17 de febrero 2011    /   ENTRETENIMIENTO
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Teknolandeses: Una generación pre 2.0

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Año 2000. Teknoland es una empresa en plena efervescencia. Todo lo que allí ocurre no existía antes. Es un local de ensayo de proyectos de Internet. Un espacio donde todo es posible. El fotógrafo Enrique Carbajal hace fotos a sus mÔs de 400 empleados. Año 2010. Teknoland no existe. El fotógrafo vuelve a buscar a los tecknolandeses para ponerlos, de nuevo, ante la cÔmara.
Esta es la historia, en palabras, que acompaƱa al casi centenar de fotos de este proyecto deĀ Enrique Carbajal aĆŗn en desarrolloĀ (aquĆ­ puedes ver algunas de ellas y… a un teknolandito).
Título: Teknolandeses: Una generación pre 2.0
Autor: Antonio Lucas
Podríamos cifrar el año de 1995 como el de verdadero despegue de internet en España. Entonces empezaron a desarrollarse cambios de enorme envergadura en todos los Ômbitos de la sociedad. Estos tuvieron que ver con la estructura de las empresas emergentes, las relaciones laborales dominadas por un sentido mÔs flexible de las sinergias, las expectativas de beneficios, las infinitas posibilidades de un espacio aún por descubrir y por explotar. Es el momento y el paisaje social en el que se funda en Madrid Teknoland, sin duda la mÔs representativa de las aventuras que tuvieron la Red como motor de explosión.
Fue creada en 1995 y su vida activa se prolongó hasta febrero de 2001. En este espacio de tiempo sucedieron numerosas y relevantes experiencias en el Ômbito del diseño, lo audiovisual y las telecomunicaciones. Teknoland se convirtió en el epicentro de aquel nuevo horizonte. Hablamos de una iniciativa empresarial pionera que pusieron en marcha dos socios y que en cinco años se convierte en una marca de referencia en el recién estrenado sector del negocio de la Red.
Teknoland abrió sede en Madrid y tuvo oficinas en Sao Paulo, Miami, Río de Janeiro, México D.F. y Santiago de Chile. Su expansión fue vertiginosa gracias a un mercado que demandaba nuevos productos relacionados ya con un mundo que comenzaba a convertirse en un espacio global y digital.
Entre sus propuestas pioneras destaca la creación de la primera banca electrónica, la primera televisión en Flash, el primer canal de chats… Asimismo, desarrolló las primeras estructuras para el diseƱo de pĆ”ginas web corporativas y la creación y el mantenimiento de canales genĆ©ricos y temĆ”ticos (de caza, de gastronomĆ­a, de medicina natural, un primer ‘prototipo’ de lo que despuĆ©s serĆ­a ebay…).
En poco mÔs de cinco años, Teknoland reunió en su sede de Madrid a 480 trabajadores de muy distintos Ômbitos profesionales: periodistas, diseñadores, ilustradores, animadores, músicos electrónicos, realizadores, fotógrafos. Un capital humano que unía fuerzas en favor de un proyecto por estrenar: la Red y su desconocido alcance. El ambiente de trabajo, según quienes formaron parte de los distintos equipos, era espectacular, efervescente, imparable y sumamente creativo.
De algún modo, Teknoland supuso la primera revolución en España propiciada por internet. Todo estaba por hacer y todo era posible. Aquello marcó a una generación. Y tras el cierre de la empresa, ese mismo grupo (ya disperso) continuó su andadura con la certeza de haber formado parte de algo mÔs que de un negocio: la creación de un nuevo Ômbito laboral y creativo que resulta ya imparable.

El propósito de este proyecto tiene dos vectores: uno de lectura sociológica de una generación hoy en activo, aquella que conformaron los denominados ‘teknolandeses’ (profesionales que rondan los 40 aƱos). Y otro camino de exploración de aquel pasado que fue el kilómetro 0 de la Red y sus aplicaciones en EspaƱa. En definitiva, se trata de una muestra que aspira a ser la sĆ­ntesis de un retrato generacional que da cuenta de cómo internet, en 15 aƱos, ha confirmado ser una revolución de intensidad entonces impredecible.
El cuerpo de este proyecto es espacial y digital. De un lado, propone la exposición fotogrÔfica de los retratos de aquellos profesionales vinculados a Teknoland en sus años de crecimiento y expansión. Y, por otro, la muestra también fotogrÔfica de lo que sucedió con ellos una década después del cierre del proyecto a través de un amplio conjunto de retratos actuales que reconstruyen el antes y el después de sus biografías, cifradas en sus rostros, en sus expresiones, en sus miradas.
Cómo han evolucionado sus vidas, de qué modo aquella aventura marcó sus trayectorias. Y, junto a ellos, las herramientas tecnológicas. Cómo han cambiado los ordenadores, los sistemas y objetos de trabajo desde aquel año 1995 hasta este 2011. De qué manera hablamos en el Ômbito de la Red de un cambio de escenario que podríamos denominar, de algún modo, como un cambio de era. Pero un cambio, en definitiva, que sería impensable en España sin la existencia de Teknoland.
La muestra daría cuenta de lo que es la historia viva y en marcha de internet en nuestro país. Los retratos de los tecknolandeses mantienen una estética de sencillez, sin retórica, muy directa, buscando en la esencialidad de los rostros y las miradas la huella del tiempo. Su imagen de entonces (tomada con cÔmara analógica) y la reconstrucción de aquel mismo cuerpo de gente hoy (con retratos tomados con cÔmara digital) muestran un extraordinario retablo de memoria y presente. Aquel que invita a pensar en la celeridad del mundo postcontemporÔneo. En su irremediable y velocísima mutación.
El proyecto es, ante todo, el descubrimiento de una generación y de aquel mundo por hacer que hoy se ha convertido para nosotros en un instrumento imprescindible: propiciado por internet. Todo gira en el mundo en torno a la Red. Y es un buen momento para echar la vista atrĆ”s y ver el recientĆ­simo origen de uno de los inventos mĆ”s importantes de la Humanidad. Aquel que en EspaƱa dio ‘cuerda’ a una generación que hoy sigue buscando nuevas posibilidades de acción en un mundo digital.















Y aquĆ­ el teknolandito prometido… Es hijo de los teknolandeses Esther de la Rosa y Edu de la HerrĆ”n.

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Año 2000. Teknoland es una empresa en plena efervescencia. Todo lo que allí ocurre no existía antes. Es un local de ensayo de proyectos de Internet. Un espacio donde todo es posible. El fotógrafo Enrique Carbajal hace fotos a sus mÔs de 400 empleados. Año 2010. Teknoland no existe. El fotógrafo vuelve a buscar a los tecknolandeses para ponerlos, de nuevo, ante la cÔmara.
Esta es la historia, en palabras, que acompaƱa al casi centenar de fotos de este proyecto deĀ Enrique Carbajal aĆŗn en desarrolloĀ (aquĆ­ puedes ver algunas de ellas y… a un teknolandito).
Título: Teknolandeses: Una generación pre 2.0
Autor: Antonio Lucas
Podríamos cifrar el año de 1995 como el de verdadero despegue de internet en España. Entonces empezaron a desarrollarse cambios de enorme envergadura en todos los Ômbitos de la sociedad. Estos tuvieron que ver con la estructura de las empresas emergentes, las relaciones laborales dominadas por un sentido mÔs flexible de las sinergias, las expectativas de beneficios, las infinitas posibilidades de un espacio aún por descubrir y por explotar. Es el momento y el paisaje social en el que se funda en Madrid Teknoland, sin duda la mÔs representativa de las aventuras que tuvieron la Red como motor de explosión.
Fue creada en 1995 y su vida activa se prolongó hasta febrero de 2001. En este espacio de tiempo sucedieron numerosas y relevantes experiencias en el Ômbito del diseño, lo audiovisual y las telecomunicaciones. Teknoland se convirtió en el epicentro de aquel nuevo horizonte. Hablamos de una iniciativa empresarial pionera que pusieron en marcha dos socios y que en cinco años se convierte en una marca de referencia en el recién estrenado sector del negocio de la Red.
Teknoland abrió sede en Madrid y tuvo oficinas en Sao Paulo, Miami, Río de Janeiro, México D.F. y Santiago de Chile. Su expansión fue vertiginosa gracias a un mercado que demandaba nuevos productos relacionados ya con un mundo que comenzaba a convertirse en un espacio global y digital.
Entre sus propuestas pioneras destaca la creación de la primera banca electrónica, la primera televisión en Flash, el primer canal de chats… Asimismo, desarrolló las primeras estructuras para el diseƱo de pĆ”ginas web corporativas y la creación y el mantenimiento de canales genĆ©ricos y temĆ”ticos (de caza, de gastronomĆ­a, de medicina natural, un primer ‘prototipo’ de lo que despuĆ©s serĆ­a ebay…).
En poco mÔs de cinco años, Teknoland reunió en su sede de Madrid a 480 trabajadores de muy distintos Ômbitos profesionales: periodistas, diseñadores, ilustradores, animadores, músicos electrónicos, realizadores, fotógrafos. Un capital humano que unía fuerzas en favor de un proyecto por estrenar: la Red y su desconocido alcance. El ambiente de trabajo, según quienes formaron parte de los distintos equipos, era espectacular, efervescente, imparable y sumamente creativo.
De algún modo, Teknoland supuso la primera revolución en España propiciada por internet. Todo estaba por hacer y todo era posible. Aquello marcó a una generación. Y tras el cierre de la empresa, ese mismo grupo (ya disperso) continuó su andadura con la certeza de haber formado parte de algo mÔs que de un negocio: la creación de un nuevo Ômbito laboral y creativo que resulta ya imparable.

El propósito de este proyecto tiene dos vectores: uno de lectura sociológica de una generación hoy en activo, aquella que conformaron los denominados ‘teknolandeses’ (profesionales que rondan los 40 aƱos). Y otro camino de exploración de aquel pasado que fue el kilómetro 0 de la Red y sus aplicaciones en EspaƱa. En definitiva, se trata de una muestra que aspira a ser la sĆ­ntesis de un retrato generacional que da cuenta de cómo internet, en 15 aƱos, ha confirmado ser una revolución de intensidad entonces impredecible.
El cuerpo de este proyecto es espacial y digital. De un lado, propone la exposición fotogrÔfica de los retratos de aquellos profesionales vinculados a Teknoland en sus años de crecimiento y expansión. Y, por otro, la muestra también fotogrÔfica de lo que sucedió con ellos una década después del cierre del proyecto a través de un amplio conjunto de retratos actuales que reconstruyen el antes y el después de sus biografías, cifradas en sus rostros, en sus expresiones, en sus miradas.
Cómo han evolucionado sus vidas, de qué modo aquella aventura marcó sus trayectorias. Y, junto a ellos, las herramientas tecnológicas. Cómo han cambiado los ordenadores, los sistemas y objetos de trabajo desde aquel año 1995 hasta este 2011. De qué manera hablamos en el Ômbito de la Red de un cambio de escenario que podríamos denominar, de algún modo, como un cambio de era. Pero un cambio, en definitiva, que sería impensable en España sin la existencia de Teknoland.
La muestra daría cuenta de lo que es la historia viva y en marcha de internet en nuestro país. Los retratos de los tecknolandeses mantienen una estética de sencillez, sin retórica, muy directa, buscando en la esencialidad de los rostros y las miradas la huella del tiempo. Su imagen de entonces (tomada con cÔmara analógica) y la reconstrucción de aquel mismo cuerpo de gente hoy (con retratos tomados con cÔmara digital) muestran un extraordinario retablo de memoria y presente. Aquel que invita a pensar en la celeridad del mundo postcontemporÔneo. En su irremediable y velocísima mutación.
El proyecto es, ante todo, el descubrimiento de una generación y de aquel mundo por hacer que hoy se ha convertido para nosotros en un instrumento imprescindible: propiciado por internet. Todo gira en el mundo en torno a la Red. Y es un buen momento para echar la vista atrĆ”s y ver el recientĆ­simo origen de uno de los inventos mĆ”s importantes de la Humanidad. Aquel que en EspaƱa dio ‘cuerda’ a una generación que hoy sigue buscando nuevas posibilidades de acción en un mundo digital.















Y aquĆ­ el teknolandito prometido… Es hijo de los teknolandeses Esther de la Rosa y Edu de la HerrĆ”n.

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Opiniones 16
  • Por favor, cuando el proyecto estĆ© terminado publicad el enlace!!! me apetece un montón volver a ver a muchos de los locos que trabajaron en aquel piso de la Plaza Canalejas….

  • Ā”QuĆ© cosa me ha hecho el cuerpo! Ā”CuĆ”ntos buenos recuerdos con que quedarse! Fuimos privilegiados, asĆ­ que nunca dejaremos de serlo porque eso no nos lo quita nadie.
    Besos y abrazos respectivamente.

  • Brillante!!!!! HacĆ­a tiempo que no veĆ­a un documento sociológico tan interesante. Si alguien tiene el contacto de carbajal, que me lo pase para felicitarle. Absolutamente fantĆ”stico!!!!!!

  • AlgĆŗn dĆ­a volverĆ© a cabalgar con mis caballeros por el recuerdo de lo que fue y por el sueƱo de lo que pudo haber sido.

  • Y yo me pregunto, por quĆ© figuro yo como autor de este artĆ­culo, si no lo he escrito. Lo cual no quiere decir que no me guste y no haya colaborado en el proyecto.
    Saludos.

  • Comentarios cerrados.