En 2007, la joven india Aditi Sharma fue condenada por el asesinato de su pareja. El principal testigo de aquel crimen habĂa sido el propio cerebro de Aditi, que fue sometida a lo que se conoce como Firma de las Oscilaciones ElĂ©ctricas del Cerebro o BEOS. Por haber envenenado su expareja con arsĂ©nico en un MacDonald’s, fue la primera condenada (a cadena perpetua) por la BEOS. Aditi debĂa escuchar pasivamente afirmaciones en primera persona del tipo «OfrecĂ a Udit golosinas con arsĂ©nico» o «ComprĂ© arsĂ©nico para ponĂ©rselo a las golosinas».
La BEOS es un anålisis que consiste en situar decenas de electrodos en la cabeza de una persona y observar qué ondas cerebrales se activan, dónde y cuåndo. De esta manera, relatando el crimen cometido o realizando preguntas capciosas al sospechoso, se puede tratar de averiguar si él fue el responsable de tales actos.
Diseñado por Champadi Raman Mukundan, un neurocientĂfico del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias de Bangalore, la BEOS ya se ha usado en decenas de juicios en la India desde 2006.
Sus resultados distan de ser concluyentes, porque aĂșn se desconoce mucho acerca del funcionamiento del cerebro, y la tecnologĂa en la que se basa BEOS no ha sido objeto de estudio en revistas especializadas sometidas a revisiĂłn por pares. De este modo, la BEOS solo se usa para corroborar evidencias, nunca como un testimonio en sĂ mismo. Al fin y al cabo, estamos hablando Ășnicamente un electroencefalograma (EEG) en el que se adhieren detectores al sospechoso para luego relatarle la historia del crimen y ciertos hechos con los que el culpable se identificarĂa. Algo asĂ como una evoluciĂłn de la MĂĄquina de la Verdad.
Hay otras tecnologĂas anĂĄlogas que se han usado en tribunales estadounidenses, como la imagen por resonancia magnĂ©tica funcional (fMRI) en el caso Brian Dugan de 2009, un asesino en serie que actuĂł en la dĂ©cada de 1980. Finalmente, Dugan no fue condenado a pena de muerte, pero sĂ a cadena perpetua: las imĂĄgenes revelaron que Dugan sufrĂa un posible trastorno mental habida cuenta de los daños en ciertas regiones del cerebro.
En Estados Unidos ya hay compañĂas, como No Lie MRI y Cephos, que ofrecen sus servicios a representantes legales. Estos dispositivos incluso podrĂan usarse para detectar a sospechosos de terrorismo en puntos de control como las aduanas.
Sin embargo, los anĂĄlisis todavĂa parecen un tanto rudimentarios y serĂa necesario crear bibliotecas de cerebros a fin de poder comparar el cerebro del presunto criminal con el cerebro de una persona normal (y por tanto no impelida por su cerebro a cometer el crimen). Tal y como explica Juan Scaliter en su libro Exploradores del futuro al referirse a una futura biblioteca de cerebros para comprar cada caso:
Y estos otros no solo deben ser similares en sexo, edad, cultura y saludo, sino que tambiĂ©n deben ser numerosos (mil serĂa lo mĂnimo recomendado) para constituir un universo comparativo real.

Otros usos menos controvertidos
El uso de la neuroimagen puede ser empleado para fines mucho menos peliagudos en el ĂĄmbito de las leyes. Por ejemplo, para conocer el grado de voliciĂłn o responsabilidad de un acto delictivo. Al igual que el cĂłdigo penal no se usa de la misma manera en un menor de dieciocho años por entenderse que su cerebro no ha madurado lo suficiente, una neuroimagen nos podrĂa confirmar esa inmadurez en una persona aunque su DNI no lo consigne, tal y como explicamos en ÂżQuiĂ©n es el verdadero culpable en un asesinato?.
Como explica Francisco Mora en su libro El cientĂfico curioso:
Hay un ĂĄrea del cerebro que llamamos corteza prefrontal que sufre un retraso de maduraciĂłn considerable con respecto al cerebro adulto. Y es un ĂĄrea implicada nada menos en todo aquello que conocemos como âmĂĄs humanoâ, desde la Ă©tica, la moral y el razonamiento o la propia responsabilidad social, el control de las emociones y la impulsividad irracional hasta la planificaciĂłn responsable del futuro de la propia vida del individuo. Esta parte del cerebro de la que hablamos, la corteza prefrontal, de hecho no termina de madurar hasta bien alcanzados los veinticinco o veintisiete años, que es cuando ya han aparecido ciertos neurotransmisores y se han terminado de aislar con mielina los axones, esos cables de conexiĂłn entre las neuronas que conforman los circuitos que codifican para las funciones que acabamos de mencionar.
TodavĂa es prematuro aceptar o desestimar de plano estas nuevas tecnologĂas para determinar el grado de culpabilidad o inocencia de una persona, pero posiblemente en pocos años deberemos enfrentarnos a abstrusos dilemas morales cuando su diagnĂłstico sea fiable y veraz. ÂżQuĂ© significa ser culpable? ÂżExiste la culpabilidad cuando los actos pueden explicarse a travĂ©s de una serie infinita de causas y efectos? ÂżAcaso hay diferencia entre el Mal y el Bien cuando los actores que encarnan estas ideas platĂłnicas son hijos de las circunstancias?
Son cuestiones tan profundas que producen vĂ©rtigo. Afortunadamente, aĂșn quedan unos años para confrontarlas, pues por el momento el fMRI solo es una ayuda, por su imprecisiĂłn, y no una determinaciĂłn, tal y como recuerda Scaliter al referir el experimento del neurocientĂfico Craig Bennett en 2006, por aquel entonces en la Universidad de Darmouth. Tras introducir en el escĂĄner una calabaza, un pollo y un salmĂłn (todos muertos):
fue el pez quien dio la nota mostrando lo que parecĂa imposible: actividad en zonas muy precisas del cerebro cuando se le mostraban fotografĂas de personas y se le pedĂa (ÂĄal salmĂłn muerto!) que relacionara el rostro con alguna emociĂłn humana. De acuerdo con Bennett es inevitable que de los 130.000 âpuntosâ que registra un fMRI, alguno sea un falso positivo debido al propio ruido dentro del escĂĄner.
ImĂĄgenes | Pixabay
eso son pamplinas y ganas de ganeta…, la mĂĄquina de la verdad: y la verdad de la mĂĄquina quĂ©…, ondas cerebrales, sĂ, vale, y cuales son los parĂĄmetros (hilos) que tejen el manto que ondea al viento de…, de…, de quĂ© ¿¥excitaciĂłn!? ¿¥manipulaciĂłn!? Âżespoleo! Âżexpolio?… y lo de los electrodos es para soldar un zurce en tal manto rezumado por algo tuyo (tu cerebro)…, lo mismo con un desarrollo de la espectrocopia llegamos de una a la determinaciĂłn del sĂ mismo a travĂ©s de la verdad de la mĂĄquina de la verdĂĄ…., pufff:: mira, mira, desde el descaro escondĂo: quĂ© no estamos pĂĄ triquiñuelas, cĂłmo para ser-con triquiñuelĂsmicos buñuelos de viento que…, causas, efectos, intenciones, apropiaciĂłn de identidad, alienamiento, uyuyuyuyuy…, un lĂo…, en fin…, yo soy mĂĄs de darle un carĂĄcter neuronal al cuerpo entero. O pmneumonal (como esas esculturas de Jansen) Saludos.
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