13 de septiembre 2011    /   CIENCIA
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El experimento solar de Aidan Dwyer

13 de septiembre 2011    /   CIENCIA     por          
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Al chaval le podía haber dado por ganar el concurso de poesía de su colegio, o por terminar de ordenar los colores del cubo de rubik, o incluso por ser el pichichi de los partidos del patio. Pero no. Él tenía que revolucionar la tecnología solar. La ciencia se quita el sombrero ante Aidan Dwyer, un prodigio de tan solo 13 años de edad que ha sido capaz de avanzar un paso de gigante en el aprovechamiento de las energías renovables.
Actualización: El experimento resultó ser menos ‘revolucionario’ de lo pensado. Amazings dedica un artículo en profundidad al caso.
El crío, natural de Nueva York, ha diseñado un nuevo prototipo de paneles solares que obtienen un rendimiento entre un 20 y un 50% superior al de los paneles que utilizamos actualmente. Para lograrlo, éste estudiante de séptimo curso observó y se inspiró en el crecimiento de las ramas de los árboles, de las cuáles descubrió que no crecían en direcciones aleatorias: “Estaba en las montañas de Catskill (Nueva York) cuando tuve un flash. De pronto me di cuenta de que la colocación de esas ramas respondía a un patrón seguido por el diseño de la naturaleza. No era una distribución casual”, relata Dwyer.
Al pequeño genio, en vez de darle por trepar, le picó la curiosidad de saber porqué esa colocación se repetía en cada árbol. Por qué la amplitud de los ángulos formados por las ramas siempre era la misma.
Así que tras echar unos cálculos, llegó a la conclusión de que la secuencia que tenían esas medidas se ajustaban a la teoría de la sucesión de Fibonacci, una serie de números descrita por el matemático italiano Leonardo de Pisa en el siglo XIII que explica multitud de distribuciones en elementos de la naturaleza. Aquel repetitivo hecho hizo intuir al infante cerebrito que el motivo que tenían aquellos vegetales para hacer eso no era otro que el mejor aprovechamiento de la luz.

El siguiente paso era probar su teoría. Dwyer construyó un pequeño árbol de PVC siguiendo el patrón de un roble con pequeños paneles solares en lugar de hojas. Junto a él colocó una célula solar convencional. Dejó ambos a la solana y… ¡Eureka!, su invento lograba un rendimiento un 50% superior al del panel plano. “La distribución de las ramas minimiza el tiempo de sombra al que se exponen las hojas y son capaces de captar luz incluso cuando el sol está a punto de ocultarse”, explica el inventor.
Su revolucionaria idea le compensó con el primer premio en el concurso de jóvenes talentos del Museo Americano de Historia Natural y una patente a la que probablemente le pueda dar una suculenta explotación.

Hasta ahora su diseño se ha convertido en el más efectivo en este campo, a excepción de los paneles solares planos dispuestos de un motor que los hace rotar al ritmo del movimiento del sol. Aunque estos últimos necesitan consumir parte de la energía que producen para hacer girar sus mecanismo, mientras que en el artefacto de Dwyer no existe ningún consumo.
El chaval, que considera que “la polución y la destrucción de recursos son los problemas más graves a  los que nos enfrentamos los humanos hoy en día”, no da la cima por alcanzada. Asegura que quiere avanzar en su investigación y ya está manos a la obra en el estudio de más especies de árboles y en la construcción de nuevos diseños de producción de energía renovable basándose en los patrones naturales.
“Existen muchos misterios que aún no conocemos ahí fuera. Hemos de saber cuáles son nuestros errores, los motivos por los que destruimos los recursos naturales, y solucionarlos usando la ciencia”, opina el treceañero.
La pregunta es: ¿En qué estaban pensando los científicos que usan ingentes cantidades de dinero para mejorar la efectividad de las energías renovables? En fin, cosas de niños.


Al chaval le podía haber dado por ganar el concurso de poesía de su colegio, o por terminar de ordenar los colores del cubo de rubik, o incluso por ser el pichichi de los partidos del patio. Pero no. Él tenía que revolucionar la tecnología solar. La ciencia se quita el sombrero ante Aidan Dwyer, un prodigio de tan solo 13 años de edad que ha sido capaz de avanzar un paso de gigante en el aprovechamiento de las energías renovables.
Actualización: El experimento resultó ser menos ‘revolucionario’ de lo pensado. Amazings dedica un artículo en profundidad al caso.
El crío, natural de Nueva York, ha diseñado un nuevo prototipo de paneles solares que obtienen un rendimiento entre un 20 y un 50% superior al de los paneles que utilizamos actualmente. Para lograrlo, éste estudiante de séptimo curso observó y se inspiró en el crecimiento de las ramas de los árboles, de las cuáles descubrió que no crecían en direcciones aleatorias: “Estaba en las montañas de Catskill (Nueva York) cuando tuve un flash. De pronto me di cuenta de que la colocación de esas ramas respondía a un patrón seguido por el diseño de la naturaleza. No era una distribución casual”, relata Dwyer.
Al pequeño genio, en vez de darle por trepar, le picó la curiosidad de saber porqué esa colocación se repetía en cada árbol. Por qué la amplitud de los ángulos formados por las ramas siempre era la misma.
Así que tras echar unos cálculos, llegó a la conclusión de que la secuencia que tenían esas medidas se ajustaban a la teoría de la sucesión de Fibonacci, una serie de números descrita por el matemático italiano Leonardo de Pisa en el siglo XIII que explica multitud de distribuciones en elementos de la naturaleza. Aquel repetitivo hecho hizo intuir al infante cerebrito que el motivo que tenían aquellos vegetales para hacer eso no era otro que el mejor aprovechamiento de la luz.

El siguiente paso era probar su teoría. Dwyer construyó un pequeño árbol de PVC siguiendo el patrón de un roble con pequeños paneles solares en lugar de hojas. Junto a él colocó una célula solar convencional. Dejó ambos a la solana y… ¡Eureka!, su invento lograba un rendimiento un 50% superior al del panel plano. “La distribución de las ramas minimiza el tiempo de sombra al que se exponen las hojas y son capaces de captar luz incluso cuando el sol está a punto de ocultarse”, explica el inventor.
Su revolucionaria idea le compensó con el primer premio en el concurso de jóvenes talentos del Museo Americano de Historia Natural y una patente a la que probablemente le pueda dar una suculenta explotación.

Hasta ahora su diseño se ha convertido en el más efectivo en este campo, a excepción de los paneles solares planos dispuestos de un motor que los hace rotar al ritmo del movimiento del sol. Aunque estos últimos necesitan consumir parte de la energía que producen para hacer girar sus mecanismo, mientras que en el artefacto de Dwyer no existe ningún consumo.
El chaval, que considera que “la polución y la destrucción de recursos son los problemas más graves a  los que nos enfrentamos los humanos hoy en día”, no da la cima por alcanzada. Asegura que quiere avanzar en su investigación y ya está manos a la obra en el estudio de más especies de árboles y en la construcción de nuevos diseños de producción de energía renovable basándose en los patrones naturales.
“Existen muchos misterios que aún no conocemos ahí fuera. Hemos de saber cuáles son nuestros errores, los motivos por los que destruimos los recursos naturales, y solucionarlos usando la ciencia”, opina el treceañero.
La pregunta es: ¿En qué estaban pensando los científicos que usan ingentes cantidades de dinero para mejorar la efectividad de las energías renovables? En fin, cosas de niños.

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Opiniones 12
  • Tiene delito que siendo una noticia tan vieja, no hayais visto que el niño ni revolucionó la energía solar ni nada. Para empezar no, no es más eficiente esa disposición de las hojas. Es de sentido común que si un porcentaje de las hojas apuntan más hacia el suelo o hasta hacia una pared no generarán más que un diseño standard que mira al sur, especialmente porque los paneles solares con que le sllegue la luz vale, no necesitan tenerla directa. Y además es que ni siquiera estaba midiendo cuánta energía se generaba: está midiendo voltios, cuando debería medir vatios. Siento no tener el link del análisis a mano.
    Por cierto, lo de que las hojitas salen según fibonacci se sabe desde tiempos inmemoriales. Cualquier libro de curiosidades matemáticas, o una búsqueda rápida de “fibonacci” o “phi” en youtube te lo muestra.

  • Este chico no descubrió, ni revolucionó nada, lamentablemente.
    Todo lo que expuso se debe al tipo de fotocélula que utilizó que no necesita la energia solar de frente, ya que poseen una lente que difracciona los rayos solares.
    Si este niño se asesora bien se dará cuenta que sólo obtiene energía potencial y muy poca corriente electrica.
    Me parece que la periodista le hizo una publicidad a un falso descubrimiento. Ojo siempre vale incentivar a los niños en el campo de la ciencia, porque Todos sabemos que falta mucho por descubrir.
    Con respecto a la secuencia de fibonacci, hace muchos años que eso está super-estudiado.
    Tal vez en un futuro este chico logre hacer algo efectivaente que revolucione la ciencia….por ahora sólo está en la base de toda la experimentación. “el juego”

  • no se molesten por lo que mensione, ademas decen cuenta que el hombre en temprana edad jugando, fue descubriendo el mundo poco a poco, a si que un niño que esta comenzando no debemos destrozar sus orgullo de que esta haciendo algo que sierva hoy en dia, ya que solo lo que creamos es para destruirnos cada dia, deveriamos jastar mas en ciencias que ayuden a cuidar nuestra naturaleza y no andar creando armas para la guerra.
    SE BIEN QUE NO DESCUBRIO AMERICA PERO POR ALGO SE COMIENZA LOS MINIMOS DETALLES QUE HACES DEL MUNDO MAS SEGURO Y DISFRUTABLE NUESTRA NATURALEZA.

  • ADEMAS Ksi, menciona tiene delito, NO SE A QUE SE REFIERE YA QUE, SI HACER UN COMENTARIO ES DELITO.
    HAY TANTAS COSAS QUE SON DELITOS Y SE PREOCUPAN POR UN COMENTARIO QUE LO UNICO QUE ES DESMOSTRARLES QUE LOS NIÑOS QUIEREN DESMOSTRANOS QUE DEBEMOS PREOCUPARNOS POR LA NATURALEZA. si son tan sabio no preciso esplicarles mas, con la palabra naturaleza esta todo dicho,

  • Comentarios cerrados.