No es lo habitual, pero en esta exposición el público acabó llevándose una obra bajo el brazo. Las fotografÃas de Theresa Parker Babb que se habÃan podido ver en Lens Escuela, en Madrid, se convirtieron en las protagonistas de La gran subasta. En la clausura de la muestra, sus comisarias se convirtieron en ocasionales marchantes de arte. El público solo tuvo que sentarse y hacer sus pujas por sus piezas favoritas. Los precios arrancaron en los 25 euros.
Y poco se sabe de ella, pero las imágenes son tan poderosas que invitan a querer conocer mucho más que un par de datos (Querida Theresa lo resuelve invitando a varias escritoras a escribir sus propias versiones a partir de las imágenes). «Las fotos de Theresa Parker Babb son tremendamente modernas: en realidad tiene sentido haberlas encontrado en Instagram porque podrÃan ser fotos hechas hoy en dÃa», indican Vela y Visier.
Ahora, en cierto modo, la memoria fÃsica de esta fotógrafa se ha multiplicado, con cada una de esas personas que se llevaron una de sus fotos a su casa. Para las comisarias, ¿piensan repetir la experiencia de subastar al final de una exposición el material expositivo? «Totalmente. Ha sido algo muy experimental, pero que sin duda repetiremos si tenemos la ocasión en otros proyectos», prometen. La idea no funcionarÃa con todos los proyectos, pero si tiene «sentido» volverán a desenfundar el mazo de las subastas.
No es lo habitual, pero en esta exposición el público acabó llevándose una obra bajo el brazo. Las fotografÃas de Theresa Parker Babb que se habÃan podido ver en Lens Escuela, en Madrid, se convirtieron en las protagonistas de La gran subasta. En la clausura de la muestra, sus comisarias se convirtieron en ocasionales marchantes de arte. El público solo tuvo que sentarse y hacer sus pujas por sus piezas favoritas. Los precios arrancaron en los 25 euros.
Y poco se sabe de ella, pero las imágenes son tan poderosas que invitan a querer conocer mucho más que un par de datos (Querida Theresa lo resuelve invitando a varias escritoras a escribir sus propias versiones a partir de las imágenes). «Las fotos de Theresa Parker Babb son tremendamente modernas: en realidad tiene sentido haberlas encontrado en Instagram porque podrÃan ser fotos hechas hoy en dÃa», indican Vela y Visier.
Ahora, en cierto modo, la memoria fÃsica de esta fotógrafa se ha multiplicado, con cada una de esas personas que se llevaron una de sus fotos a su casa. Para las comisarias, ¿piensan repetir la experiencia de subastar al final de una exposición el material expositivo? «Totalmente. Ha sido algo muy experimental, pero que sin duda repetiremos si tenemos la ocasión en otros proyectos», prometen. La idea no funcionarÃa con todos los proyectos, pero si tiene «sentido» volverán a desenfundar el mazo de las subastas.