Recientemente, un equipo de investigadores de la Queen Mary University de Londres ha publicado el primer estudio que analiza, desde un punto de vista cientĂfico, el comportamiento de hombres y mujeres al utilizar Tinder, la aplicaciĂłn para cortejos y apareamientos más importante del mundo.
Existen muchas formas de abordar el tema de las relaciones entre hombres y mujeres. Desde la literatura especializada, con tĂtulos como Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, los artĂculos de Jorge Cremades en Cosmopolitan o las obras completas de Lacan y su frase «la mujer no existe».
Los que prefieran evitar el cuñadismo profesional y desconfĂen de las sentencias especulativas y confusas, siempre pueden recurrir al estudio cientĂfico fruto del trabajo de campo.
Eso es lo que ha hecho un equipo de investigadores de la Queen Mary University de Londres, dirigido por el profesor Gareth Tyson, a la hora de averiguar si existen o no diferencias entre hombres y mujeres cuando utilizan Tinder, la (ya no tan) nueva herramienta destinada a encontrar pareja.
A lo largo de la historia, las relaciones entre hombres y mujeres se han establecido según una serie de parámetros variados y complejos, entre los que se encontraban las aficiones compartidas, la edad, los planes de futuro, el patrimonio, la religión, los amigos o la familia.
En la actualidad, Tinder ha simplificado eso hasta lĂmites insospechados: lo Ăşnico que cuenta ahora es la primera impresiĂłn. Si la foto de perfil resulta interesante, el usuario la seleccionará desplazando la imagen a la derecha. Si no, a la izquierda. Tan sencillo como eso.
Pero, Âżrealmente es tan sencillo? ÂżHay algĂşn tipo de diferencia entre hombres y mujeres a la hora de decidir una cosa o la otra? Para salir de la duda, los autores del estudio A First Look at User Activity on Tinder decidieron preguntar a la propia compañĂa, pero como Tinder no acostumbra a proporcionar datos relativos al comportamiento de sus usuarios, decidieron crear sus propias cuentas y averiguarlo por ellos mismos.
SegĂşn la web Technology Review, los investigadores crearon catorce cuentas ficticias de Tinder. Para tres de ellas se utilizaron imágenes de hombres blancos procedentes de diferentes bancos de imágenes. Otras dos se confeccionaron con hombres blancos que aceptaron participar voluntariamente en el experimento y aportaron varias fotos personales. Las cuentas restantes eran un perfil en el que no habĂa foto alguna, y otro en el que aparecĂa un texto que advertĂa que la cuenta habĂa sido deshabilitada. A estas siete cuentas de hombres, se sumaron otras tantas de mujeres con las mismas caracterĂsticas, que completaban asĂ las catorce necesarias.
Para acotar la muestra del estudio, sĂłlo se analizĂł el comportamiento de hombres y mujeres blancos y que residieran en Londres. Para ello se generĂł un algoritmo que localizĂł aquellas cuentas cuyos parámetros podĂan encajar con los de los perfiles ficticios y esperaron a ver cĂłmo respondĂan los usuarios reales. Los resultados no se hicieron esperar.
De hecho, muchas de las conclusiones del estudio sufren ciertas variaciones si se varĂan determinados parámetros como, por ejemplo, la informaciĂłn disponible en los perfiles de usuario. Aquellos que incluyen más de una foto o una pequeña descripciĂłn biográfica del usuario tienen más posibilidades de ser seleccionados como potenciales parejas y, tal vez fuera efecto de la curiosidad, pero incluso el perfil que aparecĂa como «deshabilitado» recibiĂł peticiones para mantener una cita. Cosas de Tinder.
Recientemente, un equipo de investigadores de la Queen Mary University de Londres ha publicado el primer estudio que analiza, desde un punto de vista cientĂfico, el comportamiento de hombres y mujeres al utilizar Tinder, la aplicaciĂłn para cortejos y apareamientos más importante del mundo.
Existen muchas formas de abordar el tema de las relaciones entre hombres y mujeres. Desde la literatura especializada, con tĂtulos como Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, los artĂculos de Jorge Cremades en Cosmopolitan o las obras completas de Lacan y su frase «la mujer no existe».
Los que prefieran evitar el cuñadismo profesional y desconfĂen de las sentencias especulativas y confusas, siempre pueden recurrir al estudio cientĂfico fruto del trabajo de campo.
Eso es lo que ha hecho un equipo de investigadores de la Queen Mary University de Londres, dirigido por el profesor Gareth Tyson, a la hora de averiguar si existen o no diferencias entre hombres y mujeres cuando utilizan Tinder, la (ya no tan) nueva herramienta destinada a encontrar pareja.
A lo largo de la historia, las relaciones entre hombres y mujeres se han establecido según una serie de parámetros variados y complejos, entre los que se encontraban las aficiones compartidas, la edad, los planes de futuro, el patrimonio, la religión, los amigos o la familia.
En la actualidad, Tinder ha simplificado eso hasta lĂmites insospechados: lo Ăşnico que cuenta ahora es la primera impresiĂłn. Si la foto de perfil resulta interesante, el usuario la seleccionará desplazando la imagen a la derecha. Si no, a la izquierda. Tan sencillo como eso.
Pero, Âżrealmente es tan sencillo? ÂżHay algĂşn tipo de diferencia entre hombres y mujeres a la hora de decidir una cosa o la otra? Para salir de la duda, los autores del estudio A First Look at User Activity on Tinder decidieron preguntar a la propia compañĂa, pero como Tinder no acostumbra a proporcionar datos relativos al comportamiento de sus usuarios, decidieron crear sus propias cuentas y averiguarlo por ellos mismos.
SegĂşn la web Technology Review, los investigadores crearon catorce cuentas ficticias de Tinder. Para tres de ellas se utilizaron imágenes de hombres blancos procedentes de diferentes bancos de imágenes. Otras dos se confeccionaron con hombres blancos que aceptaron participar voluntariamente en el experimento y aportaron varias fotos personales. Las cuentas restantes eran un perfil en el que no habĂa foto alguna, y otro en el que aparecĂa un texto que advertĂa que la cuenta habĂa sido deshabilitada. A estas siete cuentas de hombres, se sumaron otras tantas de mujeres con las mismas caracterĂsticas, que completaban asĂ las catorce necesarias.
Para acotar la muestra del estudio, sĂłlo se analizĂł el comportamiento de hombres y mujeres blancos y que residieran en Londres. Para ello se generĂł un algoritmo que localizĂł aquellas cuentas cuyos parámetros podĂan encajar con los de los perfiles ficticios y esperaron a ver cĂłmo respondĂan los usuarios reales. Los resultados no se hicieron esperar.
De hecho, muchas de las conclusiones del estudio sufren ciertas variaciones si se varĂan determinados parámetros como, por ejemplo, la informaciĂłn disponible en los perfiles de usuario. Aquellos que incluyen más de una foto o una pequeña descripciĂłn biográfica del usuario tienen más posibilidades de ser seleccionados como potenciales parejas y, tal vez fuera efecto de la curiosidad, pero incluso el perfil que aparecĂa como «deshabilitado» recibiĂł peticiones para mantener una cita. Cosas de Tinder.