‘Espere en recepción’: fotos vintage del EEUU corporativo
'Executive Order' es un proyecto de la fotógrafa Susan Resler que captura los entornos laborales de un EEUU próspero y ambicioso.

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En 1977 Susan Resler entró en el banco para hacer unas gestiones. Salió con una foto. Fue la primera de un proyecto que llevó a esta artista a recorrer vestÃbulos y despachos, a pasear por oficinas y cubÃculos, a inmortalizar las tripas de la américa corporativa. El resultado es Executive Order: Images of 1970s Corporate America, un proyecto fotográfico que captura los entornos laborales de un EEUU próspero y ambicioso.
Ejecutivos que posan, todo corbatas, codos y bigotes, ante el objetivo de Resler. Secretarias sumisas que se cuelan, tÃmidas y lánguidas, por los márgenes de las fotos. Moquetas susurrantes y sillones de crujiente escay completan la postal. El trabajo de esta fotógrafa nos traslada a un pasado laboral añejo, recuerdos satinados que se acaban de recopilar en un libro por primera vez.
Las fotografÃas de Resler descansaron en archivos y cajones durante 40 años, hasta que la editorial Daylight Books decidió publicarlos. «Pero, de alguna forma, el libro es más actual ahora de lo que hubiera sido entonces», explica la artista.
A finales de los 70 las grandes empresas empezaban a tejer su red de franquicias por EEUU, sentando las bases del liberalismo salvaje que se instauró en el paÃs en los 80 con el nombre de reaganomics (contracción del apellido de presidente Reagan y la palabra economÃa). HabÃa una gran fe en el mundo empresarial, un aumento del consumismo y una idealización de la riqueza. Todos estos factores prometÃan un futuro brillante, un sueño que vino a llamarse americano.
De ‘reagonomics’ al trumpismo sin salir de la oficina
«Asà estábamos, en este punto crucial a finales de la década de 1970», comenta Resler. «Estados Unidos estaba experimentando un gran cambio, un cambio que nos ha llevado a donde estamos hoy, para bien o para mal».
No hace falta más que observar quién se sienta en la oficina que más poder detenta del planeta para dar la razón a Resler. Donald Trump es hijo de esta ideologÃa y su sillón en el despacho oval, la demostración de su triunfo.
La fotógrafa explicita la relación de su trabajo con el trumpismo, y lo hace desde su mismo tÃtulo. «Llamé el libro Executive Order porque al señor Trump le gusta mucho firmar órdenes ejecutivas [en referencia a la forma de aprobar leyes sin el apoyo del Congreso]», comenta Resler. «Mis fotografÃas tratan sobre esa orden, la orden financiera, la orden de los ejecutivos. Hay un ensayo al final del libro que se titula Executive disorder y que actualiza esta idea para traerla hasta el dÃa de hoy».
Los textos del libro ponen contexto, pero las fotografÃas hablan por sà solas. Resler seleccionaba oficinas con cuidado, más por su estética que por su sector o sus empleados. «Buscaba aquellas donde podÃa manipular mi ángulo de visión y crear espacios extremadamente estériles y frÃos, donde la geometrÃa estaba muy limpia y desnuda», explica. QuerÃa dar al espectador una sensación precisa del ambiente de estos sitios. O del ambiente que ella percibÃa.
En 1979 Susan Resler entró en un edificio de oficinas para hacer una foto. Salió con el punto y final de un proyecto que habÃa durado tres años. Durante este tiempo su estilo fue mutando, pero lo que querÃa contar no. En un principio, orientó la cámara hacia quienes habitaban las oficinas. Hacia jefes, secretarias y empleados.
Llama ahora la atención esa diferenciación de puestos según el sexo. «A principios de los 70 se produjo la segunda ola del feminismo, pero lo cierto es que no llegué a conocer a ninguna ejecutiva mientras hacÃa este proyecto», confiesa la fotógrafa, que destaca también la ausencia de latinos, negros o asiáticos en puestos de mando. «No puedo decir que fuera totalmente consciente de esto al tomar las fotos», reconoce, «pero la selección que hice el año pasado al crear el libro estaba orientada a poner en primer plano esos aspectos».
Posados forzados y oficinas vacÃas
Todos los retratos que conforman Executive Order son posados. «No solo querÃa que el sujeto me mirara directamente, sino que en muchos casos elegà un momento en el que estaba un poco incómodo para que las fotografÃas tuvieran un poco de nerviosismo y tensión», comenta. Resler explica que en la fotografÃa callejera el autor tiende a volverse invisible para resaltar la naturalidad de la foto, pero aquà decidió romper esa regla por una razón. «Estos espacios son artificiales, están muy construidos. El que los modelos estén posando solo realza estas cualidades».
AsÃ, Resler usó a los trabajadores para hablar de las oficinas. Con el paso de los meses empezó a hacer lo contrario. A medida que el proyecto avanzaba, la fotógrafa fue fijando su objetivo en espacios vacÃos, desnudándolos de vida y personas para mostrarlos en toda su frialdad. «Aún asà la mayorÃa de estas oficinas también hacen referencia a quienes las habitan, aunque sea de forma sutil», puntualiza la autora.
«Cuando hay una persona en un espacio, el énfasis se centrará en ella. Si la eliminas, todos los objetos de la foto adquieren un nuevo protagonismo y la estética de estas oficinas se vuelve más importante», argumenta. Resler querÃa dar protagonismo a los lugares para mostrar espacios muertos, agobiantes, claustrofóbicos. Por eso en sus fotos apenas hay ventanas o referencias al exterior.
Pero la angustia no era un simple recurso estético; en su caso fue algo real, casi tangible. Siendo fotógrafa, Resler no estaba acostumbrada a pasar mucho tiempo en una oficina. Y la experiencia, aunque fructÃfera, no le gustó demasiado. «Sentà una gran incomodidad en ese mundo, y creo que mis fotografÃas lo reflejan», confiesa. «Estos lugares no son acogedores. Pueden ser inhóspitos: realmente tienen que ver con el poder y el control».
Es la lectura que hace, 40 años después, de un trabajo que le marcó la carrera. Desde entonces Resler ha reflejado muchas veces la riqueza y el poder. Ha llegado a comprender muchos de los mecanismos que entonces solo intuÃa. Revisar las fotografÃas que conforman Executive Order para darle forma al libro ha hecho que piense sobre el tema y saque algunas conclusiones.
«Creo que la resonancia entre entonces y ahora es casi extraña», reflexiona. «El pasado y el presente se vuelven casi como los sujetalibros que apuntalan el espÃritu que sustenta las altas finanzas. Espero que mis fotografÃas puedan darnos una forma de mirar el presente con una visión más clara y comprender la desventaja de esa insistencia en aumentar la riqueza a cualquier costo».
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En 1977 Susan Resler entró en el banco para hacer unas gestiones. Salió con una foto. Fue la primera de un proyecto que llevó a esta artista a recorrer vestÃbulos y despachos, a pasear por oficinas y cubÃculos, a inmortalizar las tripas de la américa corporativa. El resultado es Executive Order: Images of 1970s Corporate America, un proyecto fotográfico que captura los entornos laborales de un EEUU próspero y ambicioso.
Ejecutivos que posan, todo corbatas, codos y bigotes, ante el objetivo de Resler. Secretarias sumisas que se cuelan, tÃmidas y lánguidas, por los márgenes de las fotos. Moquetas susurrantes y sillones de crujiente escay completan la postal. El trabajo de esta fotógrafa nos traslada a un pasado laboral añejo, recuerdos satinados que se acaban de recopilar en un libro por primera vez.
Las fotografÃas de Resler descansaron en archivos y cajones durante 40 años, hasta que la editorial Daylight Books decidió publicarlos. «Pero, de alguna forma, el libro es más actual ahora de lo que hubiera sido entonces», explica la artista.
A finales de los 70 las grandes empresas empezaban a tejer su red de franquicias por EEUU, sentando las bases del liberalismo salvaje que se instauró en el paÃs en los 80 con el nombre de reaganomics (contracción del apellido de presidente Reagan y la palabra economÃa). HabÃa una gran fe en el mundo empresarial, un aumento del consumismo y una idealización de la riqueza. Todos estos factores prometÃan un futuro brillante, un sueño que vino a llamarse americano.
De ‘reagonomics’ al trumpismo sin salir de la oficina
«Asà estábamos, en este punto crucial a finales de la década de 1970», comenta Resler. «Estados Unidos estaba experimentando un gran cambio, un cambio que nos ha llevado a donde estamos hoy, para bien o para mal».
No hace falta más que observar quién se sienta en la oficina que más poder detenta del planeta para dar la razón a Resler. Donald Trump es hijo de esta ideologÃa y su sillón en el despacho oval, la demostración de su triunfo.
La fotógrafa explicita la relación de su trabajo con el trumpismo, y lo hace desde su mismo tÃtulo. «Llamé el libro Executive Order porque al señor Trump le gusta mucho firmar órdenes ejecutivas [en referencia a la forma de aprobar leyes sin el apoyo del Congreso]», comenta Resler. «Mis fotografÃas tratan sobre esa orden, la orden financiera, la orden de los ejecutivos. Hay un ensayo al final del libro que se titula Executive disorder y que actualiza esta idea para traerla hasta el dÃa de hoy».
Los textos del libro ponen contexto, pero las fotografÃas hablan por sà solas. Resler seleccionaba oficinas con cuidado, más por su estética que por su sector o sus empleados. «Buscaba aquellas donde podÃa manipular mi ángulo de visión y crear espacios extremadamente estériles y frÃos, donde la geometrÃa estaba muy limpia y desnuda», explica. QuerÃa dar al espectador una sensación precisa del ambiente de estos sitios. O del ambiente que ella percibÃa.
En 1979 Susan Resler entró en un edificio de oficinas para hacer una foto. Salió con el punto y final de un proyecto que habÃa durado tres años. Durante este tiempo su estilo fue mutando, pero lo que querÃa contar no. En un principio, orientó la cámara hacia quienes habitaban las oficinas. Hacia jefes, secretarias y empleados.
Llama ahora la atención esa diferenciación de puestos según el sexo. «A principios de los 70 se produjo la segunda ola del feminismo, pero lo cierto es que no llegué a conocer a ninguna ejecutiva mientras hacÃa este proyecto», confiesa la fotógrafa, que destaca también la ausencia de latinos, negros o asiáticos en puestos de mando. «No puedo decir que fuera totalmente consciente de esto al tomar las fotos», reconoce, «pero la selección que hice el año pasado al crear el libro estaba orientada a poner en primer plano esos aspectos».
Posados forzados y oficinas vacÃas
Todos los retratos que conforman Executive Order son posados. «No solo querÃa que el sujeto me mirara directamente, sino que en muchos casos elegà un momento en el que estaba un poco incómodo para que las fotografÃas tuvieran un poco de nerviosismo y tensión», comenta. Resler explica que en la fotografÃa callejera el autor tiende a volverse invisible para resaltar la naturalidad de la foto, pero aquà decidió romper esa regla por una razón. «Estos espacios son artificiales, están muy construidos. El que los modelos estén posando solo realza estas cualidades».
AsÃ, Resler usó a los trabajadores para hablar de las oficinas. Con el paso de los meses empezó a hacer lo contrario. A medida que el proyecto avanzaba, la fotógrafa fue fijando su objetivo en espacios vacÃos, desnudándolos de vida y personas para mostrarlos en toda su frialdad. «Aún asà la mayorÃa de estas oficinas también hacen referencia a quienes las habitan, aunque sea de forma sutil», puntualiza la autora.
«Cuando hay una persona en un espacio, el énfasis se centrará en ella. Si la eliminas, todos los objetos de la foto adquieren un nuevo protagonismo y la estética de estas oficinas se vuelve más importante», argumenta. Resler querÃa dar protagonismo a los lugares para mostrar espacios muertos, agobiantes, claustrofóbicos. Por eso en sus fotos apenas hay ventanas o referencias al exterior.
Pero la angustia no era un simple recurso estético; en su caso fue algo real, casi tangible. Siendo fotógrafa, Resler no estaba acostumbrada a pasar mucho tiempo en una oficina. Y la experiencia, aunque fructÃfera, no le gustó demasiado. «Sentà una gran incomodidad en ese mundo, y creo que mis fotografÃas lo reflejan», confiesa. «Estos lugares no son acogedores. Pueden ser inhóspitos: realmente tienen que ver con el poder y el control».
Es la lectura que hace, 40 años después, de un trabajo que le marcó la carrera. Desde entonces Resler ha reflejado muchas veces la riqueza y el poder. Ha llegado a comprender muchos de los mecanismos que entonces solo intuÃa. Revisar las fotografÃas que conforman Executive Order para darle forma al libro ha hecho que piense sobre el tema y saque algunas conclusiones.
«Creo que la resonancia entre entonces y ahora es casi extraña», reflexiona. «El pasado y el presente se vuelven casi como los sujetalibros que apuntalan el espÃritu que sustenta las altas finanzas. Espero que mis fotografÃas puedan darnos una forma de mirar el presente con una visión más clara y comprender la desventaja de esa insistencia en aumentar la riqueza a cualquier costo».