27 de agosto 2015    /   CREATIVIDAD
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Mi taxi es una galerĂ­a de arte

27 de agosto 2015    /   CREATIVIDAD     por          
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El interior de los taxis se ha librado de la invasiĂ³n publicitaria que monopoliza otros lugares de paso como estaciones o aeropuertos, a pesar de que los pasajeros pasan largos ratos viendo el respaldo del asiento delantero, la tapicerĂ­a o el techo. En Mumbai, en cambio, se dieron cuenta de que los taxis eran lienzos desaprovechados por los que cada dĂ­a pasaban los ojos de cientos de viajeros.

El equipo de Taxi Fabric decidiĂ³ aprovechar ese espacio, y eso no significaba convertirlo en un mural publicitario, sino en algo mucho mejor: un lugar para promocionar el arte, segĂºn Springwise. El proyecto consiguiĂ³ 11.000 libras esterlinas (3.000 mĂ¡s de las que pretendĂ­a recaudar) a travĂ©s de la plataforma de financiaciĂ³n KickStarter y se puso manos a la obra. O, mejor aĂºn, manos a las impresoras de tela.

Con ese dinero, los autores de la idea, convencidos de que «el diseño, desafortunadamente, no estĂ¡ muy reconocido en la India», tapizaron una primera tirada de 30 taxis con telas decoradas por otros tantos diseñadores. Los diseños estĂ¡n relacionados con la historia de Mumbai, porque la iniciativa pretende que el interior de sus taxis sea tan caracterĂ­stico de la ciudad como lo es en otros lugares su exterior.
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AdemĂ¡s de la propia ciudad, que encuentra una propuesta novedosa que ensalza su cultura local, con el proyecto salen ganando los artistas de Mumbai, que ahora tienen nuevos espacios para mostrar su talento y sus habilidades de storytelling. Y tambiĂ©n los taxistas, que pueden diferenciarse de la competencia a travĂ©s de la tapicerĂ­a de su vehĂ­culo; y los pasajeros, cuyo trayecto se vuelve mĂ¡s agradable e inspirador.

Los diseñadores extranjeros tambiĂ©n pueden sumarse al proyecto siempre que su creaciĂ³n impresa estĂ© relacionada con la tradiciĂ³n de la ciudad. A partir de ahĂ­, pueden costear el proceso (para que su obra estĂ© rodando por Mumbai entre dos y cuatro dĂ­as) o esperar a que algĂºn patrocinador se haga cargo de la impresiĂ³n.

Ankita Shinde invita a aprovechar el trayecto en taxi para «parar por un momento y descubrir las pequeñas cosas de la vida». La diseñadora pudo producir su tapicerĂ­a porque un patrocinador (W+K London) aportĂ³ la financiaciĂ³n en Kickstarter. La ilustradora Samya Arif decidiĂ³ tratar un tema polĂ­tico en su diseño, que habla de India y Pakistan como «dos hermanos separados al nacer que, al crecer, olvidaron lo mucho que se querĂ­an».

La alegre tela de color rosa de Pranita Kocharekar quiere ilustrar lo rĂ¡pido que se vive en Mumbay. «Todo el mundo, desde un hombre de negocios hasta un verdulero, estĂ¡ ocupado viviendo su sueño». En su caso, una bonita coincidencia hizo que le tocara decorar la tapicerĂ­a de un taxista que un dĂ­a le ayudĂ³ a descargar una mercancĂ­a sin pedirle propina a cambio.

Cada uno de esos taxis decorados narra un cuento. O mĂ¡s de uno, porque no se limitan a lo que el diseñador quiso plasmar, sino que se van creando nuevas historias en cada nueva conversaciĂ³n que surge entre el conductor y el pasajero. Y no son pocas, pues ¿quiĂ©n podrĂ­a permanecer impasible o dedicarse a mirar la pantalla de su mĂ³vil cuando, al abrir la puerta de un taxi, se sorprende adentrĂ¡ndose en un mundo inesperado?
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ankita_taxifabric-35
Samya_Taxi-1a_MG_220816

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El interior de los taxis se ha librado de la invasiĂ³n publicitaria que monopoliza otros lugares de paso como estaciones o aeropuertos, a pesar de que los pasajeros pasan largos ratos viendo el respaldo del asiento delantero, la tapicerĂ­a o el techo. En Mumbai, en cambio, se dieron cuenta de que los taxis eran lienzos desaprovechados por los que cada dĂ­a pasaban los ojos de cientos de viajeros.

El equipo de Taxi Fabric decidiĂ³ aprovechar ese espacio, y eso no significaba convertirlo en un mural publicitario, sino en algo mucho mejor: un lugar para promocionar el arte, segĂºn Springwise. El proyecto consiguiĂ³ 11.000 libras esterlinas (3.000 mĂ¡s de las que pretendĂ­a recaudar) a travĂ©s de la plataforma de financiaciĂ³n KickStarter y se puso manos a la obra. O, mejor aĂºn, manos a las impresoras de tela.

Con ese dinero, los autores de la idea, convencidos de que «el diseño, desafortunadamente, no estĂ¡ muy reconocido en la India», tapizaron una primera tirada de 30 taxis con telas decoradas por otros tantos diseñadores. Los diseños estĂ¡n relacionados con la historia de Mumbai, porque la iniciativa pretende que el interior de sus taxis sea tan caracterĂ­stico de la ciudad como lo es en otros lugares su exterior.
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AdemĂ¡s de la propia ciudad, que encuentra una propuesta novedosa que ensalza su cultura local, con el proyecto salen ganando los artistas de Mumbai, que ahora tienen nuevos espacios para mostrar su talento y sus habilidades de storytelling. Y tambiĂ©n los taxistas, que pueden diferenciarse de la competencia a travĂ©s de la tapicerĂ­a de su vehĂ­culo; y los pasajeros, cuyo trayecto se vuelve mĂ¡s agradable e inspirador.

Los diseñadores extranjeros tambiĂ©n pueden sumarse al proyecto siempre que su creaciĂ³n impresa estĂ© relacionada con la tradiciĂ³n de la ciudad. A partir de ahĂ­, pueden costear el proceso (para que su obra estĂ© rodando por Mumbai entre dos y cuatro dĂ­as) o esperar a que algĂºn patrocinador se haga cargo de la impresiĂ³n.

Ankita Shinde invita a aprovechar el trayecto en taxi para «parar por un momento y descubrir las pequeñas cosas de la vida». La diseñadora pudo producir su tapicerĂ­a porque un patrocinador (W+K London) aportĂ³ la financiaciĂ³n en Kickstarter. La ilustradora Samya Arif decidiĂ³ tratar un tema polĂ­tico en su diseño, que habla de India y Pakistan como «dos hermanos separados al nacer que, al crecer, olvidaron lo mucho que se querĂ­an».

La alegre tela de color rosa de Pranita Kocharekar quiere ilustrar lo rĂ¡pido que se vive en Mumbay. «Todo el mundo, desde un hombre de negocios hasta un verdulero, estĂ¡ ocupado viviendo su sueño». En su caso, una bonita coincidencia hizo que le tocara decorar la tapicerĂ­a de un taxista que un dĂ­a le ayudĂ³ a descargar una mercancĂ­a sin pedirle propina a cambio.

Cada uno de esos taxis decorados narra un cuento. O mĂ¡s de uno, porque no se limitan a lo que el diseñador quiso plasmar, sino que se van creando nuevas historias en cada nueva conversaciĂ³n que surge entre el conductor y el pasajero. Y no son pocas, pues ¿quiĂ©n podrĂ­a permanecer impasible o dedicarse a mirar la pantalla de su mĂ³vil cuando, al abrir la puerta de un taxi, se sorprende adentrĂ¡ndose en un mundo inesperado?
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