30 de junio 2014    /   ENTRETENIMIENTO
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El tonto de Ășltima hora

30 de junio 2014    /   ENTRETENIMIENTO     por          
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Los cinco minutos que faltan para el cierre de una tienda o una oficina pueden erosionar el ĂĄnimo del dependiente, el dueño de una pequeña tienda o el oficinista. Quien mira el reloj tiene el corazĂłn encogido temiendo que un tonto asome la cabeza a Ășltima hora…

El tonto de Ășltima hora forma parte de la estupidez creciente, pero merece un capĂ­tulo aparte. Esta criatura bĂ­peda posee la habilidad de hacer pasar la cabeza por entre puertas entornadas y cierres metĂĄlicos a medio bajar, una vez que la hora de atenciĂłn al pĂșblico ha concluido. Esto es posible gracias al cuello extensible que posee esta subespecie de tonto.
—¿EstĂĄis cerrando? —dice el tonto de Ășltima hora con medio cuerpo dentro y medio fuera de un local.
—Sí —dice la dependienta, que barre o hace el recuento de caja.
En vano habla la dependienta. El tonto de Ășltima hora ya se ha situado junto al mostrador, igual que un depredador ocioso contempla la presa que usarĂĄ como juguete mĂĄs que como alimento.
—Es una cosa de nada
 —dice el tonto.
A continuaciĂłn, el tonto cuenta su historia y lo que presuntamente busca. La dependienta experimentada atajarĂĄ pronto la situaciĂłn:
—Uy, ya no me queda.
—¿Y esos
? —el tonto señalando.
—EstĂĄn reservados
 —sin dar opciĂłn, como debe ser para sobrevivir a un encuentro con el tonto de Ășltima hora.
En el mejor de los casos, el tonto se despide. En el peor, la dependienta atenderĂĄ los requerimientos del tonto:
—BĂĄjame eso —el tonto—. No eso
 Esto no es lo que quiero
 Bueno, podrĂ­a ser, pero no
 Ya vendrĂ© con mĂĄs tiempo otro dĂ­a.
«Tus muertos», es el pensamiento natural que pasa por la cabeza de la dependienta, emocionalmente exhausta, que acaba de perder el autobĂșs, que no ha hecho caja, que no tendrĂĄ remuneraciĂłn por horas extras. Sin embargo, ella responde con una sonrisa forzada:
—Cuando quiera, estamos de 9 a 2 y de 5 a 8 —remarcando con la entonación 2 y 8.
En cuanto el tonto vuelve a la calle, reinterpreta que a las 2 puede añadirle media hora, igual que a las 8 otra media. Los redondeos del tonto.
Con esto, el tonto de Ășltima hora muestra una caracterĂ­stica mĂĄs: carece de empatĂ­a. Este tonto es el mĂĄs egoĂ­sta entre los tontos. Mientras que tonto ilustrado reclama el aplauso y puede encontrar en internet un espacio para su esparcimiento, el tonto de Ășltima hora reclama la atenciĂłn aquĂ­ y ahora.
—Vengo a contratar el agua —el tonto de Ășltima hora.
—Verá es un trámite que lleva entre quince y veinte minutos y cerramos en dos minutos.
—Señorita en el cartel pone: Horario de atenciĂłn, de 9 a 3 y de 5 a 7.
—En dos minutos es imposible, comprĂ©ndame.
—¡Estoy dentro del horario! —cuando un tonto coge una linde

—Mire, deje aquĂ­ los papeles y mañana cuando llegue los voy tramitando.
—No tengo papeles.
—Entonces, tendrĂĄ que volver mañana.
—Quiero poner una hoja de reclamaciones.
Por supuesto, el tonto de Ășltima hora escribe su reclamaciĂłn:

«El dĂ­a (…) a las siete menos dos minutos me persono en las oficinas de (…) sita en la calle (…) para contratar el suministro de agua para vivienda de mi propiedad. La funcionaria me dice con tono grosero que no puede hacerme el contrato y vuelva mañana. Le replico que he llegado dentro del horario y que su obligaciĂłn es atenderme como ciudadano que paga sus impuestos…»

A pesar del lenguaje, la caligrafĂ­a varĂ­a entre colegio de primaria y los trazos de un loco, dos de las variantes.
Otra mutaciĂłn del tonto de Ășltima hora le lleva a desdeñar los plazos de presentaciĂłn de papeles o solicitudes. Al tonto poco le importa que los documentos deba presentarlos en el tĂ©rmino de un mes o tres meses, harĂĄ todo lo posible para presentarse a Ășltima hora o incluso acabado el plazo (y a Ășltima hora, como marca su naturaleza).
—¡Es que esto es urgente! —el tonto de Ășltima hora, fuera de plazo
—Señor, falta un minuto para el cierre
 Y estos papeles
 Esto caducĂł hace dos dĂ­as.
—¿Y no puedes hacerme el favor?
—No.
—Total, dos dĂ­as
 Ya sabe cĂłmo son las cosas…
—Ha tenido un mes para regularizar su situación.
—Bueno, iba a venir el jueves, pero era el Corpus…
—Ya.
En estos casos, el tonto de Ășltima hora se retira. En ocasiones, peregrina por las distintas oficinas encargadas de lo que desea, esperando que algĂșn empleado o funcionario atienda su peticiĂłn. Y llegado el caso de rechazo, se queja en estos tĂ©rminos —segĂșn su etnia o procedencia—: todo para los negros, todo para los extranjeros, todo para los gitanos, todo para los de España

Sin embargo, la verdadera fijaciĂłn del tonto de Ășltima hora son las cajeras, los dependientes, los dueños de bares y pequeños comercios
 a quienes consigue sacar de sus casillas.
No es raro encontrar carteles pegados en la fachada o escaparates de los negocios, con tipografía de impresora, incluso carteles de plåstico bañado con una película contra la corrosión y los efectos de la humedad, con cuidadas letras en relieve, y el lema:

CERRADO POR VACACIONES
DEL 1 AL 15 DE JULIO

Abajo, escrito a mano, con letra rĂĄpida, letra de cabreo, en un folio pegado con cinta adhesiva:

AMBOS DÍAS INCLUIDOS.

Carteles que revelan el encuentro entre el dueño o la dueña del negocio y el tonto de Ășltima hora:
—¿El 15 tambiĂ©n? —el tonto.
—SĂ­, el 15 tambiĂ©n.
—Entonces, ¿abrís el 16?
—SĂ­, el 16. ÂżPero quĂ© es lo que quiere?
—Oh, nada, era por saberlo, por si acaso.
El dueño que hace llaves o libera móviles o hace fotocopias se pregunta por qué el tonto no hace la llave ahora o libera el móvil. ¿Por alguna razón estå esperando justo al día 16 para encargar el pequeño trabajito? ¿Acaso es una suerte de parafilia o superstición hacerlo el 16? ¿O una manía no diagnosticada le lleva a preguntar la hora y las fechas de apertura y cierre? Con independencia de la respuesta, el empleado, el cajero o la dueña concluye que quizå ha tenido suerte; que podría haber sido peor, que el tonto podría haber pedido esto o lo otro, y hacerle bajar y subir cajas, desenvolver productos, para recibir un «no, no es nada de esto lo que buscaba».

Los cinco minutos que faltan para el cierre de una tienda o una oficina pueden erosionar el ĂĄnimo del dependiente, el dueño de una pequeña tienda o el oficinista. Quien mira el reloj tiene el corazĂłn encogido temiendo que un tonto asome la cabeza a Ășltima hora…

El tonto de Ășltima hora forma parte de la estupidez creciente, pero merece un capĂ­tulo aparte. Esta criatura bĂ­peda posee la habilidad de hacer pasar la cabeza por entre puertas entornadas y cierres metĂĄlicos a medio bajar, una vez que la hora de atenciĂłn al pĂșblico ha concluido. Esto es posible gracias al cuello extensible que posee esta subespecie de tonto.
—¿EstĂĄis cerrando? —dice el tonto de Ășltima hora con medio cuerpo dentro y medio fuera de un local.
—Sí —dice la dependienta, que barre o hace el recuento de caja.
En vano habla la dependienta. El tonto de Ășltima hora ya se ha situado junto al mostrador, igual que un depredador ocioso contempla la presa que usarĂĄ como juguete mĂĄs que como alimento.
—Es una cosa de nada
 —dice el tonto.
A continuaciĂłn, el tonto cuenta su historia y lo que presuntamente busca. La dependienta experimentada atajarĂĄ pronto la situaciĂłn:
—Uy, ya no me queda.
—¿Y esos
? —el tonto señalando.
—EstĂĄn reservados
 —sin dar opciĂłn, como debe ser para sobrevivir a un encuentro con el tonto de Ășltima hora.
En el mejor de los casos, el tonto se despide. En el peor, la dependienta atenderĂĄ los requerimientos del tonto:
—BĂĄjame eso —el tonto—. No eso
 Esto no es lo que quiero
 Bueno, podrĂ­a ser, pero no
 Ya vendrĂ© con mĂĄs tiempo otro dĂ­a.
«Tus muertos», es el pensamiento natural que pasa por la cabeza de la dependienta, emocionalmente exhausta, que acaba de perder el autobĂșs, que no ha hecho caja, que no tendrĂĄ remuneraciĂłn por horas extras. Sin embargo, ella responde con una sonrisa forzada:
—Cuando quiera, estamos de 9 a 2 y de 5 a 8 —remarcando con la entonación 2 y 8.
En cuanto el tonto vuelve a la calle, reinterpreta que a las 2 puede añadirle media hora, igual que a las 8 otra media. Los redondeos del tonto.
Con esto, el tonto de Ășltima hora muestra una caracterĂ­stica mĂĄs: carece de empatĂ­a. Este tonto es el mĂĄs egoĂ­sta entre los tontos. Mientras que tonto ilustrado reclama el aplauso y puede encontrar en internet un espacio para su esparcimiento, el tonto de Ășltima hora reclama la atenciĂłn aquĂ­ y ahora.
—Vengo a contratar el agua —el tonto de Ășltima hora.
—Verá es un trámite que lleva entre quince y veinte minutos y cerramos en dos minutos.
—Señorita en el cartel pone: Horario de atenciĂłn, de 9 a 3 y de 5 a 7.
—En dos minutos es imposible, comprĂ©ndame.
—¡Estoy dentro del horario! —cuando un tonto coge una linde

—Mire, deje aquĂ­ los papeles y mañana cuando llegue los voy tramitando.
—No tengo papeles.
—Entonces, tendrĂĄ que volver mañana.
—Quiero poner una hoja de reclamaciones.
Por supuesto, el tonto de Ășltima hora escribe su reclamaciĂłn:

«El dĂ­a (…) a las siete menos dos minutos me persono en las oficinas de (…) sita en la calle (…) para contratar el suministro de agua para vivienda de mi propiedad. La funcionaria me dice con tono grosero que no puede hacerme el contrato y vuelva mañana. Le replico que he llegado dentro del horario y que su obligaciĂłn es atenderme como ciudadano que paga sus impuestos…»

A pesar del lenguaje, la caligrafĂ­a varĂ­a entre colegio de primaria y los trazos de un loco, dos de las variantes.
Otra mutaciĂłn del tonto de Ășltima hora le lleva a desdeñar los plazos de presentaciĂłn de papeles o solicitudes. Al tonto poco le importa que los documentos deba presentarlos en el tĂ©rmino de un mes o tres meses, harĂĄ todo lo posible para presentarse a Ășltima hora o incluso acabado el plazo (y a Ășltima hora, como marca su naturaleza).
—¡Es que esto es urgente! —el tonto de Ășltima hora, fuera de plazo
—Señor, falta un minuto para el cierre
 Y estos papeles
 Esto caducĂł hace dos dĂ­as.
—¿Y no puedes hacerme el favor?
—No.
—Total, dos dĂ­as
 Ya sabe cĂłmo son las cosas…
—Ha tenido un mes para regularizar su situación.
—Bueno, iba a venir el jueves, pero era el Corpus…
—Ya.
En estos casos, el tonto de Ășltima hora se retira. En ocasiones, peregrina por las distintas oficinas encargadas de lo que desea, esperando que algĂșn empleado o funcionario atienda su peticiĂłn. Y llegado el caso de rechazo, se queja en estos tĂ©rminos —segĂșn su etnia o procedencia—: todo para los negros, todo para los extranjeros, todo para los gitanos, todo para los de España

Sin embargo, la verdadera fijaciĂłn del tonto de Ășltima hora son las cajeras, los dependientes, los dueños de bares y pequeños comercios
 a quienes consigue sacar de sus casillas.
No es raro encontrar carteles pegados en la fachada o escaparates de los negocios, con tipografía de impresora, incluso carteles de plåstico bañado con una película contra la corrosión y los efectos de la humedad, con cuidadas letras en relieve, y el lema:

CERRADO POR VACACIONES
DEL 1 AL 15 DE JULIO

Abajo, escrito a mano, con letra rĂĄpida, letra de cabreo, en un folio pegado con cinta adhesiva:

AMBOS DÍAS INCLUIDOS.

Carteles que revelan el encuentro entre el dueño o la dueña del negocio y el tonto de Ășltima hora:
—¿El 15 tambiĂ©n? —el tonto.
—SĂ­, el 15 tambiĂ©n.
—Entonces, ¿abrís el 16?
—SĂ­, el 16. ÂżPero quĂ© es lo que quiere?
—Oh, nada, era por saberlo, por si acaso.
El dueño que hace llaves o libera móviles o hace fotocopias se pregunta por qué el tonto no hace la llave ahora o libera el móvil. ¿Por alguna razón estå esperando justo al día 16 para encargar el pequeño trabajito? ¿Acaso es una suerte de parafilia o superstición hacerlo el 16? ¿O una manía no diagnosticada le lleva a preguntar la hora y las fechas de apertura y cierre? Con independencia de la respuesta, el empleado, el cajero o la dueña concluye que quizå ha tenido suerte; que podría haber sido peor, que el tonto podría haber pedido esto o lo otro, y hacerle bajar y subir cajas, desenvolver productos, para recibir un «no, no es nada de esto lo que buscaba».

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Opiniones 2
  • En muchos establecimientos hay carteles con este texto que al veces es bastante efectivo. Solo hay que señalarlo para no entrar en griterĂ­os. Y hay otros trucos, se nos ha ido la lĂ­nea, estamos esperando al informĂĄtico etc. Menos discutir que no lleva a nada bueno… Os paso el texto que alguno ya habrĂ©is visto por ahĂ­.
    “Tengan la bondad de dirigirse a mi con suavidad,sin alzar el tono de voz y sin contrariarme en modo alguno. A las personas de mi edad, los gritos y discusiones les provocan bruscas subidas de tension , hiperĂĄcidez gĂĄstrica,trastornos cardiovasculares…Y entonces,llego a ponerme muy desagradable!! “

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