Planos generales de The End of the F***ing World muestran diminutos a los adolescentes protagonistas atravesando la pantalla de izquierda a derecha o acercándose a ella. Apenas puntos en el horizonte.
La cámara nos pone en la piel de Alyssa y James. Estos jóvenes están confusos en un mundo que les viene grande. Son frágiles. Nadie los ampara. Excepto el uno al otro como los nuevos Martin Sheen y Sissy Spacek de Malas tierras.
La cámara refuerza el guion de la actriz y guionista Charlie Covell basado en la novela gráfica de Charles S. Forsman: nosotros contra el mundo. Nosotros los enamorados. Porque el amor es en muchos casos OPOSICIÓN conjunta al orden establecido. Por esto, The End of the F***ing World no es una historia para adolescentes como pudiera pensarse: es una serie de carretera, de autoconocimiento y de dos amantes a la fuga.
La edad en que uno se creÃa el ser más extraño que habÃa sobre la tierra. Tanto como James y Alyssa.
Alyssa (Jessica Barden), belleza enfurruñada, niña vintage (ni móvil ni música YouTube), rebelde con causa: contra los convencionalismos y las falsas apariencias (representados por los adultos). A veces antipática con quien no lo merece, como la sufrida camarera. Desea experimentar el sexo, pero no está construÃda como una fantasÃa sexual para los adultos.
En todos estos ambientes, los adolescentes se encuentran fuera de lugar. Lo raro no es que se fugaran: lo raro es que no lo intentaran antes, cada uno por su cuenta. Quizá porque estaban esperándose el uno al otro y no lo sabÃan.
La cámara realza la idea de que los adultos son difÃciles u opresores aplastando a los personajes contra paredes o muebles. Estos planos sugieren que estos chicos no tienen escapatoria:
James y Alyssa aparecen por lo general centrados en la pantalla en los planos individuales:
Ligeramente descentrados cuando están molestos, furiosos o confusos:
Hay retazos de Wes Anderson y el Truffaut de Jules et Jim y Los cuatrocientos golpes.
La poesÃa visual acompaña un drama que no carece de humor. Al finalizar la travesÃa, Alyssa y James no son dos adolescentes más: son nuestros Alyssa y James.
Planos generales de The End of the F***ing World muestran diminutos a los adolescentes protagonistas atravesando la pantalla de izquierda a derecha o acercándose a ella. Apenas puntos en el horizonte.
La cámara nos pone en la piel de Alyssa y James. Estos jóvenes están confusos en un mundo que les viene grande. Son frágiles. Nadie los ampara. Excepto el uno al otro como los nuevos Martin Sheen y Sissy Spacek de Malas tierras.
La cámara refuerza el guion de la actriz y guionista Charlie Covell basado en la novela gráfica de Charles S. Forsman: nosotros contra el mundo. Nosotros los enamorados. Porque el amor es en muchos casos OPOSICIÓN conjunta al orden establecido. Por esto, The End of the F***ing World no es una historia para adolescentes como pudiera pensarse: es una serie de carretera, de autoconocimiento y de dos amantes a la fuga.
La edad en que uno se creÃa el ser más extraño que habÃa sobre la tierra. Tanto como James y Alyssa.
Alyssa (Jessica Barden), belleza enfurruñada, niña vintage (ni móvil ni música YouTube), rebelde con causa: contra los convencionalismos y las falsas apariencias (representados por los adultos). A veces antipática con quien no lo merece, como la sufrida camarera. Desea experimentar el sexo, pero no está construÃda como una fantasÃa sexual para los adultos.
En todos estos ambientes, los adolescentes se encuentran fuera de lugar. Lo raro no es que se fugaran: lo raro es que no lo intentaran antes, cada uno por su cuenta. Quizá porque estaban esperándose el uno al otro y no lo sabÃan.
La cámara realza la idea de que los adultos son difÃciles u opresores aplastando a los personajes contra paredes o muebles. Estos planos sugieren que estos chicos no tienen escapatoria:
James y Alyssa aparecen por lo general centrados en la pantalla en los planos individuales:
Ligeramente descentrados cuando están molestos, furiosos o confusos:
Hay retazos de Wes Anderson y el Truffaut de Jules et Jim y Los cuatrocientos golpes.
La poesÃa visual acompaña un drama que no carece de humor. Al finalizar la travesÃa, Alyssa y James no son dos adolescentes más: son nuestros Alyssa y James.