El ser humano vive con la pequeña e inconsciente ilusión de descubrir de repente algo inaudito en el mundo que considera conocido, convirtiendo asà la cotidianidad en un terreno inexplorado en el que casi cualquier cosa puede pasar. En torno a esta idea, Kia ha creado su lema «Redescrubre tu propio mundo», convencido de que en los lugares cotidianos y entre las personas conocidas se pueden encontrar asombrosos tesoros si se busca bien.
Pero, metáforas aparte, la historia está salpicada de personas que encontraron fortunas inverosÃmiles en su propia casa.Â
En 2012, en BerlÃn, un albañil estaba cambiando el suelo de una cocina cuando encontró tres kilos de lingotes de oro, monedas y cuberterÃa de plata valorados en 100.000 euros. Corrió a informar a la empresa que le habÃa encargado la reforma y esta, a su vez, a los herederos del piso. Estos han pedido los datos del albañil para agradecerle su honradez, pero no ha trascendido si habrá o no recompensa.
Más allá de este tipo de tesoros, hay quien ha hecho en sus viviendas hallazgos aún más espectaculares.
La impresionante ciudad subterránea de Derinkuyu, en TurquÃa, fue descubierta de forma accidental. Un hombre hacÃa reformas en su casa en 1963. Al derribar una pared para ampliar su sótano, se encontró con un túnel. Era una de las muchas entradas a la ciudad intraterrestre de Derinkuyu, que desde 1969 está abierta a visitas turÃsticas. Tiene 60 metros de profundidad distribuidos en cinco niveles (que pueden ser cerrados por separado) y 18 estancias. Incluye viviendas, bodegas, almacenes, una iglesia y una escuela. Fue diseñada para alojar a unas 20.000 personas, además de cabezas de ganado.
Otras personas han encontrado las más variadas sorpresas, desde cartas de amor de la Primera Guerra Mundial hasta un cómic original de Superman valorado en 175.000 dólares.
Todo esto siempre que no conste la legÃtima pertenencia del tesoro, porque esa falta de dueño, sumada a su situación «oculta e ignorada» y a su naturaleza valiosa (dinero, alhajas…) es lo que lo convierte en tesoro. Si alguien hace un hallazgo que no sea tesoro (por ejemplo, muebles u otros objetos) está obligado a restituirlo a su poseedor, según el artÃculo 615 del Código Civil. Si no consta, debe declararlo al alcalde de la ciudad, que lo publicará dos veces por las vÃas acostumbradas. Si el dueño no se presenta, pasa a manos de quien lo ha encontrado. Si lo hace, está obligado por ley a abonar un «premio» a la persona que lo encontró. Su cuantÃa puede ascender al 10 o el 20% del valor total de lo hallado.
Una excepción a esto son los objetos arrojados al mar o que este arrastra a las costas, que se rigen por leyes especiales.
Este contenido está presentado por el Nuevo KIA Picanto, que ayudará a quien lo conduzca a redescubrir su propio mundo, si no mediante el hallazgo de tesoros, sà acompañándole a verlo con otros ojos. Más información sobre sus prestaciones en www.kia.com.
El ser humano vive con la pequeña e inconsciente ilusión de descubrir de repente algo inaudito en el mundo que considera conocido, convirtiendo asà la cotidianidad en un terreno inexplorado en el que casi cualquier cosa puede pasar. En torno a esta idea, Kia ha creado su lema «Redescrubre tu propio mundo», convencido de que en los lugares cotidianos y entre las personas conocidas se pueden encontrar asombrosos tesoros si se busca bien.
Pero, metáforas aparte, la historia está salpicada de personas que encontraron fortunas inverosÃmiles en su propia casa.Â
En 2012, en BerlÃn, un albañil estaba cambiando el suelo de una cocina cuando encontró tres kilos de lingotes de oro, monedas y cuberterÃa de plata valorados en 100.000 euros. Corrió a informar a la empresa que le habÃa encargado la reforma y esta, a su vez, a los herederos del piso. Estos han pedido los datos del albañil para agradecerle su honradez, pero no ha trascendido si habrá o no recompensa.
Más allá de este tipo de tesoros, hay quien ha hecho en sus viviendas hallazgos aún más espectaculares.
La impresionante ciudad subterránea de Derinkuyu, en TurquÃa, fue descubierta de forma accidental. Un hombre hacÃa reformas en su casa en 1963. Al derribar una pared para ampliar su sótano, se encontró con un túnel. Era una de las muchas entradas a la ciudad intraterrestre de Derinkuyu, que desde 1969 está abierta a visitas turÃsticas. Tiene 60 metros de profundidad distribuidos en cinco niveles (que pueden ser cerrados por separado) y 18 estancias. Incluye viviendas, bodegas, almacenes, una iglesia y una escuela. Fue diseñada para alojar a unas 20.000 personas, además de cabezas de ganado.
Otras personas han encontrado las más variadas sorpresas, desde cartas de amor de la Primera Guerra Mundial hasta un cómic original de Superman valorado en 175.000 dólares.
Todo esto siempre que no conste la legÃtima pertenencia del tesoro, porque esa falta de dueño, sumada a su situación «oculta e ignorada» y a su naturaleza valiosa (dinero, alhajas…) es lo que lo convierte en tesoro. Si alguien hace un hallazgo que no sea tesoro (por ejemplo, muebles u otros objetos) está obligado a restituirlo a su poseedor, según el artÃculo 615 del Código Civil. Si no consta, debe declararlo al alcalde de la ciudad, que lo publicará dos veces por las vÃas acostumbradas. Si el dueño no se presenta, pasa a manos de quien lo ha encontrado. Si lo hace, está obligado por ley a abonar un «premio» a la persona que lo encontró. Su cuantÃa puede ascender al 10 o el 20% del valor total de lo hallado.
Una excepción a esto son los objetos arrojados al mar o que este arrastra a las costas, que se rigen por leyes especiales.
Este contenido está presentado por el Nuevo KIA Picanto, que ayudará a quien lo conduzca a redescubrir su propio mundo, si no mediante el hallazgo de tesoros, sà acompañándole a verlo con otros ojos. Más información sobre sus prestaciones en www.kia.com.
El tesoro más valorado es la salud
El autor escribe: “asegúrate de que no se note que lo estabas buscando”… ¿en serio lo piensan e incitan al robo descarado?… y luego se preguntan porqué hay tanta corrupción en españa…
Como dice un amigo mÃo, ojalá los puritanos ingleses nos hubieran conquistado…
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