TrĂos: cuando tres no son multitud

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SĂ, un trĂo es la uniĂ³n de tres personas en una cama dispuestos a pasĂ¡rselo bomba. Quien dice cama dice jarapa y quien dice jarapa dice cuarto de baño, si es necesario. Creemos que sabemos lo esencial para hacer un trĂo y puede que, despuĂ©s de leer este artĂculo, te des cuenta de que tampoco lo tenĂas todo tan claro.
Afortunados los abiertos de mente porque de ellos serĂ¡ el reino de los sentidos. Pero ¿son todos los trĂos iguales? Ni mucho menos.
MHM
Un hombre y dos mujeres es el trĂo al que parece estar dispuesto cualquier hombre heterosexual. No conozco a ni uno con esta orientaciĂ³n sexual que no reconozca desearlo, lo cual no quiere decir ni mucho menos que no existan los que no estĂ©n ni siquiera interesados, pero o no los conozco o no estĂ¡n dispuestos a reconocer que no les apetece la fantasĂa sexual mĂ¡s compartida por hombres y mujeres.
Tampoco faltan los cenutrios: la sola menciĂ³n de que seas mujer bisexual llevarĂ¡ a mĂ¡s de una proposiciĂ³n de estar contigo y otra mujer. Deben de creer que cada vez que nos metemos en la cama lo hacemos con una persona de cada sexo…
No crean que los trĂos son cosa solamente de bisexuales. No. Ni mucho menos. TambiĂ©n puedes meterte en la cama y solo tener sexo con la persona que sea del sexo contrario y simplemente observar (con sesiĂ³n de onanismo incluida) mientras los otros dos mantienen sexo.
Pero dejar bien claro hasta dĂ³nde llegamos si participamos en uno puede evitarnos algĂºn que otro malentendido. ¿Por quĂ©? Porque aparte de la generosidad que hay que tener para compartir tu pareja (si es que alguno de los implicados es tu pareja), hay que tener en cuenta que una de las partes mĂ¡s provocadoras del trĂo es la contemplaciĂ³n del sexo que practican los otros dos.
El vouyerismo forma parte de nuestro decĂ¡logo de la excitaciĂ³n. Nos pone a cien ver a otros teniendo sexo y los sexĂ³logos mantienen que la base de muchas relaciones abiertas es precisamente este aspecto, excitarte viendo a tu pareja teniendo sexo con otros.
Pero intentemos saber por quĂ© este trĂo de dos mujeres y un hombre es del que mĂ¡s se habla, al menos en pĂºblico.
El sexo entre dos mujeres posee cierto halo de delicadeza. Los portales online de porno a demanda llevan años afirmando que las escenas lĂ©sbicas son las mĂ¡s descargadas, tanto por hombres como por mujeres de cualquier orientaciĂ³n sexual.
Bien. Dos mujeres y un hombre. El hombre tiene relaciĂ³n con ambas mujeres y ellas, a su vez, se enrollan la una con la otra. Hasta en el cine que no es pornogrĂ¡fico es mĂ¡s frecuente mostrar esta combinaciĂ³n que cualquiera de las demĂ¡s, y las actrices y actores que han reconocido practicar este tipo de sexualidad normalmente solo reconocen sexo entre mujeres y un Ăºnico hombre.
HMH
Una mujer y dos hombres. La mayorĂa de los hombres heterosexuales se resisten a esta combinaciĂ³n precisamente porque son heterosexuales. Lo de que ahora se haya puesto de moda hablar de hombres heterosexuales «que experimentan» es un eufemismo de una caradura absoluta.
La aplicaciĂ³n de Grindr tiene la desfachatez incluso de ofrecer este tipo de sexo a travĂ©s de su app bajo el epĂgrafe de ‘heterosexual curioso’. Aunque lo verdaderamente curioso es que haya tantos tipos que filtren a sus amantes y se den a conocer bajo este epĂgrafe una y otra vez, repitiendo sus escarceos homosexuales sin que sepamos aĂºn si consiguen terminar saciar su curiosidad y son capaces simplemente de reconocer que en la cama pueden tener relaciones homosexuales sin problemas y que en el argot habitual se denomina bisexualidad.
SĂ, señores, bisexualidad. Puede que jamĂ¡s tengan una relaciĂ³n larga con un hombre e incluso puede que estĂ©n incapacitados para enamorarse de ninguno, pero en el momento en el que tienes sexo con alguien de tu mismo sexo ademĂ¡s de con personas del contrario, te demuestras a ti mismo que eres bisexual.
Y no es nada grave. Lo juro.
Una mujer heterosexual no se va a acostar con una amiga por mucho que su marido se empeñe si no siente atracciĂ³n por las personas de su mismo sexo, y un hombre tampoco se va a acostar con su mejor amigo por mucho que su esposa se lo pida de rodillas si es de los que se vienen abajo en cuanto ve una verga.
En cualquier red social que se precie aparecen los perfiles de hombres y mujeres buscando a un tercero. Es llamativo la cantidad de usuarios que avisan de que en sus trĂos solo hay cabida para mujeres. Son parejas que se abren un perfil para conocer al tercero que no serĂ¡ en discordia y al que quieren en su cama.
Sin embargo, los maridos piloneros estĂ¡n que se salen. Por su avatar estĂ¡ mĂ¡s que claro quiĂ©nes son y por quĂ© estĂ¡n en la red. SĂ, ellos facilitan el trĂo que une dos hombres a una mujer y por supuesto, no tienen la mĂ¡s mĂnima intenciĂ³n de aparecer como esculturales amantes.
Son hombres de lo mĂ¡s corriente, sin el mĂ¡s mĂnimo problema en reconocer que se lo pasan divino en estos trĂos y a los que no parece importarles los prejuicios respecto a su orientaciĂ³n sexual, pero que afortunadamente parecen no tener la necesidad de llamar «curiosidad» a sus ganas de sexo con personas de su mismo sexo.
Su blog de consultas es un no parar de sorpresas con entradas que aconsejan a los hombres que sientan curiosidad por participar en trĂos de este estilo y en el que aconsejan cĂ³mo hacerlo: desde que mantengan la mirada cuando practiquen sexo oral con otro hombre o que permitan que sea la mujer (mĂ¡xime si es la pareja de uno de los dos hombres) la que dirija el turno de felaciones.
MMM
SĂ, claro que sĂ. Los trĂos de mujeres no son solo cosa del cine pornogrĂ¡fico, que tanto te gusta. Los trĂos femeninos por supuesto que existen. Y si participas en uno, es mĂ¡s que probable que tambiĂ©n te sirva para afianzar tus conocimientos sobre jugueterĂa erĂ³tica y sexual porque en las relaciones entre lesbianas los juguetes son el pan nuestro de cada dĂa: dildos, masturbadores de todo tipo incluidos los que simulan y funcionan como una autĂ©ntica lengua, vibradores y arneses (dildos añadidos a una braga con los que se penetra a la compañera o compañeras) que conforman un armamento fabuloso para disfrutar con tus dos amigas en la misma cama.
El 80% de los compradores de jugueterĂa erĂ³tica son mujeres y, de hecho, muchas chicas de colectivos de lesbianas han sido las encargadas de acercar el maravilloso mundo de la jugueterĂa erĂ³tica antes que nadie. Los placeres de Lola, en pleno barrio de LavapiĂ©s (Madrid), es un ejemplo. Un espacio para la educaciĂ³n y el recreo sexual promovido por mujeres feministas que se empeñaron en que ni una sola mujer de uno de los barrios mĂ¡s eclĂ©cticos de Madrid se quedara no solo con dudas, sino con las ganas.
HHH
Y, por supuesto, si los trĂos solo con mujeres son una bendiciĂ³n lĂ©sbica, los trĂos masculinos son exactamente lo mismo para los hombres homosexuales que no necesitan justificar experimento alguno para disfrutar con absoluta tranquilidad de su sexualidad.
Lo dicho: tres no siempre es multitud. Ni mucho menos.
¡Yorokobu gratis en formato digital!
SĂ, un trĂo es la uniĂ³n de tres personas en una cama dispuestos a pasĂ¡rselo bomba. Quien dice cama dice jarapa y quien dice jarapa dice cuarto de baño, si es necesario. Creemos que sabemos lo esencial para hacer un trĂo y puede que, despuĂ©s de leer este artĂculo, te des cuenta de que tampoco lo tenĂas todo tan claro.
Afortunados los abiertos de mente porque de ellos serĂ¡ el reino de los sentidos. Pero ¿son todos los trĂos iguales? Ni mucho menos.
MHM
Un hombre y dos mujeres es el trĂo al que parece estar dispuesto cualquier hombre heterosexual. No conozco a ni uno con esta orientaciĂ³n sexual que no reconozca desearlo, lo cual no quiere decir ni mucho menos que no existan los que no estĂ©n ni siquiera interesados, pero o no los conozco o no estĂ¡n dispuestos a reconocer que no les apetece la fantasĂa sexual mĂ¡s compartida por hombres y mujeres.
Tampoco faltan los cenutrios: la sola menciĂ³n de que seas mujer bisexual llevarĂ¡ a mĂ¡s de una proposiciĂ³n de estar contigo y otra mujer. Deben de creer que cada vez que nos metemos en la cama lo hacemos con una persona de cada sexo…
No crean que los trĂos son cosa solamente de bisexuales. No. Ni mucho menos. TambiĂ©n puedes meterte en la cama y solo tener sexo con la persona que sea del sexo contrario y simplemente observar (con sesiĂ³n de onanismo incluida) mientras los otros dos mantienen sexo.
Pero dejar bien claro hasta dĂ³nde llegamos si participamos en uno puede evitarnos algĂºn que otro malentendido. ¿Por quĂ©? Porque aparte de la generosidad que hay que tener para compartir tu pareja (si es que alguno de los implicados es tu pareja), hay que tener en cuenta que una de las partes mĂ¡s provocadoras del trĂo es la contemplaciĂ³n del sexo que practican los otros dos.
El vouyerismo forma parte de nuestro decĂ¡logo de la excitaciĂ³n. Nos pone a cien ver a otros teniendo sexo y los sexĂ³logos mantienen que la base de muchas relaciones abiertas es precisamente este aspecto, excitarte viendo a tu pareja teniendo sexo con otros.
Pero intentemos saber por quĂ© este trĂo de dos mujeres y un hombre es del que mĂ¡s se habla, al menos en pĂºblico.
El sexo entre dos mujeres posee cierto halo de delicadeza. Los portales online de porno a demanda llevan años afirmando que las escenas lĂ©sbicas son las mĂ¡s descargadas, tanto por hombres como por mujeres de cualquier orientaciĂ³n sexual.
Bien. Dos mujeres y un hombre. El hombre tiene relaciĂ³n con ambas mujeres y ellas, a su vez, se enrollan la una con la otra. Hasta en el cine que no es pornogrĂ¡fico es mĂ¡s frecuente mostrar esta combinaciĂ³n que cualquiera de las demĂ¡s, y las actrices y actores que han reconocido practicar este tipo de sexualidad normalmente solo reconocen sexo entre mujeres y un Ăºnico hombre.
HMH
Una mujer y dos hombres. La mayorĂa de los hombres heterosexuales se resisten a esta combinaciĂ³n precisamente porque son heterosexuales. Lo de que ahora se haya puesto de moda hablar de hombres heterosexuales «que experimentan» es un eufemismo de una caradura absoluta.
La aplicaciĂ³n de Grindr tiene la desfachatez incluso de ofrecer este tipo de sexo a travĂ©s de su app bajo el epĂgrafe de ‘heterosexual curioso’. Aunque lo verdaderamente curioso es que haya tantos tipos que filtren a sus amantes y se den a conocer bajo este epĂgrafe una y otra vez, repitiendo sus escarceos homosexuales sin que sepamos aĂºn si consiguen terminar saciar su curiosidad y son capaces simplemente de reconocer que en la cama pueden tener relaciones homosexuales sin problemas y que en el argot habitual se denomina bisexualidad.
SĂ, señores, bisexualidad. Puede que jamĂ¡s tengan una relaciĂ³n larga con un hombre e incluso puede que estĂ©n incapacitados para enamorarse de ninguno, pero en el momento en el que tienes sexo con alguien de tu mismo sexo ademĂ¡s de con personas del contrario, te demuestras a ti mismo que eres bisexual.
Y no es nada grave. Lo juro.
Una mujer heterosexual no se va a acostar con una amiga por mucho que su marido se empeñe si no siente atracciĂ³n por las personas de su mismo sexo, y un hombre tampoco se va a acostar con su mejor amigo por mucho que su esposa se lo pida de rodillas si es de los que se vienen abajo en cuanto ve una verga.
En cualquier red social que se precie aparecen los perfiles de hombres y mujeres buscando a un tercero. Es llamativo la cantidad de usuarios que avisan de que en sus trĂos solo hay cabida para mujeres. Son parejas que se abren un perfil para conocer al tercero que no serĂ¡ en discordia y al que quieren en su cama.
Sin embargo, los maridos piloneros estĂ¡n que se salen. Por su avatar estĂ¡ mĂ¡s que claro quiĂ©nes son y por quĂ© estĂ¡n en la red. SĂ, ellos facilitan el trĂo que une dos hombres a una mujer y por supuesto, no tienen la mĂ¡s mĂnima intenciĂ³n de aparecer como esculturales amantes.
Son hombres de lo mĂ¡s corriente, sin el mĂ¡s mĂnimo problema en reconocer que se lo pasan divino en estos trĂos y a los que no parece importarles los prejuicios respecto a su orientaciĂ³n sexual, pero que afortunadamente parecen no tener la necesidad de llamar «curiosidad» a sus ganas de sexo con personas de su mismo sexo.
Su blog de consultas es un no parar de sorpresas con entradas que aconsejan a los hombres que sientan curiosidad por participar en trĂos de este estilo y en el que aconsejan cĂ³mo hacerlo: desde que mantengan la mirada cuando practiquen sexo oral con otro hombre o que permitan que sea la mujer (mĂ¡xime si es la pareja de uno de los dos hombres) la que dirija el turno de felaciones.
MMM
SĂ, claro que sĂ. Los trĂos de mujeres no son solo cosa del cine pornogrĂ¡fico, que tanto te gusta. Los trĂos femeninos por supuesto que existen. Y si participas en uno, es mĂ¡s que probable que tambiĂ©n te sirva para afianzar tus conocimientos sobre jugueterĂa erĂ³tica y sexual porque en las relaciones entre lesbianas los juguetes son el pan nuestro de cada dĂa: dildos, masturbadores de todo tipo incluidos los que simulan y funcionan como una autĂ©ntica lengua, vibradores y arneses (dildos añadidos a una braga con los que se penetra a la compañera o compañeras) que conforman un armamento fabuloso para disfrutar con tus dos amigas en la misma cama.
El 80% de los compradores de jugueterĂa erĂ³tica son mujeres y, de hecho, muchas chicas de colectivos de lesbianas han sido las encargadas de acercar el maravilloso mundo de la jugueterĂa erĂ³tica antes que nadie. Los placeres de Lola, en pleno barrio de LavapiĂ©s (Madrid), es un ejemplo. Un espacio para la educaciĂ³n y el recreo sexual promovido por mujeres feministas que se empeñaron en que ni una sola mujer de uno de los barrios mĂ¡s eclĂ©cticos de Madrid se quedara no solo con dudas, sino con las ganas.
HHH
Y, por supuesto, si los trĂos solo con mujeres son una bendiciĂ³n lĂ©sbica, los trĂos masculinos son exactamente lo mismo para los hombres homosexuales que no necesitan justificar experimento alguno para disfrutar con absoluta tranquilidad de su sexualidad.
Lo dicho: tres no siempre es multitud. Ni mucho menos.
Vi una vez en reddit una ligera variaciĂ³n en la notaciĂ³n, para indicar si el sexo mĂ¡s representado en el trĂo es heterosexual o bisexual. Por ejemplo, MHM quiere decir que las mujeres sĂ³lo se entregan al hombre en su fiesta particular, mientras que en el caso MMH tambiĂ©n tendrĂan mimos entre ellas. Lo mismo ocurrirĂa respectivamente con HMH y HHM.
Y tambiĂ©n creo que el artĂculo podrĂa ahorrarse faltar al respeto a los hombres bisexuales, aunque no pertenezca a su colectivo.
Muy bonito el llamamiento a experimentar de una bollera/feminista que le da a todo đŸ˜€
Siempre y cuando exista acuerdo en ese mismo momento entre todas las partes, no haya expectativa de lo que vaya a pasar y te dejes llevar, el sexo sera como poco, placentero.
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