11 de agosto 2016    /   IDEAS
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Con el ganchillo XXL «se hace pueblo» y se lleva mejor la solanera

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El acto de tejer se convierte en una metáfora de la vida diaria, y también en una herramienta para construir espacio, construir grupos y comunidades, actividades e ideales que de otra forma permanecerían escondidos, olvidados o perdidos 

In The Loop, Knitting now. Jessica Hemmings (2010)

Como al resto de pueblos de la comarca, las cimas la Sierra de Gredos le abastece de la brisa de montaña que suele hacer más llevaderas las horas de más calor en verano. Pero, cuando el sol aprieta, en Valverde de la Vera (Cáceres) , además, tiran de toldos para guarecer sus calles. Están tejidos con ganchillo XXL por las propias gentes del pueblo.

Desde hace cuatro años, Marina Fernández lidera el proyecto Tejiendo La Calle desde el que se fabrican estos parasoles. «Realizo proyectos de arquitectura efímera e intervenciones en espacios» nos cuenta cuando le preguntamos cómo surgió la iniciativa. «La Asociación Cultural de Valverde de La Vera (Cáceres), de la que formo parte, me propuso llevar a cabo algún intervención en el pueblo. Me pareció que era una oportunidad para poner en marcha un proyecto colectivo en el que pudiese colaborar todo el que quisiese». De las tres ideas que presentó, la asociación eligió Tejiendo La Calle. «Desde el primer momento muchas de las mujeres del pueblo se implicaron».

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Para fabricar los parasoles se utiliza material plástico procedente, en su mayoría, de bolsas de la compra.«Las transformamos en largas tiras que son después tejidas. De esa forma conseguimos toldos impermeables, que resisten a la lluvia y ligeros, lo que permite guardarlos de año en año sin que ocupen mucho espacio». Por la noche, con sus luces, muchos de estos toldos sirven para guiar a los paseantes hasta la plaza del pueblo.

Fernández define la técnica empleada como ganchillo XXL. «Para realizar los tejidos a gran escala utilizamos agujas de gran tamaño, como las que se utilizan para tejer trapillo. De esta manera podemos cubrir grandes superficies». Aunque entre las tejedoras las hay que prefieren utilizar la aguja clásica de ganchillo y con ella consiguen elaboran motivos con acabados muy cuidados.

Muchas de ellas ya sabían tejer. Incluso las hay que son verdaderas expertas: «Lo han hecho desde pequeñas para la realización de prendas o ropa para sus casas. Es un conocimiento que tradicionalmente se trasmitía de madres a hijas y que actualmente se está perdiendo». Aunque no en Valverde de la Vera. «En Tejiendo las personas más expertas enseñan a otras. De hecho, muchas mujeres han aprendido a tejer durante el desarrollo del proyecto, como Nuria, que además investiga tutoriales en YouTube y hace unas piezas preciosas; Rocío, que siempre se lanza a realizar prototipos con nuevas opciones, o Lorenza, que borda geometrías de colores de manera espontánea, sin planificar, muy interesantes».

Marina Fernández habla casi exclusivamente en femenino porque la gran mayoría de las tejedoras son mujeres. Manolo era el único hombre del grupo, aunque próximamente se espera la incorporación de otros cuatro que han mostrado interés por aprender a tejer.

«Lo bueno del proyecto es que los que participamos en él aprendemos tanto sobre técnicas textiles, producción de elementos a mano, como a relacionarnos con nuestros vecinos y con nuestro entorno».

Por primera vez este año, Tejiendo La Calle ha contado con una pequeña ayuda económica por parte de la Diputación de Cáceres y el Ayuntamiento de la localidad. Hasta la fecha ha sido una iniciativa autogestionada al 100%: «Al menos la inversión requerida es mínima».

Tejiendo Fb3

Todos los participantes en Tejiendo La Calle tienen algún vínculo con el pueblo. La mayoría viven en él. Otros tienen en Valverde su segunda residencia: .«En verano, cuando vienen de vacaciones, traen sus trabajos y se unen al conjunto. Se realizan parasoles desde Saint Denis, París, Madrid y otros lugares».

Yarn Bombing y otros proyectos de Urban Knitting sirvieron de referentes a Marina Fernández porque«demuestran cómo con pequeñas acciones se pueden lograr cambios significativos». Sabe que otros municipios próximos, como Oliva de Plasencia, o Badajoz, «incluso alguno de Portugal y más allá» están tomando nota de su iniciativa.

«Personalmente me hace muchísima ilusión. Creo que es muy positivo que se realicen actividades que favorezcan el trabajo en equipo, reflexionar, intervenir sobre el espacio público y visibilizar el imaginario de un lugar. Es muy emocionante ver cómo una iniciativa tan local puede tener repercusión positiva en sitios muy diversos».

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El acto de tejer se convierte en una metáfora de la vida diaria, y también en una herramienta para construir espacio, construir grupos y comunidades, actividades e ideales que de otra forma permanecerían escondidos, olvidados o perdidos 

In The Loop, Knitting now. Jessica Hemmings (2010)

Como al resto de pueblos de la comarca, las cimas la Sierra de Gredos le abastece de la brisa de montaña que suele hacer más llevaderas las horas de más calor en verano. Pero, cuando el sol aprieta, en Valverde de la Vera (Cáceres) , además, tiran de toldos para guarecer sus calles. Están tejidos con ganchillo XXL por las propias gentes del pueblo.

Desde hace cuatro años, Marina Fernández lidera el proyecto Tejiendo La Calle desde el que se fabrican estos parasoles. «Realizo proyectos de arquitectura efímera e intervenciones en espacios» nos cuenta cuando le preguntamos cómo surgió la iniciativa. «La Asociación Cultural de Valverde de La Vera (Cáceres), de la que formo parte, me propuso llevar a cabo algún intervención en el pueblo. Me pareció que era una oportunidad para poner en marcha un proyecto colectivo en el que pudiese colaborar todo el que quisiese». De las tres ideas que presentó, la asociación eligió Tejiendo La Calle. «Desde el primer momento muchas de las mujeres del pueblo se implicaron».

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Para fabricar los parasoles se utiliza material plástico procedente, en su mayoría, de bolsas de la compra.«Las transformamos en largas tiras que son después tejidas. De esa forma conseguimos toldos impermeables, que resisten a la lluvia y ligeros, lo que permite guardarlos de año en año sin que ocupen mucho espacio». Por la noche, con sus luces, muchos de estos toldos sirven para guiar a los paseantes hasta la plaza del pueblo.

Fernández define la técnica empleada como ganchillo XXL. «Para realizar los tejidos a gran escala utilizamos agujas de gran tamaño, como las que se utilizan para tejer trapillo. De esta manera podemos cubrir grandes superficies». Aunque entre las tejedoras las hay que prefieren utilizar la aguja clásica de ganchillo y con ella consiguen elaboran motivos con acabados muy cuidados.

Muchas de ellas ya sabían tejer. Incluso las hay que son verdaderas expertas: «Lo han hecho desde pequeñas para la realización de prendas o ropa para sus casas. Es un conocimiento que tradicionalmente se trasmitía de madres a hijas y que actualmente se está perdiendo». Aunque no en Valverde de la Vera. «En Tejiendo las personas más expertas enseñan a otras. De hecho, muchas mujeres han aprendido a tejer durante el desarrollo del proyecto, como Nuria, que además investiga tutoriales en YouTube y hace unas piezas preciosas; Rocío, que siempre se lanza a realizar prototipos con nuevas opciones, o Lorenza, que borda geometrías de colores de manera espontánea, sin planificar, muy interesantes».

Marina Fernández habla casi exclusivamente en femenino porque la gran mayoría de las tejedoras son mujeres. Manolo era el único hombre del grupo, aunque próximamente se espera la incorporación de otros cuatro que han mostrado interés por aprender a tejer.

«Lo bueno del proyecto es que los que participamos en él aprendemos tanto sobre técnicas textiles, producción de elementos a mano, como a relacionarnos con nuestros vecinos y con nuestro entorno».

Por primera vez este año, Tejiendo La Calle ha contado con una pequeña ayuda económica por parte de la Diputación de Cáceres y el Ayuntamiento de la localidad. Hasta la fecha ha sido una iniciativa autogestionada al 100%: «Al menos la inversión requerida es mínima».

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Todos los participantes en Tejiendo La Calle tienen algún vínculo con el pueblo. La mayoría viven en él. Otros tienen en Valverde su segunda residencia: .«En verano, cuando vienen de vacaciones, traen sus trabajos y se unen al conjunto. Se realizan parasoles desde Saint Denis, París, Madrid y otros lugares».

Yarn Bombing y otros proyectos de Urban Knitting sirvieron de referentes a Marina Fernández porque«demuestran cómo con pequeñas acciones se pueden lograr cambios significativos». Sabe que otros municipios próximos, como Oliva de Plasencia, o Badajoz, «incluso alguno de Portugal y más allá» están tomando nota de su iniciativa.

«Personalmente me hace muchísima ilusión. Creo que es muy positivo que se realicen actividades que favorezcan el trabajo en equipo, reflexionar, intervenir sobre el espacio público y visibilizar el imaginario de un lugar. Es muy emocionante ver cómo una iniciativa tan local puede tener repercusión positiva en sitios muy diversos».

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