19 de noviembre 2014    /   IDEAS
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Tu patrĂ³n es un algoritmo

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Conduces tu coche y transportas a otros, haces recados a tus vecinos, organizas cenas en tu casa cuando puedes, alquilas una habitaciĂ³n por dĂ­as. No llevas uniforme ni te han formado en nada, no tienes horarios ni jefes. No dependes de nadie, eres un agente libre.
Primera hora de la mañana: te recomienda que te muestres disponible, hay mucha demanda. Un poco mĂ¡s tarde te ofrece un incentivo econĂ³mico por atraer a nuevos colaboradores a la plataforma: falta personal. A media mañana, el incentivo ya no vale, ya tenemos suficientes, gracias. DespuĂ©s de comer no pasa nada, bajan las tarifas. Sabes que, si no aceptas el encargo, ahora tomarĂ¡ nota. Si persistes, te desconectarĂ¡ durante unas horas: lo peor.
Tu patrĂ³n ya no lleva ni sombrero ni mostacho, ni siquiera fuma puros. Tu patrĂ³n es la aplicaciĂ³n mĂ³vil que rige tu destinos, condiciona tu vida, determina tus tarifas e incentivos. Tu patrĂ³n es un algoritmo.
En el otro extremo, la organizaciĂ³n maternal y nutritiva que te protege y cuida de ti en todas las situaciones de tu vida para que su desempeño no se resienta. Algunas de las empresas en las que los jĂ³venes quisieran trabajar ofrecen a sus empleadas congelar sus Ă³vulos y asĂ­ posponer la maternidad y poder entregarse plenamente a sus carreras profesionales.
El tiempo sincopado del agente libre, el tiempo continuo de la mujer que congela su maternidad, el tiempo vacĂ­o del que no encuentra empleo… se imponen al tiempo cĂ­clico de la naturaleza y la sociedad. El dĂ­a y la noche, el descanso semanal, los ritos estacionales, la celebraciĂ³n de la cosecha anual.
El tiempo de cada uno se escinde y libera del tiempo comĂºn. En esta ciudad distĂ³pica las luces siempre estĂ¡n encendidas, todo y todos estĂ¡n disponibles a cualquier hora y, si el incentivo es suficiente, entonces el proyecto vital se pospone. En la sociedad del cansancio, cada uno vive positivamente para ser la mejor versiĂ³n de sĂ­ mismo en una lucha imposible e inĂºtil que aboca en la angustia o la depresiĂ³n.
Frente a esta, el relato de una economĂ­a, como si las personas importasen, basada en los recursos compartidos, los vĂ­nculos personales y la confianza comunal. La sociedad colaborativa en la que Albert Cañigueral nos adentra en Vivir mejor con menos nos muestra decenas de oportunidades para mejorar nuestra vida y a la vez mejorar las de los demĂ¡s: ir en un coche particular, dejar que el vecino te ayude, cenar o dormir en casa de locales cuando viajas. Tu patrĂ³n eres tĂº mismo.

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Primera hora de la mañana: te recomienda que te muestres disponible, hay mucha demanda. Un poco mĂ¡s tarde te ofrece un incentivo econĂ³mico por atraer a nuevos colaboradores a la plataforma: falta personal. A media mañana, el incentivo ya no vale, ya tenemos suficientes, gracias. DespuĂ©s de comer no pasa nada, bajan las tarifas. Sabes que, si no aceptas el encargo, ahora tomarĂ¡ nota. Si persistes, te desconectarĂ¡ durante unas horas: lo peor.
Tu patrĂ³n ya no lleva ni sombrero ni mostacho, ni siquiera fuma puros. Tu patrĂ³n es la aplicaciĂ³n mĂ³vil que rige tu destinos, condiciona tu vida, determina tus tarifas e incentivos. Tu patrĂ³n es un algoritmo.
En el otro extremo, la organizaciĂ³n maternal y nutritiva que te protege y cuida de ti en todas las situaciones de tu vida para que su desempeño no se resienta. Algunas de las empresas en las que los jĂ³venes quisieran trabajar ofrecen a sus empleadas congelar sus Ă³vulos y asĂ­ posponer la maternidad y poder entregarse plenamente a sus carreras profesionales.
El tiempo sincopado del agente libre, el tiempo continuo de la mujer que congela su maternidad, el tiempo vacĂ­o del que no encuentra empleo… se imponen al tiempo cĂ­clico de la naturaleza y la sociedad. El dĂ­a y la noche, el descanso semanal, los ritos estacionales, la celebraciĂ³n de la cosecha anual.
El tiempo de cada uno se escinde y libera del tiempo comĂºn. En esta ciudad distĂ³pica las luces siempre estĂ¡n encendidas, todo y todos estĂ¡n disponibles a cualquier hora y, si el incentivo es suficiente, entonces el proyecto vital se pospone. En la sociedad del cansancio, cada uno vive positivamente para ser la mejor versiĂ³n de sĂ­ mismo en una lucha imposible e inĂºtil que aboca en la angustia o la depresiĂ³n.
Frente a esta, el relato de una economĂ­a, como si las personas importasen, basada en los recursos compartidos, los vĂ­nculos personales y la confianza comunal. La sociedad colaborativa en la que Albert Cañigueral nos adentra en Vivir mejor con menos nos muestra decenas de oportunidades para mejorar nuestra vida y a la vez mejorar las de los demĂ¡s: ir en un coche particular, dejar que el vecino te ayude, cenar o dormir en casa de locales cuando viajas. Tu patrĂ³n eres tĂº mismo.

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