En 1798 comenzó, de la mano de Napoleón Bonaparte, una de las expediciones cientĆficas mĆ”s peculiares y provechosas de la historia, durante la campaƱa de Egipto. El general se hizo acompaƱar por docenas de cientĆficos para que recogieran toda la información sobre los tesoros de aquel exótico paĆs. Hace dos siglos se editaban los volĆŗmenes dedicados a su Historia Natural, cargados de lĆ”minas y descripciones de su fauna y flora.
(ArtĆculo de Materia Ciencia)
1. AnatomĆa.Ā Los biólogos que acompaƱaron a Napoleón no escatimaron en detalles en sus descripciones anatómicas, como es el caso de este murciĆ©lago.

2. MamĆferos.Ā Los 900 grabados que describen la historia natural y arquitectónica de Egipto incluyen numerosas descripciones de los animales que podĆan encontrarse a principios del siglo XIX.

3. MurciĆ©lagos.Ā Los cientĆficos franceses recogieron detalles de un buen nĆŗmero de especies de murciĆ©lagos egipcios.

4. Carnero y muflón. La edición de las descripciones de estos animales comenzó en 1801, tras regresar a Francia.

5.Ā Rapaces.Ā Las aves ocupan buena parte de uno de los libros dedicados a historia natural.

6. Peces. Los biólogos también investigaron bajo las aguas para describir la fauna acuÔtica de Egipto, como en el caso de estos peces globo.

7.Ā Rayas.Ā Muchas de las especies descritas en esta enciclopedia de los tesoros naturales egipcios ahora figuran con otros nombres cientĆficos en las bases de datos biológicas, como es el caso de estas rayas8

8. Pulpo.Ā Los cientĆficos estaban acompaƱados de artistas que les ayudaban a plasmar con todo lujo de detalles la morfologĆa de los animales.

9. Pepinos. Estos pepinos de mar también merecieron el esfuerzo de los naturalistas franceses.

10. Minerales. Los libros también incluyen un importante espacio para los minerales (pórfido).

11. Flora. Gran parte de las lƔminas recogen muestras de la variedad vegetal de Egipto.

12. Cocodrilo. En una descripción de los tesoros naturales egipcios no podĆa faltar el cocodrilo.

13. Serpientes. Tampoco faltó espacio para describir varias especies de serpientes, como estas vĆboras.

Un agosto de hace poco mĆ”s de dos siglos, un grupo de hombres extraordinarios se reunĆa en el salón del harĆ©n de un mameluco exiliado, en El Cairo. Su objetivo eraĀ fundar el Instituto de Egipto, a semejanza del renombrado Instituto de Francia, una distinguida institución acadĆ©mica de la que formaban parte la mayorĆa de los allĆ convocados.
Uno de ellos era Napoleón Bonaparte que, en una de sus importantes muestras de afecto por la ciencia, decidió acompaƱarse por mĆ”s de 160 naturalistas, matemĆ”ticos, arqueólogos y otros hombres de ciencia al embarcar con 400 naves y 44.000 soldados hacia su conocida campaƱa egipcia. Napoleón tenĆa por bandera la Ilustración y defendĆa la labor de esosĀ filósofos que habĆan reventado el pensamiento del Antiguo RĆ©gimen. Embarcando a esos intelectuales en 1798, comenzaba una de las aventuras cientĆficas mĆ”s apasionantes y productivas de la historia.
Durante tres aƱos, esos cientĆficos realizaron una pormenorizada descripción de los legados artĆsticos, arquitectónicos y polĆticos de Egipto. Pero tambiĆ©n de su rica historia natural, descubriendo numerosas especies y describiendo animales y plantas de todo tipo. En esa campaƱa se descubrirĆa la decisiva Piedra de Rosetta, por ejemplo. En 1801 tuvieron que regresar a Francia, derrotados, pero con una importante colección de tesoros y hallazgos en sus bodegas. Nada mĆ”s llegar, Napoleón ordenarĆa recopilar y publicar toda esa información, empapado como estaba porĀ el espĆritu de los enciclopedistas, fundando la egiptologĆa moderna. AsĆ nació laĀ Description de lāĆgypte, una serie monumental de libros que se editarĆan entre 1809 y 1829.
Y precisamente hace 200 aƱos,Ā en 1813, terminaba de compilarse la primera edición dedicada a la Historia Natural, a su fauna y su flora, que quedó tan magnĆficamente retratada como muestran las lĆ”minas de esta galerĆa. Porque los cientĆficos iban acompaƱados de numerosos artistas que supieron reflejar fielmente esos tesoros en mĆ”s de 900 lĆ”minas. Hace un par de aƱos, Christieās subastó una colección de los 23 tomos originales: se vendió por mĆ”s de un millón de euros. Afortunadamente, su digitalización nos permite disfrutar en internet de este legado cientĆfico.
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