16 de agosto 2012    /   CINE/TV
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Tres tópicos sobreexplotados de la publicidad

16 de agosto 2012    /   CINE/TV     por          
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Los osos de peluches, los papás torpes y las mamás periodistas son personajes sobreexplotados en los anuncios de televisión actuales.

OSOS DE PELUCHES

¿Imaginas a Don Draper proponiendo a un cliente un oso de peluche para promocionar un producto? ¿Sería una propuesta ingeniosa?

La aparición del oso de peluche en la publicidad viene de antiguo. Sin embargo, su aparición se antoja excesiva en la publicidad actual: hay osos de peluche en anuncios de suavizante para la ropa, de pan de sándwich, de seguros, de canal de televisión de fútbol y de cucurucho helado. Osos grandes y pequeños, blancos y marrones, con ojitos y sonrisas inocentes.

Los publicistas creen que el oso de peluche inspira confianza, que atrapará nuestra atención. Sin embargo, el muñeco está devaluado: es villano irredimible en Toy Story 3, e irreverente y deslenguado en la película TED (de Seth MacFarlane, creador de Padre de familia).

PAPÁS TORPES

Parece que la publicidad sólo quiere a papá durante dos semanas al año: las que anteceden al Día del Padre. Es una publicidad que parece creada por niños trastos que pretenden recuperar la confianza del padre con un PAPÁ, TE QUIERO de lentejas. El resto del año, la publicidad ve a papá torpe, sólo capaz de abrir sobres de sopa y echarlos al agua hirviendo; un fracasado que recoge al pequeño en la escuela, mientras que otro tipo recoge a la maestra; papá es, en fin, ese tipo que nació viejo.

La publicidad protagonizada por papás torpes está en las antípodas de aquella, de otras épocas, en la que el padre era un rey y la madre una chacha complaciente y silenciosa. Aquella publicidad era reflejo de una época que ha quedado muy atrás. Y podríamos pensar que la publicidad refleja los cambios sociales, ¿realmente? Lo cierto es que intenta atraer a un determinado consumidor con un lenguaje de extremos (véase el anuncio que te pide que mandes a tomar por… al vecino que necesita dormir a las tres de la madrugada).

MAMÁS PERIODISTAS

La credibilidad de algunos anuncios protagonizados por mujeres parece reducirse a un pequeño rótulo: madre y periodista, que acompaña a una presentadora de telediario. ‘Madre’ y ‘periodista’, palabras con fuerte carga emocional, que se perciben como manipuladoras e irritantes en el contexto de la publicidad.

Uno de los últimos mamás-periodistas (aunque sin rótulo “madre y periodista”) es un falso noticiario que menciona la eliminación definitiva del olor menstrual mediante una sofisticada técnica. El anuncio tiene como réplica un vídeo cuya autora dedica a los publicistas que, para vender compresas, dicen que las mujeres huelen mal (va por 16.000 visitas).

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Los osos de peluches, los papás torpes y las mamás periodistas son personajes sobreexplotados en los anuncios de televisión actuales.

OSOS DE PELUCHES

¿Imaginas a Don Draper proponiendo a un cliente un oso de peluche para promocionar un producto? ¿Sería una propuesta ingeniosa?

La aparición del oso de peluche en la publicidad viene de antiguo. Sin embargo, su aparición se antoja excesiva en la publicidad actual: hay osos de peluche en anuncios de suavizante para la ropa, de pan de sándwich, de seguros, de canal de televisión de fútbol y de cucurucho helado. Osos grandes y pequeños, blancos y marrones, con ojitos y sonrisas inocentes.

Los publicistas creen que el oso de peluche inspira confianza, que atrapará nuestra atención. Sin embargo, el muñeco está devaluado: es villano irredimible en Toy Story 3, e irreverente y deslenguado en la película TED (de Seth MacFarlane, creador de Padre de familia).

PAPÁS TORPES

Parece que la publicidad sólo quiere a papá durante dos semanas al año: las que anteceden al Día del Padre. Es una publicidad que parece creada por niños trastos que pretenden recuperar la confianza del padre con un PAPÁ, TE QUIERO de lentejas. El resto del año, la publicidad ve a papá torpe, sólo capaz de abrir sobres de sopa y echarlos al agua hirviendo; un fracasado que recoge al pequeño en la escuela, mientras que otro tipo recoge a la maestra; papá es, en fin, ese tipo que nació viejo.

La publicidad protagonizada por papás torpes está en las antípodas de aquella, de otras épocas, en la que el padre era un rey y la madre una chacha complaciente y silenciosa. Aquella publicidad era reflejo de una época que ha quedado muy atrás. Y podríamos pensar que la publicidad refleja los cambios sociales, ¿realmente? Lo cierto es que intenta atraer a un determinado consumidor con un lenguaje de extremos (véase el anuncio que te pide que mandes a tomar por… al vecino que necesita dormir a las tres de la madrugada).

MAMÁS PERIODISTAS

La credibilidad de algunos anuncios protagonizados por mujeres parece reducirse a un pequeño rótulo: madre y periodista, que acompaña a una presentadora de telediario. ‘Madre’ y ‘periodista’, palabras con fuerte carga emocional, que se perciben como manipuladoras e irritantes en el contexto de la publicidad.

Uno de los últimos mamás-periodistas (aunque sin rótulo “madre y periodista”) es un falso noticiario que menciona la eliminación definitiva del olor menstrual mediante una sofisticada técnica. El anuncio tiene como réplica un vídeo cuya autora dedica a los publicistas que, para vender compresas, dicen que las mujeres huelen mal (va por 16.000 visitas).

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