÔndolo desde diversas perspectivas nuevas e inusuales fue en la década de 1970.

William Dement, de la Universidad de Stanford, llevó a cabo un estudio con 500 voluntarios a los que presentó una serie de acertijos que requerían de cierto pensamiento lateral y que, ademÔs, en principio parecían difíciles, aunque, si se enfocaban desde una perspectiva correcta, su solución era muy evidente.

A 250 voluntarios se les entregaron los acertijos por la mañana a fin de que los resolvieran para esa misma tarde. A los otros 250, se les entregaron por la noche, cuando faltaba poco para que se fueran a dormir, con el propósito de que los entregaran resueltos al día siguiente.

El segundo grupo, que mayormente se vio obligado a consultar el problema con la almohada, obtuvo puntuaciones significativamente superiores a los miembros del primer grupo.

La evidencia de que dormir había sido útil para resolver los acertijos apuntaba claramente a que el cerebro había estado trabajando denodadamente durante las horas de sueño. No es que dormir permitiera descansar mÔs o despertarse mÔs lúcido, sino que la resolución de los problemas se presentaba mediante sueños, como explica Richard Wiseman en su libro Escuela nocturna:

El primer problema consistĆ­a en averiguar las letras que seguĆ­an a la secuencia U, D, T, C, C… Uno de los participantes dijo que habĆ­a soƱado que iba por una galerĆ­a de pintura contando los cuadros. Todo estaba en orden, salvo que los lienzos seis y siete habĆ­an sido sacados del marco. Se despertó, y cayó en la cuenta de que la secuencia estĆ” compuesta por las letras iniciales de las palabras “Uno”, “Dos”, “Tres”, etc., y que las letras siguientes han de ser las iniciales de Ā«SeisĀ» y Ā«SieteĀ».

MƔs evidencias

A partir de aquellos hallazgos, otros investigadores realizaron estudios distintos para comprobar cuÔl es realmente el poder de soñar a la hora de resultar mÔs creativos e innovadores resolviendo un problema sin aparente solución.

Por ejemplo, Gregory White, del Redding Academic Center de California, quiso averiguar cuÔl era el factor decisivo para despertar esta inusual creatividad. Se planteó que quizÔ sucedía porque cuando dormimos estamos muy relajados, así que aisló el factor en un experimento en el que comparaba los resultados de voluntarios que dormían frente a voluntarios que eran sometidos a ejercicios de relajación. De nuevo, los que mejores puntuaciones obtenían eran los que dormían.

Denise Cai, de la Universidad de California en San Diego, demostró que lo importante para resolver un problema no era dormir, sino soñar. Si dormías pero no soñabas, entonces no había mejora perceptible.

A pesar de que no siempre nos acordamos, todas las noches soƱamos, pero lo hacemos en distintas fases. Es decir, que hay segmentos del sueƱo en el que no estamos soƱando nada.

En el estudio de Cai quedó patente que los mÔs creativos eran los sujetos a los que se les permitía soñar, mostrando ese rasgo característico que evidencia que acabamos de entrar en la fase de sueño REM (Rapid Eyes Movement), movimiento rÔpido de ojos bajo los pÔrpados.

Usando una tarea de creatividad llamada Test de Asociaciones Remotas (RAT), a los participantes del estudio se les mostraron múltiples grupos de tres palabras (por ejemplo: galleta, corazón, dieciséis) y se les solicitó que encontraran una cuarta palabra que se pudiera asociar a las tres palabras (dulce, en este caso).

Los participantes fueron evaluados por la maƱana y nuevamente por la tarde, despuƩs de una siesta con sueƱo REM, una sin REM y un perƭodo de descanso tranquilo.

El estudio tambiƩn puso de manifiesto otra cosa: cuanto mƔs tiempo soƱabas, mayor era la probabilidad de resolver el problema.

Sara Mednick, de la Universidad de California en San Diego, también sugiere que incluso un pequeño sueño de pocos minutos puede tener un impacto significativo en las habilidades creativas de resolución de problemas. El ciclo del sueño es de unos 90 minutos, así que si alguien solo duerme 70 minutos, teóricamente no soñarÔ. Pero basta con que duerma mÔs de 90 para que las habilidades aumenten.

Mark Blagrove, de la Universidad de Swansea en el Reino Unido, y sus colegas han descubierto que la fuerza emocional de las experiencias que tenemos cuando estamos despiertos estƔ relacionada con el contenido de nuestros sueƱos y la intensidad de las ondas cerebrales de nuestros sueƱos.

Los investigadores tambiƩn descubrieron que los eventos que tenƭan un mayor impacto emocional tenƭan mayor probabilidad de incorporarse a los sueƱos. Durante el sueƱo REM, la actividad elƩctrica en el cerebro oscila a una frecuencia entre cuatro y siete hertzios, generando un tipo de onda cerebral conocida como ondas theta.

Al parecer, son las propicias para impulsar el aprendizaje, la memoria y el bienestar emocional. QuizÔ algún día podamos hackear nuestro cerebro para producirlas artificialmente en nuestro día a día y obtener los beneficios de la creatividad del sueño REM.

No todo pasa por dormir y soƱar, evidentemente. Pero una ayuda suplementaria a nivel cognitivo que no podemos soslayar a la hora de enfrentarnos a una encrucijada es lanzarnos a los brazos de Morfeo y poner el piloto automƔtico de nuestro cerebro a fin de que genere, cual escenarios de realidad virtual tipo Matrix, situaciones que nos permitan llegar a soluciones mucho mƔs brillantes o, al menos, originales.

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No se trata de esconder la cabeza bajo tierra, cual Correcaminos, para que tus problemas desaparezcan mÔgicamente. No se trata de hacer como si no existieran. En realidad, si lo que quieres es resolver un problema que no parece tener solución, necesitas que tu cerebro despliegue habilidades por su cuenta. Necesitas dejarlo trabajar a su aire, desconectarte. Y para lograrlo hay que echarse a dormir.

¿Alguna vez te has ido a la cama tratando de resolver un rompecabezas vital, dÔndole mil vueltas a ese asunto que no te deja darte un descanso? Probablemente a todos nos ha pasado, y cuando llega la mañana, a veces la respuesta ha aparecido en tu mente de forma espontÔnea, como la inspiración creativa de un escritor.

Ahora disponemos de diversos estudios que confirman que soƱar sirve tambiƩn para alcanzar soluciones mƔs creativas a nuestros problemas y retos diarios.

La primera hipótesis

La primera vez que se planteó la hipótesis de que los sueños suelen originar una forma de pensamiento lateral en el que se trata de resolver un problema planteÔndolo desde diversas perspectivas nuevas e inusuales fue en la década de 1970.

William Dement, de la Universidad de Stanford, llevó a cabo un estudio con 500 voluntarios a los que presentó una serie de acertijos que requerían de cierto pensamiento lateral y que, ademÔs, en principio parecían difíciles, aunque, si se enfocaban desde una perspectiva correcta, su solución era muy evidente.

A 250 voluntarios se les entregaron los acertijos por la mañana a fin de que los resolvieran para esa misma tarde. A los otros 250, se les entregaron por la noche, cuando faltaba poco para que se fueran a dormir, con el propósito de que los entregaran resueltos al día siguiente.

El segundo grupo, que mayormente se vio obligado a consultar el problema con la almohada, obtuvo puntuaciones significativamente superiores a los miembros del primer grupo.

La evidencia de que dormir había sido útil para resolver los acertijos apuntaba claramente a que el cerebro había estado trabajando denodadamente durante las horas de sueño. No es que dormir permitiera descansar mÔs o despertarse mÔs lúcido, sino que la resolución de los problemas se presentaba mediante sueños, como explica Richard Wiseman en su libro Escuela nocturna:

El primer problema consistĆ­a en averiguar las letras que seguĆ­an a la secuencia U, D, T, C, C… Uno de los participantes dijo que habĆ­a soƱado que iba por una galerĆ­a de pintura contando los cuadros. Todo estaba en orden, salvo que los lienzos seis y siete habĆ­an sido sacados del marco. Se despertó, y cayó en la cuenta de que la secuencia estĆ” compuesta por las letras iniciales de las palabras “Uno”, “Dos”, “Tres”, etc., y que las letras siguientes han de ser las iniciales de Ā«SeisĀ» y Ā«SieteĀ».

MƔs evidencias

A partir de aquellos hallazgos, otros investigadores realizaron estudios distintos para comprobar cuÔl es realmente el poder de soñar a la hora de resultar mÔs creativos e innovadores resolviendo un problema sin aparente solución.

Por ejemplo, Gregory White, del Redding Academic Center de California, quiso averiguar cuÔl era el factor decisivo para despertar esta inusual creatividad. Se planteó que quizÔ sucedía porque cuando dormimos estamos muy relajados, así que aisló el factor en un experimento en el que comparaba los resultados de voluntarios que dormían frente a voluntarios que eran sometidos a ejercicios de relajación. De nuevo, los que mejores puntuaciones obtenían eran los que dormían.

Denise Cai, de la Universidad de California en San Diego, demostró que lo importante para resolver un problema no era dormir, sino soñar. Si dormías pero no soñabas, entonces no había mejora perceptible.

A pesar de que no siempre nos acordamos, todas las noches soƱamos, pero lo hacemos en distintas fases. Es decir, que hay segmentos del sueƱo en el que no estamos soƱando nada.

En el estudio de Cai quedó patente que los mÔs creativos eran los sujetos a los que se les permitía soñar, mostrando ese rasgo característico que evidencia que acabamos de entrar en la fase de sueño REM (Rapid Eyes Movement), movimiento rÔpido de ojos bajo los pÔrpados.

Usando una tarea de creatividad llamada Test de Asociaciones Remotas (RAT), a los participantes del estudio se les mostraron múltiples grupos de tres palabras (por ejemplo: galleta, corazón, dieciséis) y se les solicitó que encontraran una cuarta palabra que se pudiera asociar a las tres palabras (dulce, en este caso).

Los participantes fueron evaluados por la maƱana y nuevamente por la tarde, despuƩs de una siesta con sueƱo REM, una sin REM y un perƭodo de descanso tranquilo.

El estudio tambiƩn puso de manifiesto otra cosa: cuanto mƔs tiempo soƱabas, mayor era la probabilidad de resolver el problema.

Sara Mednick, de la Universidad de California en San Diego, también sugiere que incluso un pequeño sueño de pocos minutos puede tener un impacto significativo en las habilidades creativas de resolución de problemas. El ciclo del sueño es de unos 90 minutos, así que si alguien solo duerme 70 minutos, teóricamente no soñarÔ. Pero basta con que duerma mÔs de 90 para que las habilidades aumenten.

Mark Blagrove, de la Universidad de Swansea en el Reino Unido, y sus colegas han descubierto que la fuerza emocional de las experiencias que tenemos cuando estamos despiertos estƔ relacionada con el contenido de nuestros sueƱos y la intensidad de las ondas cerebrales de nuestros sueƱos.

Los investigadores tambiƩn descubrieron que los eventos que tenƭan un mayor impacto emocional tenƭan mayor probabilidad de incorporarse a los sueƱos. Durante el sueƱo REM, la actividad elƩctrica en el cerebro oscila a una frecuencia entre cuatro y siete hertzios, generando un tipo de onda cerebral conocida como ondas theta.

Al parecer, son las propicias para impulsar el aprendizaje, la memoria y el bienestar emocional. QuizÔ algún día podamos hackear nuestro cerebro para producirlas artificialmente en nuestro día a día y obtener los beneficios de la creatividad del sueño REM.

No todo pasa por dormir y soƱar, evidentemente. Pero una ayuda suplementaria a nivel cognitivo que no podemos soslayar a la hora de enfrentarnos a una encrucijada es lanzarnos a los brazos de Morfeo y poner el piloto automƔtico de nuestro cerebro a fin de que genere, cual escenarios de realidad virtual tipo Matrix, situaciones que nos permitan llegar a soluciones mucho mƔs brillantes o, al menos, originales.

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Opiniones 2
  • Hola! AquĆ­ JaĆ­r, de EfectiVida.
    Genial tu artĆ­culo. Muy bien explicado y referenciado.
    MĆ”s allĆ” de los estudios, creo que todo el mundo ha podido comprobar en alguna ocasión que lo de ā€œconsultar con la almohadaā€ es bastante efectivo.
    Muchas gracias por aportar valor. Saludos desde Canarias!

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