Mientras las ligas de fĂștbol mĂĄs importantes del mundo han arrancado ya y los grandes equipos no paran de exhibir en los campos a sus grandes estrellas, otra competiciĂłn va a comenzar en Francia dentro de unos dĂas.
Hablamos de The LibertĂ© Cup, un campeonato de fĂștbol que comenzarĂĄ el prĂłximo 10 de septiembre en Grande-Synthe, Francia. Pero que nadie busque en Ă©l a Messi, Ronaldo o Bale. Los jugadores que participen en este torneo son en su mayorĂa refugiados kurdos, aunque tambiĂ©n de paĂses como SudĂĄn, Siria y Eritrea.

Aryven Arasen y Joe Watson son quienes estĂĄn impulsando esta idea. «No se trata de una campaña polĂtica, no se busca con ella recaudar dinero y tampoco intenta que se abran las fronteras», aclara Watson. «Nuestro propĂłsito es cambiar la manera en la que los medios de comunicaciĂłn muestran a los refugiados».
En su opiniĂłn, la imagen que se transmite de estas personas a travĂ©s de los medios es negativa. No se les muestra como a gente normal, con sus pasiones y sus capacidades. SegĂșn estos dos creativos publicitarios que trabajan en la agencia +rehabstudio, a los espectadores no se les da la oportunidad de conocer cĂłmo es realmente la personal que muestran las cĂĄmaras en los campos de refugiados.
«No siempre fueron refugiados», explica Watson, «antes fueron mĂ©dicos, constructores, deportistas⊠AsĂ que en lugar de verlos como gente que viene a invadir nuestros paĂses, la gente deberĂa mirarlos como amigos que tambiĂ©n pueden beneficiarnos».

«Queremos demostrar que todos somos humanos y somos iguales. Los refugiados no quieren nuestra låstima, necesitan nuestro apoyo», concluye con vehemencia Arasen.
Watson y Arasen se conocieron en la universidad y ahora trabajan juntos en la misma agencia, uno como redactor y otro como director de arte. Hace un año, algunos amigos suyos crearon una organizaciĂłn caritativa llamada The Worldwide Tribe para ayudar a los refugiados en toda Europa. Aquel proyecto les interesĂł y empezaron a dar vueltas a cĂłmo podĂan ayudar a que la organizaciĂłn de sus amigos consiguiera sus objetivos.
«Nos dimos cuenta de que el fĂștbol es una de las cosas que mĂĄs conecta a la gente en todo el mundo. Es el lenguaje que todos hablamos», cuenta Watson. «El fĂștbol es un momento de libertad. Da a los refugiados la sensaciĂłn de que son libres y les brinda la oportunidad de olvidar los problemas dentro de los campos. Viene del lema de la RepĂșblica Francesa “LibertĂ©, EgalitĂ©, FraternitĂ©”. Por eso decidimos llamarla The LibertĂ© Cup. Le contamos la idea al canal de fĂștbol Copa90 y se sumĂł al proyecto. Y la cosa comenzĂł a hacerse mĂĄs y mĂĄs grande», cuenta Watson.

«Un grupo de amigos y colegas tambiĂ©n quisimos trabajar juntos para conseguir llevar esto a cabo», continĂșa explicando Arasen. «El fotĂłgrafo deportivo Phil Haynes y los directores de arte y diseñadores Alfons Valls y Julen Saenz se unieron a nosotros como equipo creativo».
En el torneo competirĂĄn equipos mixtos (integrados por cooperantes y refugiados) de 7 jugadores cada uno. Los organizadores aĂșn no tienen claro cuĂĄntos partidos se jugarĂĄn durante el campeonato ya que el nĂșmero de equipos participantes estĂĄ cambiando continuamente. Los juegos se dividirĂĄn en dos mitades de 20 minutos cada una, con lo que se podrĂĄn jugar muchos a lo largo del dĂa. SĂłlo podrĂĄ verse el campeonato completo en Reino Unido, aunque siguen buscando patrocinadores para poder retransmitirlo a nivel mundial.

Por el momento, sĂłlo el jugador Bojan Krkic ha aceptado participar y ayudar en el proyecto, pero Watson, Arensen y los demĂĄs organizadores tienen como objetivo conseguir la presencia de otros jugadores profesionales antes de que comience el campeonato. PolĂticos y actores tambiĂ©n serĂan bienvenidos para crear ruido mediĂĄtico.

AdemĂĄs de la ya mencionada The Worldwide Tribe, organizan el campeonato organismos como Fuze Beyond Borders, que se encarga del entrenamiento de los refugiados asĂ como de las equipaciones y logĂstica del campeonato; y Utopia 56, que ayuda con las comunicaciones y la logĂstica para el entrenamiento de los refugiados.
Arasen, Watson y sus colaboradores estån promocionando The Liberté Cup en Facebook, Instagram y Twitter. También estån preparando un documental de 30 minutos que contarå quiénes son en realidad los refugiados y que se emitirå en el canal britånico ITV Hub, asà como todos los partidos. Copa 90, explica Watson, también emitirå una versión corta del documental.

Los refugiados que jugarån el campeonato no son anónimos. Watson, Arasen y las entidades que los apoyan nos invitan a conocer sus nombres y sus historias a través de su pågina de Facebook. Sin embargo, los rostros de las personas que viven en los campos y que jugarån la competición no podrån ser vistos por los espectadores. Al menos, no totalmente.
La razĂłn hay que buscarla en la ConvenciĂłn de Dublin. SegĂșn esta, toda persona que busque asilo polĂtico en cualquier paĂs europeo donde se aplique tendrĂĄ que relatar su viaje y los organizadores no quieren perjudicarles en ese intento. «PodrĂa suponer un riesgo de que alguna de esas imĂĄgenes sea usada para perjudicar su entrada en el paĂs», explican Watson y Arasen. «Uno de los objetivos de esta campaña es convertir en hĂ©roes a los jugadores refugiados y demostrar que son iguales que cualquier otra persona. Ya que no podemos mostrar sus rostros, podemos compensarlo contando cĂłmo es su mundo. Puede que los poderes polĂticos no les vean como personas normales, pero nosotros sĂ», afirman.

No hay dinero de por medio en The LibertĂ© Cup. Cada empresa y cada persona involucrada en el proyecto lo hace sin esperar recibir beneficio econĂłmico alguno. «La Ășnica donaciĂłn que hemos recibido ha sido por parte de ITV para producir el documental», aclara Arasen. Pero si alguien estĂĄ interesado en colaborar de alguna manera con el proyecto, ahora y en competiciones futuras, puede contactar con Watson por correo electrĂłnico (joe@aryjoecreatives.com).
Una vez finalizado el torneo, todos volverån a sus trabajos. Pero eso no supondrå el fin de The Liberté Cup. «El campeonato podrå celebrarse durante años y extenderse a otros campos de refugiados en toda Europa para conseguir cambiar la mentalidad de la gente con respecto a ellos a una mayor escala».